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Encuentran los ‘vagones’ naturales que viajan al cerebro para ‘curar’ la obesidad

El importante hallazgo es parte de una investigación del grupo NeurObesity del CiMUS, en la USC

La obesidad representa un grave problema de salud pública en el mundo, que, hasta ahora, parecía tener difícil solución. La baja efectividad de dietas y otras estrategias antiobesidad llevó o en los últimos años a intensificar la búsqueda de tratamientos farmacológicos. Encontrar un tratamiento eficaz y aplicable a la mayoría de la población obesa se presenta como uno de los retos biomédicos más relevantes del siglo actual. Y en ese camino está el último descubrimiento del grupo NeurObesity del CiMUS (Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas), de la Universidade de Santiago (USC).

NOVEDOSA ESTRATEGIA

Este equipo de investigadores, capitaneados por Miguel López en colaboración con investigadores de la Universidad de Angers (Francia), acaba de descubrir una novedosa estrategia basada en nanopartículas naturales que actúan como transportadores de fármacos capaces de entrar en el hipotálamo (es una región del cerebro que produce diferentes hormonas y tiene, entre otras funciones, las de mantener la temperatura corporal e influir en diferentes conductas, entre ellas las relacionadas con la alimentación y la ingesta de líquidos) y vencer la enfermedad de la obesidad, aunque también pueda tener repercusiones en otras dolencias.

Uno de los mayores desafíos en la búsqueda de un tratamiento contra la obesidad, que afecta hoy en día a unos 650 millones de personas en todo el mundo, está en actuar sobre los mecanismos que regulan la masa corporal, localizados sobre todo en el hipotálamo. Y ello es debido a que muchos de los potenciales mecanismos que regulan la masa corporal están localizados en el cerebro, que goza de un elevado grado de protección.

NANOPARTÍCULAS QUE SUPERAN LA ‘BARRERA’ DEL CEREBRO

“En primer lugar, está ubicado dentro de una auténtica “caja fuerte”: el cráneo y, en segundo lugar, cualquier molécula que tenga que llegar al cerebro tiene que atravesar un sofisticado sistema de transporte: la barrera hematoencefálica. Esta estructura no sólo actúa como un sistema “de peaje” para moléculas del propio cuerpo, sino que juega también un papel fundamental regulando la entrada de medicamentos en el cerebro”, explica Miguel López, del CiMUS de la USC; y del El CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN).

Este nuevo descubrimiento consiste en que el grupo del CiMUS logró cargar vesículas extracelulares, unas nanomoléculas naturales, con un gen modificado que inhibe la acción de la proteína AMPK en un grupo muy reducido de neuronas de esta región cerebral de difícil acceso, explican en una nota de prensa.

ÉXITO EN RATONES MUY OBESOS INCLUSO CON DIETA ALTA EN GRASA

Con esta novedosa estrategia se ha logrado revertir la obesidad en ratones muy obesos, y lo interesante del modelo es que los ratones obesos, a pesar de seguir ingiriendo una dieta con elevado contenido en grasa (60%) perdían peso, como resultado de un mayor gasto calórico en el tejido adiposo pardo.

El trabajo está subvencionado por la Fundación “la Caixa” y publicado en la prestigiosa revista Nature Metabolism. El primer autor del estudio es Edward Milbank, experto en vesículas extracelulares y miembro del grupo NeurObesity. Parte de los resultados formaron parte de su tesis doctoral, dirigida por López.

De esta forma, las nanopartículas de esta investigación son lo suficientemente pequeñas como para que se puedan “colar sin pagar el peaje” a través de la barrera hematoencefálica, pero lo bastante grandes como para ser “cargadas” con otras moléculas, por ejemplo, un fármaco, y actuar como mecanismo de transporte. Serían una especie de “vagones moleculares”, tal y como sostienen Milbank y López, cuyo grupo consiguió cargarlas con un gen modificado que, al expresarse, inhibe la acción de la proteína llamada AMPK, específicamente en un grupo muy reducido de neuronas (unos pocos miles) del hipotálamo.

ANTECEDENTES

Esta línea de investigación comenzó en el año 2010 cuando el grupo de Miguel López descubrió que la proteína AMPK jugaba en el hipotálamo un papel clave en la regulación de la masa corporal modulando la actividad de la grasa parda, en un artículo publicado en Nature Medicine. Ahora, tras más una década de estudio sobre este mecanismo desarrollaron esta novedosa estrategia, abriendo la posibilidad de extenderla a humanos. Además, el descubrimiento va más allá del campo de la obesidad y puede aplicarse en otras patologías relacionadas con el cerebro.

04 nov 2021 / 13:49
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