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Hay mucho Capitán América

    EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO

    Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO

    UNA DE LAS COSAs que nos trajo Internet (para bien o para mal) es el intercambio constante de chascarrillos en otros idiomas, habida cuenta del inmenso batiburrillo de nacionalidades que pululan por la red. Así las cosas, y pese a que realmente no luzca nada nuevo bajo el sol, los anglicismos inundan las redes hispanohablantes con más éxito que nunca a la hora de hacer mezcolanzas: el running es el salir a correr de antes; el salto mortal de toda la vida, ahora es el backflip; la dieta keto es la descarga de carbohidratos que llevan efectuando los culturistas desde los años 70; el real fooding consiste en eso de comer cual cervatillo de los bosques (o jabato de la dehesa), con alimentos orgánicos de la campiña agreste (CRONCH, CRUNCH); la sentadilla frontal es la front squat; la arrancada de halterofilia se conoce como snatch (AUPA!) y el dos tiempos es ahora el clean and jerk... y siguiendo la estela de los anglicismos para hace el chiste fácil, ¡¡¡pasarse un copyright por el arco del triunfo nunca había estado tan de moda, oiga!!!

    Se ve que ciertos tecnicismos angloparlantes tienen su lado sexy, más si hablamos de voluntades débiles, gentes harto susceptibles de adoptar malos vicios si éstos suenan a moderno. Por eso digo que el efecto de los anglicismos y las modernidades han llegado para quedarse, por mucho que nos duela, más si tenemos en cuenta las nuevas corrientes que se respiran en los gimnasios.

    Ahora lo que se lleva es el High Intensty Interval Training (toma, moreno) y el paleo-crossfit, porque el término culturismo es algo peyorativo (o sea que mejor digan ustedes bodybuilding si no quieren sonar a jurásicos). Está demostrado: pagar 45 eurocos al mes para ir al box a levantar ruedas de tractor con la fuerza bruta del espinazo (Auup-PIMBA), eso cuando no la empiezas a liar con un martillo del 15 para intentar reventarla (PLAF, POF!), para después subirte por una cuerda de bombero de 17 metros de largo (intentarlo, más bien) y rematar la faena saltando a la comba cual Rocky Balboa (ZIP-ZAP-ZIP!!!), tiene mucho más sentido que utilizar obsoletas máquinas de musculación, seamos serios.

    En resumidas cuentas, llevas 45 años sin pegar palo al agua pero al observar el folleto del nuevo gimnasio (el Fight and Workout in the morning), de repente suena el cuerno de Gondor (POOOOHH...!!!) e ipso facto te conviertes en un Rohirrim dispuesto a cabalgar a lomo partido -en tu brioso patinete eléctrico- para masacrar legiones enteras de horcos.

    O te enteras de que tu oronda vecina del quinto se ha apuntado a clases de boxeo y allá vas tú, recién parida pero con el ego por las nubes, con lumbago y tres hernias discales a convertirte en la protagonista de Million Dollar Baby, ¿a qué sí? Mendrugos y merluzas, siempre ha habido. Lo único malo de sentirse como el Capitán America o Wonder Woman así, sin anestesia, es que (por algún motivo inexplicable) a los tres meses te das de baja y apareces de vuelta en tu casa, tirado/a en el sofá y despresurizando -PSHHH!- con inmenso gozo un refresquito de cola. Siempre pasa.

    Pero la gota que colmó mi vaso, amigos míos, ocurrió el otro día por la calle a menos 10 grados centígrados bajo cero: no se como salgo del Súper y me topo de bruces con un Capitán América corriendo por la calle en cueros vivos, es decir, sin camiseta y luciendo sus graníticos abdominales (pese a los gélidos vientos y las rachas de componente norte) dejando claro a los civiles viandantes que los Spartan boys, van en serio. Pero, espérese, que a los dos minutos aparece su émulo, un tipo también sin camiseta pero sin duda alguna un impostor a juzgar por su desaliñada figura, porque pese a llevar los calcetines subidos hasta las ingles (como mandan los cánones crosffiteros) y portar la barba paleolítica reglamentaria, su sección media lucía abultada, oronda y grotesca, fruto -me imagino- de largos festejos vikingos con cervezas doble malta... buf, buf.

    A ver, amigos, y digo para rematar el asunto de hoy: en los 35 años que llevo entrenando y sudando la gota fría, si me pongo a recordar las veces que me he quitado la camiseta entrenando (incluso cuando me preparaba para competir) se cuentan con los deditos de esta mano... ¿Nos hemos enterado todos, o tengo que repetirlo en anglosajón?

    Centrobenestarsantiago.com

    08 nov 2020 / 01:00
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