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Las cositas del karma, la agenda que se revitaliza y el santo de ‘las Cármenes’

Vale, no soy supersticiosa, pero soy gallega, y lo de las meigas, habelas hailas lo tengo interiorizado de serie. Así que creo firmemente que si el chef Grant Achatz lo hubiese sido también, nunca se le hubiese ocurrido crear un plato representando al coronavirus por aquello del “no vaya a ser”. Pero claro, Achatz, reconocido por sus contribuciones a la gastronomía molecular o la cocina progresiva, es estadounidense y no de la terriña y a buen seguro, nunca tuvo a mano una abuela que le contase historias de hechos extraños, o cuanto menos de curiosas casualidades, que le hiciesen pensárselo dos veces antes de ponerse a elaborar un virus gastro. Por eso de no tentar a la suerte y que le pasase lo que le pasó, que un día presenta en su súper restaurante 3 Estrellas Michelín al covid-19 comestible, y poco después comienzan los contagios entre su personal, con el consiguiente cierre obligado del local en Chicago.

Y que conste, que incluir en su menú un canapé con la característica forma del virus en cuestión ya fue polémico en sí e hirió unas cuantas sensibilidades entre los que veían en esa esfera grisácea salpicada de puntos rojos que en realidad era una bola de coco con pimienta de Sichuan y frambuesas congeladas, toda una falta de respeto a las víctimas de la pandemia, con el consiguiente zaskazo colectivo en las redes sociales, que no cesó hasta que el chef retiró el susodicho plato de la carta de su afamado Alinea.

Pues ya me dirán si no es cosa del karma o de las meigas, pero la noticia da para hablar de ellas un rato. Y ya de paso, recordar a mi abuela, que zanjaría el tema en un santiamén diciendo que qué necesidad tenía de tentar a la suerte con el bicho de marras.

Y NO ES QUE ME APETEZCA EXACTAMENTE HABLAR DEL VIRUS, LA VERDAD, pero obviarlo es imposible. Mires a donde mires, siempre está presente, en primera o en quinta línea, pero está. Y notas su presencia nada más poner un pie en la calle. En el enmascarillamiento del personal y en la distancia social impuesta que impide los besos y los abrazos, y que impone una nueva forma de ver conciertos, de ir al teatro o de celebrar la vida. Está ahí, y yo bromas con él las justas, no vaya a ser, pero referencias, inevitablemente, todas las del mundo y más, y ya de paso, aplausos a los que son capaces de salvar los escollos que genera, buscando fórmulas para poder seguir.

Porque para mí, y supongo que para todos, es alentador ver que vuelven a programarse actividades. Como las del Almacén Concept Store en A Coruña, donde hoy mismo se abre la nueva exposición fotográfica de la polifacética artista María Porta, que exhibirá Agua de cielo, una colección de series limitadas de 10 unidades de lugares, objetos y animales.

Unas fotos maravillosas, igual que las del fotógrafo Paco Luna, conocido por sus espectaculares paisajes y puestas de sol de las Rías Baixas, y que esta temporada está exponiendo en la galería Besada de O Grove, mientras en la Fundación Laxeiro de Vigo se presenta mañana Tecer os referentes, el proyecto expositivo de Elisa Terroba, que recibirá al público junto a los comisarios y al director artístico de la entidad durante la tarde. Porque también el arte y las inauguraciones regresan a nuestras vidas, aunque tenga que ser de otra manera.

VUELVEN LAS CITAS CULTURALES Y VUELVE EL INCOMBUSTIBLE IVÁN FERREIRO, aunque solo sea para actuar una vez. Será en el nuevo Parador Costa da Morte el día 29 de agosto, en el marco de los Caprichos Musicales, y personalmente me parece un planazo se mire como se mire. Acostumbrado a ir de festival en festival y de sala en sala en estos meses de verano, que no había cartelera en la que no estuviese, no sé cómo llevará el ex-Pirata la ausencia de escenarios, sobre todo teniendo en cuenta que siendo su única actuación como anuncia, será el primero que tampoco se pase a guitarrear por El Náutico de San Vicente, aunque reconozco que a mí me cueste creerlo. Casi tanto como ver que este año y contra todo pronóstico volverá a haber un nuevo Ribeira Sacra, la edición 17, con músicos increíbles como Xoel López, Ele, Best Boy, Guadi Galego, Cassete Pirata, Os Amigos dos Músicos, Momboi, Elba y Laura Lamontagne & Picoamperio, junto con alguna que otra sorpresa a bordo del catamarán. Y lo admito, ver un cartel como este en estos tiempos, a mí me ha devuelto la fe en la vida. O algo parecido.

AUNQUE CONFIESO QUE ME LA HA DEVUELTO MÁS CRISTÓBAL FERNÁNDEZ, fundador de La Curiosa, un espacio dedicado a las conservas y al vino que abrirá sus puertas el próximo martes, y del que estoy segura que oiremos hablar muchísimo.

Y me encanta porque es un proyectazo, y porque me reconforta pensar que todavía hay hueco para que los jóvenes emprendedores se lancen al mundo de los negocios para sorprender, echando mano de la imaginación y de las ganas de hacer cosas.

TAMBIÉN ME GUSTA QUE MARÍA ORUÑA PUBLIQUE nueva novela y nos tenga en ascuas, amenazando con entrar en un mundo en el que una noche puede durar siglos, haciéndonos viajar a la Galicia de 1830 de la mano de una mujer que se enfrenta a las convenciones de su tiempo, y acabemos envueltos en la trama de un misterio antiguo y extraordinario, basado en hechos históricos que seguramente nos volverá a tener enganchados. A mí y a los más de 200.000 lectores de novela negra que la descubrimos en sus anteriores libros. Por cierto, se llamará El bosque de los cuatro vientos y saldrá a la venta a finales de agosto.

Y ya para terminar, no podían atinar mejor los de Bonilla a la Vista con el día elegido para sacar los nuevos formatos de su icónica lata, que yo pienso estrenar hoy con un aperitivo por todo lo alto en honor de mis Cármenes que hoy están de santo. A su salud.

16 jul 2020 / 00:15
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