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ENTREVISTA
Sara Gutiérrez, doctora en Medicina y escritora

“Fue un sorprendente viaje por una URSS que agonizaba’’

Sara Gutiérrez, doctora en Medicina y escritora, acaba de publicar El último verano de la URSS, con ilustraciones de Pedro Arjona y publicado por la editorial Reino de Cordelia y habla de su obra con EL CORREO.

Este 2021 se conmemoran 30 años del fin de la URSS. Viviendo allí, ¿se veía venir?

Para mí, era evidente la caída del imperio, aquello se desmoronaba, pero la disolución inminente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la desaparición del país como tal, no.

¿Y cuándo emprendió el viaje que narra?

Las barricadas que vimos en Riga, la manifestación independentista en la que nos vimos envueltas en Kiev, el contenido de las conversaciones de algunas de las gentes con las que nos cruzamos... Sí, algo importante estaba pasando, pero no fui consciente de su trascendencia hasta que un mes después secuestraron a Gorbachov. Y aun así puede que esperara un giro en la política de la URSS, el fin de la perestroika, pero no la disolución definitiva de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Un viaje que, en realidad, empieza un par de años antes, cuando decidió irse a la URSS. ¿Por qué?

Decidí irme a la URSS en 1988, cuando me dieron una beca para especializarme en oftalmología. Esa beca no se concretó, y peleé por ella hasta que en octubre de 1989 me facilitaron el visado necesario para entrar en el país.

Para viajar en aquel tiempo hacían falta permisos especiales. ¿Los tenía?

Tenía un visado internacional,
para las vacaciones a España, y
eso me permitía un vuelo inter-
no. Pero para viajar de ciudad en Çciudad necesitaba permisos que ni tenía ni podía conseguir, así que
tiré de mi experiencia de mu-
chos viajes en trenes nocturnos
a Moscú, a Kiev... sabía que en ellos rara vez pedían la documentación.

¿Cómo decidió el recorrido?

Combinando el trayecto que podía hacer en avión y las rutas de trenes nocturnos. Suponía (no tenía ninguna información real, hoy con internet sería diferente) que entre las capitales de repúblicas habría siempre un tren nocturno. Esa suposición sin fundamento hizo que tuviera que saltarme Minsk, el tren que partía de Vilna llegaba sobre las tres de la madrugada. En parte, el itinerario se fue dibujando sobre la marcha.

El tren es un escenario esencial del libro. ¿Cómo eran esos trayectos de noche?

Aseo y descanso aparte, los trayectos en el tren eran los momentos de confraternizar con las gentes con las que nos tocaba compartir compartimento y de hablar reposadamente largo y tendido.

En el libro se menciona otro acontecimiento que este año también recordaremos: la catástrofe de la central nuclear de Chernóbil.

Sí, en el trayecto de Lvov (Galitzia) a Kiev, coincidimos con una pareja que tenía mucho que contarnos de aquella tragedia. Iban a visitar a la hermana de ella, viuda, y a sus sobrinos, enfermos, evacuados desde el 86 a Kiev.

Tengo entendido que la ciudad ucraniana en la que vivía estaba muy marcada por esa tragedia; y que estuvo usted en la central 10 años después del desastre...

Sí, de Járkov salieron muchos de los liquidadores (aquellos que fueron a apagar el incendio sin saber que a lo que iban era a chupar radiactividad). En el 96, volví a Járkov, para hablar con algunos de aquellos liquidadores y sus médicos, y viajé a la ciudad muerta de Pripiat y a Slavutich, para conocer a algunas de las familias evacuadas tras la explosión. En esta ocasión era yo quien acompañaba, a dos corresponsales de las que tenía todo que aprender, Eva Orúe y Olga Merino.

¿Entraba Yulduz en sus planes ?

No, ni muchísimo menos. Es más cuando se enteró de mis planes y se empeñó en venir conmigo quería que me tragará la tierra. No me imaginaba viajando con una persona cuya principal preocupación era si habría o no comida allá donde fuéramos, temerosa de todo y todos.

Imagínese que Yulduz lee esta entrevista. ¿Quiere decirle algo?

Yulduz, como personaje que es, no leerá nada, por tanto, nada le diré. Pero a mi compañera real en aquel periplo sí le diría algo: ¡Todavía te estoy esperando en España, con los brazos abiertos!

18 mar 2021 / 01:00
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