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La pasión como marca personal para tener éxito

Vale que como buena géminis que soy, lo mío en esencia es ser un universo de contrastes y opuestos, estar feliz por una parte y triste por la otra, o ser valiente y cobarde a la vez. Lo que viene siendo, que ser y estar una cosa y lo contrario va en mi ADN. Pero lo de la montaña rusa de emociones encontradas en la que vivo últimamente no es ni medio normal. ¿O sí? ¿Alguien más al otro lado a quién también le pase aunque sea piscis o capricornio?

El caso es que esta semana me ha entristecido mucho el anuncio de bancarrota del Cirque du Soleil, con 3.500 trabajadores en la calle y muchas imágenes de grandes momentos relacionados con ellos en mi cabeza. Y a la vez, me ha hecho muy feliz el anuncio del nuevo thriller de Juan Gómez-Jurado, Rey Blanco, aunque para tenerlo en mis manos tenga que esperar a noviembre. Siempre me parece un milagro maravilloso que se edite un libro, pese a que en el caso de Juan, acostumbrado desde hace años a las superventas y con un mercado ya más que controlado y a favor, no lo parezca tanto. Pero a mí, y seguro que a todos los que nos apasiona leer y seguimos de cerca el mundo de las editoriales, publicar en estos tiempos y que siga habiendo lectores para ellos, me parece casi una proeza.

ALGO QUE ME ENCANTARÍA DEBATIR CON XACOBE PATO, escritor, librero y @xpgigirey en el mundo Instagram si todavía hay alguien despistado que no lo sigue. Llevo siglos enganchada a su cuenta, lo confieso, y ayer, coincidiendo con su 33 cumpleaños y con una maravillosa reflexión que él hacía sobre la edad, la felicidad, los Simpson, el pelazo y la vida sin spoilers, me di cuenta de que es de esas personas necesarias que todos deberíamos tener orbitando en nuestro cosmos, aunque solo sea para entrecruzarnos líneas en una red social.

Y en cualquier caso, pensar en el tercer libro de la última trilogía de Gómez-Jurado a mí me hace bien, porque me reconforta saber que algo bueno pasará antes de que llegue la Navidad.

También me gusta ver que la vida poco a poco vuelve a tomar su pulso, aunque sea de una forma diferente a lo que ya conocíamos y nos gustaba, y a otro ritmo al que estábamos acostumbrados.

Vuelven a abrir mis sitios preferidos, como el pub Atlántico, donde el otro día coincidí con la actriz Camila Bossa celebrando el 32 cumpleaños de un local de referencia que ha sabido navegar por muchos mares y formar una familia repleta de nombres de la escena gallega y de clientes devotos alrededor de Pili Fernández y Guille Nodar. Y vuelvo a ver mi agenda con anotaciones en rojo de eventos a los que quiero ir, como las cenas clandestinas del Oca Playa de Foz, que hoy mismo vuelve a retomar esta exitosa iniciativa invitando a sus fogones a Lola Rouco, Luis Romaní, David Moledo y Alejandro Méndez, para compartir cucharones con el chef titular, Bruno Pena Arnau.

Y estoy segura que volverán a triunfar, aunque solo sea por el empeño y el corazón que pone en todo lo que hace la directora del hotel, Ana Lago, acostumbrada a salir victoriosa de todo cuanto proyecto se le ponga delante.

PORQUE HAY PERSONAS ASÍ, QUE CONVIERTEN LA PASIÓN POR LO QUE HACEN EN SU SELLO DE IDENTIDAD, y eso acaba siendo, precisamente, la garantía de su victoria. Como Georgia Amor, de la firma de tocados Bendita La Hora y la persona más habilidosa que conozco yo con las manualidades, con permiso de Teresa Abalde, que salió del confinamiento haciendo mascarillas para sus allegados y ha terminado cosiéndolas para una larga lista de espera.

Y lo dejo aquí, porque este accesorio da para una página entera. Las hay con todos los estampados y acabados posibles, y hasta de firma, como las diseñadas por Agatha Ruiz de la Prada, Olga Martínez y Carmen Pichel. E incluso mascarillas joya, tras las que se encuentra la mano de Aldo Comas, el extravagante marido de la actriz Macarena Gómez, y que luce alegremente el famoseo nacional como Patricia Conde o Carolina Bang, y que están súper de moda.

Yo me conformaría con que lo estuviesen las anodinas quirúrgicas, las ffp2, ffp3, n95 o las que sean, mientras cumplan las normas de seguridad, para que todo el mundo las llevase con responsabilidad, conscientes de su importancia para evitar contagios.

Y CON ‘LOS TAPASONRISAS’ QUE LES LLAMAN MUCHOS, y con todas las medidas preventivas del mundo, se plantean los espectáculos programados para los próximos meses, como los que ofrecerán este mes Leo Harlem y Eva Soriano; Álex Clavero y JJ Vaquero o David Amor, para cuyas actuaciones habrá pasillos señalizados de una única dirección, parcelas separadas 1.5 unas de otras, desinfección previa al evento de todo el mobiliario, o distintas horas de entrada de público para evitar aglomeraciones, y por supuesto, aforos limitados y controlados.

A MÍ ME ENCANTA QUE HAYA CONCIERTOS, TEATRO, CINE, MUESTRAS, FOROS Y LO QUE SEA. Que haya vida, más allá, del terrazeo y el bar, aunque sean en formatos diferentes y nos tengamos que olvidar por el momento de los grandes festivales y las multitudes apiñotadas que estarían a punto de llenar el Mad Cool en Madrid o el Resurrection Fest de Viveiro.

Me da mucha pena ver que se suspenden giras y que no se encuentran fórmulas para hacerlas posibles. Incluso habiéndolas aplazado meses, como es el caso de los Vetusta Morla, que acaban de dar carpetazo al proyecto musical organizado para septiembre. Y por el contrario, me reconforta saber que se siguen publicando libros, como E se a memoria está na boca, primer poemario de Ángel Suanzes que sale hoy mismo a la venta, o discos, como el nuevo Vieiras e vieiros. Historias de peregrinos que acaba de lanzar Luar Na Lubre.

Todo eso me hace sentir bien porque me dan la sensación de que la vida, de alguna manera, sigue su curso.

Y a mí me gusta que se celebre, sea lo que sea, porque como decía mi abuelo, que era un sabio, cuando se está vivo y sano, cualquier motivo es bueno para reunirse y festejar.

01 jul 2020 / 22:55
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