Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h
ENTREVISTA
Antonio Scurati // Escritor

“Los años 20 y 30 precipitaron a Europa y al mundo hacia un proyecto totalitario”

Es conmovedor ver cómo hombres inteligentes infravaloraron el fascismo y lo observaron con arrogancia y condescendencia

Benito Mussolini fundó el fascismo mediante una forma de populismo muy presente en nuestro tiempo y que está “aún en fase ascendente” en la Europa de la pandemia, sostiene el autor de una monumental tetralogía sobre el Duce. Scurati (Nápoles, 1969) sigue descifrando al hombre que vistió a Italia con la “camisa negra”. M. El hijo del siglo (2018), editada en español por Alfaguara, fue la primera novela que narraba la historia del fascismo a través de la figura de Mussolini. La novela arranca en 1919 y finaliza en 1925 y cuenta el surgimiento del fascismo y cómo Mussolini detecta en una Italia desencantada el caldo de cultivo perfecto. El sentimiento de desilusión, de traición de la clase política, de rencor, rabia y tristeza que hicieron este “caldo de cultivo” son los mismos que hay en la actualidad, sostiene este escritor, que advierte de que “los nuevos Mussolinis no son fascistas, tienen otro aspecto, no tenemos que esperar la camisa negra y la porra. Son populistas”.

En su mirada al panorama político de hace cien años dice que “es conmovedor ver cómo hombres inteligentes como Benedetto Croce” -el filósofo más importante de la Italia de la época y líder del pensamiento liberal- “infravaloraron el fascismo” y lo observaron con una mezcla de arrogancia y condescendencia, señala Scurati (Nápoles, 1969).

Mussolini fue el primero en comprender cómo había que comunicar con la gente, “el que inventó esa forma de hablar a las masas recitando teatralmente y usando su cuerpo para comunicar, en definitiva, el primer líder populista”, señala el escritor italiano.

Tras su aclamada primera parte, el escritor publicó en español M. El hombre de la providencia (Alfaguara), que cuenta cómo entre 1925 y 1932 Mussolini toma las riendas del país para desmantelar fatalmente su democracia. Es el momento en el que el fascismo cristaliza en una dictadura con el plácet de la Iglesia, la industria o el Ejército y gracias a la “seducción” de un populismo que, según el escritor, sigue muy vigente y amenazante en la Europa actual. “No creo que el espectro del fascismo deambule por Europa (...) La sombra que se extiende va ligada a una forma de populismo autoritario de derecha”, apunta desde su casa en Milán (norte de Italia).

¿Mussolini es una consecuencia de su tiempo o al revés?

Es una pregunta crucial. Hay un vínculo muy fuerte entre la época y el individuo. Probablemente es un proceso circular, no hay una única dirección de causalidad, pero los años 20 y 30 del siglo XX precipitaron a Europa y al mundo hacia un proyecto totalitario.

Ahora nos encontramos a un Mussolini mesiánico.

Demasiada gente se dejó seducir por la idea de un individuo con dotes fuera de lugar que, con un gesto brusco y violento, pudiera resolver la gran complejidad de la vida moderna. En el fondo, la seducción totalitaria de Mussolini conllevaba una promesa de simplificación de la vida y eso creó una enorme expectativa y apoyo.

Hablamos de una conducta muy actual con políticos que prometen soluciones fáciles a problemas complejos.

Absolutamente. Uno de los motivos del gran éxito del libro es que, aunque hable de hechos de hace cien años, el lector lo usa como un mapa cognitivo para orientarse en el presente. No es intencional por mi parte, pero escribiendo siento esas simetrías entre entonces y hoy. Pero creo que es equivocado buscar esas similitudes en el rasgo fascista de los líderes actuales. Es más fuerte el rasgo populista. Mussolini no solo fue el fundador del fascismo, sino el inventor de una tipología del líder populista que aún hoy domina la escena. Y la seducción populista siempre posee un rasgo autoritario, en buena parte porque se funda sobre esta promesa de simplificación brutal de la complejidad de la vida y de las sociedades modernas, esto es muy seductor y confortante para gran parte de la ciudadanía, pero también muy engañoso.

¿Cree que la pandemia dio alas al populismo?

La pandemia ha representado un punto de parada porque, cuando la situación se hace grave, los pueblos que por mucho tiempo no vivieron un drama histórico acuden a personas serias y toman distancia del rasgo más histriónico y propagandístico de la política. Pero en la parábola histórica, el populismo está aún en su fase ascendente.

Pero parece que la salida de la pandemia está cerca.

A la salida del túnel se prevé una crisis económica y social terrible que esta pandemia ha generado y de la que aún no percibimos las consecuencias porque todavía estamos en una fase de emergencia en la que la economía está apoyada por las ayudas del Estado. No quiero decir que lo peor vendrá después, pero deberemos medirnos con una crisis económica y social muy dura respecto a la cual no existen soluciones y respuestas.

¿Atisba la sombra del fascismo en la política europea?

No creo que el espectro del fascismo deambule por Europa. Hay sin duda voces neofascistas y neonazis predominantemente en el este europeo, pero no solo, también en el oeste. A mi juicio, la sombra que se extiende por Europa es mucho más vasta y está vinculada a esta forma de populismo autoritario de derecha que, a pesar de no descender en línea directa del fascismo histórico, tiene muchas características, no todas. Por ejemplo la violencia física no es una de sus características y fue una diferencia fundamental, esencial y originaria del fascismo histórico.

En los periódicos, también en España, leemos cada día la palabra “fascismo” ¿Se exagera usando estos conceptos?

Absolutamente sí. Creo que el uso irresponsable de estos términos denota una regresión de la dialéctica y del debate democrático. Hay una polarización a los extremos también en un modo propagandístico, infantil, que demuestra un debilitamiento de la vida democrática.

En su libro leemos cómo parte de la prensa defendía entonces a Mussolini y parece que la famosa “Paradoja de la Tolerancia” jugara a su favor ¿Qué hacemos con el populismo?

Combatamos con ideas, batallas de compromiso y civismo. El fascismo demuestra que debemos comprender que no es algo que esté por descontado que la democracia resistirá. En los últimos setenta años nos hemos acostumbrado a dar por seguro que la democracia existirá, como si fuera algo natural, pero no es así. La democracia está en una pequeña parte del mundo, occidente europeo y Norteamérica, es reciente en la historia de la humanidad, precaria, amenazada por muchos enemigos internos y externos y abandonada por muchos ciudadanos ya preparados para cambiarla por una promesa de protección. Hemos percibido nuestra existencia individual como ajena a una dimensión colectiva. Creo que esta burbuja hoy explotó. Debemos reconquistar un sentimiento de la historia, y es por lo que escribo estos libros.

04 sep 2022 / 01:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
TEMAS
Tema marcado como favorito
Selecciona los que más te interesen y verás todas las noticias relacionadas con ellos en Mi Correo Gallego.