El Museo Bea Rey, en Sobrado dos Monxes
En el año 2019 se creaba el Museo Bea Rey, en Sobrado dos Monxes (A Coruña), después de un tiempo de preparación y dedicado enteramente a fijar en la memoria a la pintora, nacida en A Coruña, en 1939, y con ella, su obra.
Alrededor de doscientas piezas componen los fondos de esta institución privada, todo un conjunto reservado a lo largo del tiempo y que representa las diferentes etapas creativas; partiendo de esa ordenación, la exhibición permanente de una selección de pinturas y dibujos, situados en la planta baja del edificio de nueva creación, cuyas fachadas de color, remiten a la gama de tonos habituales de la pintura de la autora; la ubicación se encuentra a escasa distancia del Monasterio de Santa María de Sobrado, en el denominado “Lugar Lago, un escenario que la pintora veía propicio para llevar una existencia tranquila y para proseguir con mayor calma una larga carrera de mas de cinco décadas de vida.
Mientras planeaba su retiro campestre, su nueva casa y estudio, en 2009 y diez años antes de la apertura de su museo, Bea Rey quiso dar a conocer en Santiago de Compostela, en el Espacio de Arte de EL CORREO GALLEGO, una pequeña muestra de pinturas que denominó Geometrías del paisaje, con la intención de desvelar al público una temática poco frecuente en su obra, y que remitía al universo de sus recuerdos, reforzada en la técnica por el collage; en aquellos “paisajes geométricos”, permanecían las geografías de su infancia, de Muxía, de donde era su madre, también de las playas del Orzán, en A Coruña, entretejidas las añoranzas en líneas y franjas de color. No eran frecuentes sus apariciones públicas y fue aquella una ocasión excepcional.
Lejos quedaban los comienzos de una fuerte vocación que nace en la niñez; de los años de descubrimientos, de indagaciones en los fundamentos de las vanguardias de entreguerras, en la obra de Picasso; de los tiempos de cercanía con Luis Seoane, Arturo, Souto, Eduardo Blanco Amor y Rafael Dieste, todos ellos amigos de su padre José Rey.
De los estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, de los meses dedicados a la enseñanza y las aventuras expositivas con el Grupo Estampa Popular Gallega, por diferentes ciudades españolas y de América del Sur.
Y más tarde, bien entrada la década de los setenta, la pintora se iría posicionando como una de las artistas de mayor peso y proyección en el arte español, sin duda, una mujer adelantada, e independiente que daba prioridad a su vida profesional y mantenía su independencia; informada en cuanto a materias artísticas e interesada en profundizar en lenguajes de su preferencia, en el pop, en el expresionismo, que llevará a su terreno, interpretados a su modo y manera, en donde la abstracción geométrica es el verdadero campo de referencia.
Su pintura, en diferentes momentos, incluirá torsos y figuras, acompañados de zonas de color, delimitadas y modulares; áreas fragmentadas, cuerpos esbozados, silueteados, en movimiento, en ocasiones sobre la base de colores planos y luminosos; en adelante, incorpora en sus lienzos la presencia dual “hombre-mujer” , aunque poco a poco, esas figuras se irán desvaneciendo hasta llegar a la inexistencia, sobreponiéndose , definitivamente, las formas geométricas.
De personalidad inquieta y espíritu solidario, Bea Rey, entendió y dio ejemplo con su actitud, de la función social del arte; simultaneó su tiempo y residencia entre Galicia y Madrid sin descuidar su presencia en actividades destinadas a la propagación de todos aquellos valores relacionados con la profesión artística y su difusión mas allá de los cauces tradicionales y en esa intención formó parte del Grupo Sisga (A Coruña).
El Museo Bea Rey, cerrado temporalmente-es deseable que pronto vuelva a la actividad- necesario para el conocimiento de la pintora, se suma a otros museos que tienen, en menor medida, obra suya; recordemos los de Villafamés (Castellón), de Arte Contemporáneo de Granada, de Belas Artes de A Coruña, Municipal de Cuenca y Provincial de Lugo.