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ENTREVISTA
Manuel Guisande / Escritor y periodista, autor de ‘Relatos de verano para reír todo el año’

“El inventor del Scalextric sí hizo feliz a mucha gente”

“Con humor resulta más sencillo afrontar los problemas, se ven de otra manera y se relativizan ”

El escritor y periodista compostelano Manuel Guisande acaba de publicar su decimocuarto libro, ‘Relatos de verano para reír todo el año’ (Amazon); un conjunto de setenta relatos que, en tono irónico y desenfadado, analiza situaciones y personajes clásicos de la época estival. Un libro con el que, como dice, “pretendo que la gente sonría, nada más; bueno, si lo compra, también”.

Lleva usted una trayectoria de publicaciones..., casi a una por año.

Es la ventaja de no depender de nadie; tienes una idea, le das vueltas y te pones al teclado; eres tú mismo y tú mecanismo, y escribes en cualquier sitio. Con tal de que no me hablen puedo escribir al lado de la lavadora, del friegaplatos, de la olla exprés..., donde sea.

Pero hay lugares más inspiradores, como el campo.

Yo es que en el campo veo mucho verde, y cerca del mar mucho azul; pero donde haya un lavavajillas con platos de colores..., una preciosidad.

¿Cómo es el horario, si es que lo hay, de un escritor?

Aún no he dormido con ninguno; pero en mi caso me levanto a las diez y media, me miro al espejo para saber si soy yo y, una vez que lo he comprobado, porque a veces dudo, escribo hasta las dos y media. Después, como, una cabezadita y de cinco a diez u once de la noche. En este horario incluyo correos a editoriales, a contactos, maquetar el libro, buscar fotos para la portada y otros aspectos técnicos, no solo escribir. Si no tengo una idea para un libro, no hago nada. No hacer nada es apasionante, pero la gente tiene una manía con estar siempre haciendo algo..., no lo entiendo.

¿Y en qué se inspira?

Yo no pienso, me vienen así como flashes y me digo: “Mira, esto vale para un libro”. Después esa idea la voy desarrollando mentalmente durante dos meses, un día me pongo ante el ordenador y dale que te dale a la tecla como si fuera una palilleira de Camariñas.

Es usted muy humilde.

No, soy pobre.

Usted siempre con humor.

El humor es esencial para vivir porque, aunque todos tenemos problemas, con humor se ven de otra manera y es más sencillo afrontarlos, se relativizan. ¿Usted conoce a alguien que se halla muerto por olvidarse de renovar el DNI? Yo no, es más, lo tengo caducado; pues hay personas que se agobian, se estresan y tienen una cara de UCI preinfarto, que es mucho.

¿Hay que estar un poco loco para ser escritor, por el índice de lectura?

A mí es que me viene de niño. Mi abuelo, Luciano Sánchez Guisande, era analista, y el laboratorio que tenía aquí en Santiago olía a una mezcla de ácidos que no se lo puede imaginar. Yo me pasaba el día al lado de él jugando en el suelo con unos tacos de madera sobre unas pipetas y le decía que era un barco que navegaba; comprenderá que tantas horas en el laboratorio y con esos efluvios de ácidos y a tan corta edad..., me afectaron. Mientras mis amiguitos respiraban aire puro en el parque, yo..., pues qué le voy a contar.

¿Qué se puede encontrar en ‘Relatos de verano para reír todo el año’?

En él trato de abarcar todo lo que concierne al verano, y situaciones curiosas, como el que no te invita a su chalé todo el año, pero de repente llega el verano y se empeña en que tienes que bañarte en su piscina; de tanto darte la brasa vas y, al final, obviamente, le das las gracias por haber comprado la piscina para ti. También está el chaval que te da un pelotazo, que sin pelotazo no hay verano; el plasta del cocinillas que se le ha ocurrido hacer una tortilla, que tarda una hora mientras tú ya te estás comiendo el césped de su finca, porque otra opción es encerrarlo en la cocina y abrir la espita del gas, pero como eres buena persona...

¿Alguno más?

Hay muchos, como el matrimonio que va de gris o caqui, que nunca pisa la playa, pero monumentos..., todos; suelen tener cara pálida de no darles el sol, hablan poco, van con su cámara de fotos..., y esas sandalias, no me hable de las sandalias.

¿Es más fácil hacer reír o llorar?

Hacer llorar, con cada bruto que hay por ahí..., bastante complicado; y hacer reír..., Yo no sé hacer reír, yo escribo, me río, y si alguien quiere reírse conmigo, pues genial, pero no sé cómo se escribe para hacer reír.

Le comentaba antes que el índice de lectura no es muy elevado.

Prefiero que me pregunte por el índice de masa corporal, pero le diré que la gente lee muy poco, y como he comprobado que todo es tocar con los dedos..., tableta, móvil, me estoy planteando escribir en braille.

¿Le gusta escribir en gallego?

Los cuentos, además de en castellano y portugués, los escribí en gallego, se utilizan pocas palabras y sencillas, pero una novela ya es otra cosa, se necesita dominar bastante el idioma y yo, de gallego, lo justo.

Si no fuera escritor, ¿qué sería?

—El que inventó el Scalextric, ese sí que hizo feliz a mucha gente.

¿El próximo libro?

Estoy terminando Tánger, un plan secreto, trata de una estafa, y quienes han leído el borrador dicen que es tan bueno el argumento que, en vez de escribir, lo mejor es que haga la estafa, lo pensaré.

12 jul 2022 / 00:00
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