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La Seminci se envuelve en blanco y negro durante el cierre de la sección oficial

Recurren a ese tipo de cromatismo tres de las cuatro últimas películas a concurso, cuyo palmarés se desvelará esta noche

El blanco y negro fue protagonista en la última jornada de proyecciones de la sección oficial de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, Seminci, que alcanza este año su LXV edición.

Si ya el jueves, día en el que también se pudo ver Minari, cinta premiada en Sundance, de producción estadounidense, aunque con historia y equipo artístico surcoreano, entre ellos el actor Steven Yeun The walking dead, se recurría al blanco y negro en la árida película iraní La tierra baldía (The wasteland), anteayer las dos obras presentadas a concurso también apostaron por ese cromatismo. Bien es cierto que no todas ellas se han rodado en blanco y negro, sino que alguna, como el caso de La nube en su cuarto, aprovecha las posibilidades del rodaje digital para convertir en gama de grises lo que originalmente se filmó en color. En las películas de ayer Siervos retrocede hasta los tiempos de la Checoslovaquia parapetada tras el telón de acero, en concreto a un seminario teológico donde a los jóvenes estudiantes se les plantea la disyuntiva de si colaborar con el régimen del Partido Comunista o vivir bajo la vigilancia de la policía secreta. Ese clima de incertidumbre impregna la segunda obra del cineasta y productor eslovaco Ivan Ostrochovsky, cuya ópera prima, Koza, estuvo en la Berlinale y fue representante de su país a los Óscar. Por otro lado, con producción de Hong Kong y China, La nube en su cuarto narra el retorno a su ciudad natal de una joven que ve como se mezclan relaciones afectivas viejas y actuales. Hecha con actores no profesionales, el debut del director Zheng Lu Xinyuan logró el premio Tiger del festival de Rotterdam.

También, como cierre de la Sección Oficial, aunque fuera de concurso, se realizó el pase de prensa de Un triomphe (El triunfo), comedia basada en hechos reales y que clausura este sábado una edición de la Seminci por la que pasó un cineasta gallego, aunque nacido en París, que rodó su celebrada primera realización, Todos vós sodes capitáns en blanco y negro. Laxe, que acudió al festival para ofrecer una master class a pesar de sufrir un desprendimiento de retina que le obligará a pasar por el quirófano, habló sobre la “conexión” que O que arde ha logrado con el público y valoró que las “irregularidades e imperfecciones” de su cine permiten que sus obras “respiren de manera diferente”. “El cine contemporáneo es demasiado perfecto... eso hace que todas las películas sean bastante iguales”.

31 oct 2020 / 00:00
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