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El origen de algunas prendas icónicas

Hemos visto a famosos y famosas vestirlas. Hemos comprobado como iconos del estilo volvían a ponerlas de moda o como nunca dejaron de estarlo y también hemos contemplado una y otra vez como Humphrey Bogart decía aquel “siempre tendremos París”, en el inmortal final de Casablanc”, abrigado con una gabardina. Sabemos que algunas de estas prendas icónicas son imprescindibles, pero ¿sabemos cuáles son sus orígenes?

la gabardina. La gabardina, también conocida como ‘trench coat en inglés, dos palabras que por separado significan trinchera y abrigo, hunde sus raíces en la historia militar. Esta prenda nació en el siglo XIX, pero tomó especial relevancia cuando la usaron los oficiales del ejército británico durante la Primera Guerra Mundial. El modelo se adaptó para que pudiese ser usado en las trincheras, lo que le dio el nombre. Han pasado más de 100 años desde aquello y la gabardina aún resiste los designios cambiantes de la industria de la moda.

Sobre quién fue la cabeza pensante detrás de esta prenda, hay varias teorías. Según la edición británica de Vogue, detrás de la tela impermeable está el químico e inventor Charles Macintosh quien, junto al también inventor Thomas Hancock, crearon el material impermeable alrededor de 1820.

Unos cuantos años después, John Emary y Thomas Burberry trabajaron la base del material y lo usaron en sus respectivas confecciones. Ambos se consideran a sí mismos los creadores de esta prenda popular y tan socorrida que además de Bogart, tan popular hizo a Peter Falk, el actor estadounidense que daba vida a un perspicaz inspector de policía en la serie Columbo de los años setenta.

las botas dr. martens. Hay unas botas que marcaron la década de los años setenta y ochenta del pasado siglo con su influencia en movimientos grunge y musicales: con caña corta o media caña, de cordones y una suela de goma cosida a la piel con un hilo grueso amarillo. Las Dr. Martens son un complemento que parece no caducar, pero el diseño original no salió de la cabeza de un diseñador de moda, sino de la necesidad de un soldado alemán. En 1945, el Dr. Klaus Maertens, de 25 años, se había roto un pie e ideó una suela amortiguada que le ayudase a recuperarse.

Hizo un prototipo y se lo enseñó a un amigo ingeniero mecánico. Comenzaron a producirlos formalmente en 1947 y, a finales de los cincuenta, ya llegaban a otras partes del mundo. En 1960, el fabricante británico de calzado Griggs compró la patente y creó el icónico modelo que sigue vigente en la actualidad.

los zapatos de tacón. Hoy en día los zapatos de tacón son vistos como un símbolo de elegancia. También como un instrumento de tortura para quien ha de calzarlos durante horas. Si bien están asociados a la feminidad, fueron creados para los hombres.

El origen se remonta hasta el siglo XV en Persia y su función era la de facilitar el encaje entre el zapato y el estribo de la montura del caballo.

Desde allí llegaron a Europa, donde los hombres de los estratos más acomodados de la sociedad los lucían para parecer más altos. Ya en el Viejo Mundo su usó se extendió a las mujeres.

En ese momento, los zapatos, aparte de llevar tacones, eran montados sobre pedestales, parecidos a las plataformas modernas, y la altura podía pasar de los 30 centímetros. A finales del siglo XVII, el monarca francés Luis XIV popularizó los tacones y las suelas rojas entre sus amigos en la corte francesa. Una idea que se extendió entre otras monarquías europeas.

la corbata. Si hay una prenda elegante que puede marcar el fondo de armario masculino y en los últimos tiempos también del femenino, esa es la corbata. La historia de esta prenda se remonta al siglo XVII, cuando un grupo del ejército de Croacia visitó París. Estos soldados llevaban, como parte del uniforme, una especie de tira larga al cuello anudada a la altura del pecho.

En aquella época aún estaba en el trono Luis XIII, padre de Luis XIV, que popularizó el uso de este complemento durante su reinado.

el bikini. Cuando Europa comenzaba a recuperar la alegría tras la Segunda Guerra Mundial, en el verano de 1946, y empujado por una ola de libertad e irreverencia, el exingeniero francés de automóviles y diseñador, Louis Réard, presentó un conjunto de dos piezas que marcó la moda de verano femenina desde entonces: el bikini.

Hasta ese momento, reinaba el traje de baño entero, como lucían las ‘pin-up’ y muchas de las estrellas de Hollywood. No enseñar más de la cuenta era un requisito que toda mujer ‘decente’ debía cumplir. En 1907, Annette Kellerman, una de las nadadoras más transgresoras de su época, fue arrestada por exhibicionismo en Boston debido a su bañador, más ajustado, como el de un hombre. Kellerman crearía una prenda parecida a un mono para nadar, de una sola pieza.

También existía el traje de baño de dos piezas, pero ninguno con las dimensiones del bikini que dejaba a la vista cintura, parte de las nalgas, caderas y ombligo. Réard bautizó su creación en honor al atolón Bikini, en las islas Marshall, en el que EE. UU. llevaba a cabo pruebas nucleares la semana que fue presentado. Como ninguna chica ‘decente’ se atrevía a mostrarlo, Louis Réard, su creador, contrató a Micheline Bernardini, una chica que bailaba desnuda en París. El 11 de julio del mismo año posaba en Piscine Molitor en Paris con el transgresor diseño

Estos son los orígenes de algunas icónicas y atemporales prendas de la actualidad y aunque, probablemente, lo seguirán siendo en el futuro, algunas para las próximas generaciones están aún por llegar.

Quizás ahora mismo, en algún lugar del planeta, la necesidad, la imaginación o el aburrimiento durante el confinamiento por la alerta sanitaria del coronavirus, estén ayudando a alumbrar el vestuario que vendrá.

17 sep 2022 / 20:37
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