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La maternidad juvenil, tabú del sXXI: “¿No sabré cómo calmar a mi hijo por ser menor de 30?”

Vanesa, mamá a los 20 años: “Ser madre o padre no es algo para lo que puedas prepararte. Lo aprendes siéndolo, cada día, cada minuto... hasta que te mueres. Los patrones básicos no valen para nada”

Tradicionalmente, las mujeres han sido asociadas al rol de crianza. Para ejercer el papel que la sociedad les imponía, eran madres y cuidaban de su hogar, dejando a un lado su potencial carrera profesional, y obligándose a querer lo que su entorno patriarcal consideraba oportuno para ellas. Esta situación ha cambiado, las mujeres cada vez son madres a una edad más madura (32.8 años en España) o deciden no serlo y buscan antes una estabilidad profesional, diversificando sus intereses entre lo laboral y lo familiar. Una vez superado el tabú de que una mujer tiene que ser madre, nos encontramos con otro diametralmente opuesto, el que las mujeres vuelven a ser cuestionadas, en lugar de por no ejercer la maternidad, por querer hacerlo. Esta problemática se acentúa en el caso de las mujeres que a una edad socialmente considerada temprana tiene su primer hijo, y se ven cuestionadas en su papel de progenitoras por culpa de su fecha de nacimiento.

Vanesa Fernandez, madre de dos hijos, cumplió su deseo de ser madre a los 20 años. Siempre ha querido tener hijos joven, pero esto ha supuesto que su maternidad sea muy cuestionada. Desde el momento en el que supo de su embarazo (deseado y buscado) tuvo que escuchar especulaciones al respecto en su entorno laboral y ha sufrido episodios en los que terceras personas la cuestionan deliberadamente como madre. “Acostumbro a hacerme las uñas una vez al mes, siempre que me sea posible. Desde que nació mi segundo hijo casi siempre me lo he llevado conmigo porque toma pecho, un día, no hace mucho, esperando mi vez entablé una conversación con la clienta que estaba siendo atendida en la que rápidamente me preguntó por mi edad y afirmó el que era muy joven para ser madre, añadiendo finalmente un comentario bastante desagradable que ni siquiera dirigió a mí, lo dijo a modo indirecta mirando a la esteticista : “yo ya tuve a mis hijos con una edad... mira que no se tienen hijos para dejarlos con los abuelos. Yo jamás le deje mis hijos a nadie por irme de fiesta “, dando por cierto algo que no sabía.”

La condescendencia con la que un adulto habla a un infante se aplica a una madre trabajadora de dos hijos, simplemente porque la sociedad actual ha establecido unos rangos de edad óptimos para reproducirse, y ella no los ha cumplido. Pero, ha tenido el soporte de su familia. Sus padres la han apoyado incondicionalmente en la medida de sus posibilidades. Su entorno entiende que ha tomado una decisión para la que estaba preparada, las personas que más la conocen la respetan y apoyan. Pero al salir a la calle se ve obligada a escuchar prejuicios de desconocidos. Ante esto trata de reaccionar con indiferencia, porque con su edad, cuenta con la suficiente madurez y seguridad en sí misma para no cuestionarse sus decisiones y cómo decide vivir. Reflexiona también sobre que en torno a su familia va a crear su vida, sus hijos serán partícipes de los grandes acontecimientos de la vida de sus padres, del esfuerzo que hay detrás de la comodidad y la estabilidad.

El caso de Vanesa también hace meditar sobre el papel del padre. Con las experiencias que comparten ambos en su vida familiar, afirma que ella ha estado más objetada que él. En una sociedad patriarcal, siempre llueve sobre mojado, y las decisiones de una mujer se discuten como jamás se hace con las de un hombre. Esto no es una casualidad, ese juicio ejercido sobre ellas proviene de las imposiciones que tradicionalmente han tenido que soportar. Las mujeres como ella todavía aguantan la presunción de que la obligación de ocuparse de los hijos que la pareja tenga en común les corresponde.

“{...} También he de decir que es importante hablar que la culpa siempre es de la madre, nunca he escuchado que la culpa de algo fuese de su padre, ¿por qué? Porque la sociedad lo impone. Vivimos en una sociedad totalmente patriarcal, donde se da por seguro que la mujer (la madre) es quien hace todo referente al bebé o niño, si tiene el culo mal “ no le echaste crema “ (yo) si tiene las manos frías “porque no lo tapas”(dirigido a mi) si tiene caca “VANE, tiene caca “ no se lo dicen al papá, pero si a mí. Esto debería cambiar urgentemente. Afecta a TODAS las mamás, a TODAS las mujeres y me gustaría que en el futuro mi hija no tuviese que sentir la presión social de hoy en día.”

Así, vemos como el respeto por la diferencia de opiniones y de decisión sigue siendo una asignatura pendiente en nuestra sociedad. Las personas que deciden salirse de la norma tienen que afrontar más dificultades que aquellas que se rigen por la normatividad. Perseguir lo que quieres independientemente de lo que te impongan es muy duro y valiente, para una mujer puede que mucho más: para una madre joven todavía más.

Por último, Vanesa ha hecho una reflexión sobre la maternidad y la imposibilidad de estar realmente preparada para ella (independientemente de los años que hayas pasado en este mundo), destacando la naturalidad y carácter innato que conlleva el vínculo materno-filial. “Desde mi punto de vista ser madre o padre no es algo para lo que puedas prepararte. Lo aprendes siéndolo, cada día, cada minuto... hasta que te mueres. Los patrones básicos no valen para nada. He visto matrimonios de 20 años divorciarse; he visto parejas de 10 años separarse; gente con un buen puesto de trabajo perdiéndolo... Porque la vida es incierta y no hay nada asegurado, solo tus decisiones permanecen”.

“Lo que si es seguro es que si con 20 o 30 tienes un hijo siempre va ser tu hijo tengas la edad que tengas y siempre harás lo que sea necesario para que esté bien. Sólo cuando tienes a tu hijo y conoces sus capacidades, su carácter, lo que le gusta o lo que no, puedes poner algo de ser madre en práctica ¿De qué vale que te digan como dormir a un niño, si quizás a tu hijo le gusta dormir con una manta en la cara y con tu dedo en la mano mientras lo paseas por todo el pasillo? ¿Dónde queda la teoría ahí? ¿No sabré cómo calmar a mi hijo por ser menor de 30? El vínculo madre e hijo es instintivo y solo cuando eres madre podrá salir ese instinto, tengas 20 o 40, quizá tengas 35 y digas es un buen momento, estoy preparada... y te das de lleno con el muro de tus expectativas, porque ser madre no es como te lo cuentan, ser madre es como lo vivas, como lo sientas... según sean tus valores darás más importancia a unas o otras cosas, llorarás, te desesperaras, te preocuparás, te cuestionarás si lo haces bien... porque eso no cambia tengas la edad que tengas. Hay madres de 20 que pasan de todo si, que no se preocupan, sí, pero también de 40. Hay madres de 39 con depresión posparto, sí, y también de 20 porque el cambio de vida, emocionalmente hablando, es brutal, pero para todas...”

12 may 2021 / 00:00
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