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Eyre

He invertido muchas horas de mi vida analizando el papel casi heroico de los mitos de la información periodística a lo largo del Mundo. Los mismos que hicieron acreedores a este gremio del título honorífico de El Cuarto Poder. Me vienen a la cabeza ahora mismo unos cuantos de sobra conocidos. Bob Woodward y Carl Bernstein del Washington Post, por ejemplo, los protas de “Todos los hombres del presidente”, que consiguieron la dimisión del presidente Richard Nixon tras su inmensa metedura de pata de espionaje al enemigo político y el consiguiente escándalo Watergate. A Bernstein lo conocí personalmente en Barcelona, en una conferencia que dictó en el Col.legi de Periodistes de Catalunya. Recordaré siempre que la impresión que me dejó fue bastante extraña. No parecía el individuo más lúcido del Universo. Era, más bien, una máquina muy bien engrasada. El modelo de trabajador incansable y metódico que, a fuerza de repasar datos, es capaz de dar con la clave de lo que sea. También conocí, en la sede del Círculo de Lectores de la misma ciudad, a otro gigante, cuyas hazañas en su profesión le han valido varias docenas de amenazas de muerte, Günter Wallraff. Respecto a nuestro país, creo muy en serio que nuestra querida (y a veces denostada) profesión descansa cómodamente en dos sólidos y seguros pilares. Dos mujeres: la Urbano y la Eyre...

PASADO EN ROJO

A lo largo del tiempo hemos hablado mucho (y bien, espero) de las dos. De sus obras maestras: Jefe Atta, de la Urbano. Franco confidencial, de la Eyre. Esas dos obras valen una galaxia. Y ahora mismo, la segunda se marca una historia compleja y enormemente estimulante, editada como siempre por Planeta, y que se llama Cuando éramos ayer. Ambiciosa como pocas, en esta novela hay de todo. Hay una presentación en sociedad en un lugar carismático, el Ritz. La familia de la protagonista, Silvia Muntaner, tiene puestas sus miras en ella con toda la ilusión posible. Se trata, en el fondo, de un intento desesperado de solventar la penosa situación económica familiar, haciendo un buen casamiento a la chica. Pero ésta va por derroteros bien distintos. La joven está, en ese momento, descubriéndose a sí misma, renunciando a su status de niña bien e incluso se ha metido a fondo en la lucha antifranquista. Y, para colmo, descubriendo el amor... con quien, ya se verá, menos le conviene. Cambios de tercio, sorpresas mayúsculas y situaciones peliagudas van marcando una historia que se convertirá en una montaña rusa. Una trama en la que la Eyre vuelve por sus fueros, consiguiendo, nuevamente, ponernos las pilas como antes lo ha hecho docenas de veces. Gracias, Pilar...

23 may 2022 / 01:00
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