Finaliza en Lugo un Arde Lucus que se sobrepuso a la lluvia y a la pandemia
La nueva rotonda en el parque de la ciudad cuenta ya con una escultura en bronce de la figura de dos romanos a tamaño natural
Los romanos, ante la mirada atenta de los castrexos, pusieron ayer fin a la vigésima edición del Arde Lucus, fiesta declarada de interés turístico.
Fue con el apagado de la llama dedicada a la diosa Vesta, rodeada por sus vestales.
Durante los cuatro días de fiesta romanos y castrexos exhibieron sus indumentarias, algunas extraordinarias por retratar 2.000 años después cómo se originó Lugo.
El vigésimo Arde Lucus quedará inmortalizado en la ciudad por dos emblemas: el grafitti de Julio César de tremendas dimensiones, hecho en un lateral de un edificio de la Ronda por el especialista Diego AS; así como por la escultura de dos romanos de tamaño natural en bronce compartiendo algo, y que fue colocada en una rotonda del parque. En ella se puede leer: “Crudelitatum bellum inducit pacem. Fas est ab hostem docere”. Algo así como: “la crueldad de la guerra induce a la paz. Esto debe enseñarse a las cohors”.
Los cuatro días se vivieron con rebumbio en el centro, donde los romanos y castrexos repusieron fuerzas en comidas en grupos. Los hosteleros fueron ataviados con trajes romanos y la ciudad permaneció embellecida por multitud de colgantes.
Un castrexo perfectamente caracterizado con su lanza y escudo reconocía que “este Arde Lucus estuvo un poco apagado por la lluvia”, pero señalaba que “así tampoco hubo aglomeraciones”.
Los campamentos de las cohors estuvieron emplazados tanto en el parque, como San Marcos y Praza de España, entre otros lugares.
Durante el Arde Lucus hubo teatro y conciertos, y también llamó la atención el macellum o mercado, en un Arde Lucus con mascarilla.