Karina Sainz Borgo: Venezuela violenta
En 2019, con el sello editorial de Lumen, aparecía la novela La hija de la española, de la periodista venezolana Karina Sainz Borgo, residente en España desde 2006 como exiliada de la República Bolivariana de Venezuela que, durante los gobiernos de Chávez y Maduro, mantuvo relaciones políticas de fuerte tirantez con España, salvo en la gloriosa etapa zapateril. Este clima sombrío de enfrentamiento contribuyó al extraordinario éxito de la novela, avalada también por la muy positiva acogida crítica. La escritora continuó trabajando en el ámbito periodístico (en sus Crónicas barbitúricas, por ejemplo) en cabeceras como ABC o El País, mientras declaraba que la Venezuela de la que había hecho una violentísima y destructiva crónica personal ya no existía para ella. La política de los regímenes bolivarianos, ausente en el texto de la historia, es factor determinante y generador del clima de corrupción y miedo, de degradación y desvertebración social; del aterrador aumento de asesinatos y, en definitiva, del derrumbe material y moral del país visto a través de una convulsa geografía urbana descrita en un directo y audaz enfrentamiento por la autora.
Nos hemos referido al absoluto dominio del más que conflictivo escenario urbano, caraqueño, porque en el presente año 2021 la autora ha publicado El Tercer País con el mismo sello editorial, construyendo así un díptico urbano/telúrico del país, a modo de un binomio opositivo a base de violencia (ahora con guerrillas de “irregulares” alzados a categoría de asesinos) y hambruna del campesinado, con el bandidaje, el expolio y el crimen como manifestaciones del poder municipal, con el increíble retraso del mundo rural y la descripción de una tierra hostil con gentes incapaces de construir una vida comunitaria con algunas manifestaciones de progreso y civilización.
En ‘El Tercer País’ ha ido más allá y nos ha sumergido en un submundo alucinante, atroz y terrorífico, en el que se funden vida y muerte, brujería y superstición, barbarie y culto a la muerte, mentalidad visionaria y ritos y creencias de ultratumba. Todo reviste aquí una dimensión infernal que sale al paso en el viaje que Angustias Romero emprende por diversos y oscuros poblachones donde “la tierra es de los muertos”, desde Mezquite o Nodales (“el pueblo más feo de toda la tierra”), Cucaña, Sangre de Cristo, o el amedrentador cementerio El Tercer País, donde oficia sus poderes sobrenaturales la arriscada jefa Visitación Salazar.
No referiremos más datos o sucesos de esta historia que es toda ella una terrorífica pesadilla, una movediza historia del culto y la escatológica ritualidad que, también como disputado negocio, se practica con los muertos en esta páginas que, por momentos y en detalles, nos evocan otras de Juan Rulfo o García Márquez.
Puede ser de utilidad citar aquí a Alberto Barrera Tyscka como el novelista venezolano más divulgado últimamente entre nosotros y de más constante atención a las dictaduras bolivarianas de Chávez (sobre quien trazó su novela biográfica Patria o muerte; Tusquets, 2016) y de Maduro. La histórica e intensa relación gallego–venezolana, latente todavía hoy y asentada en los fenómenos de emigración y exilio, intensifican el interés de la obra de Karina Sainz Borgo para Galicia y para los gallegos.