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Luis Huici, una historia pendiente

    SON ESCASOS LOS ESTUDIOS sobre Luis Huici (Zaragoza, 1896- A Coruña, 1936) y, aunque citado elogiosamente por intelectuales y artistas de la vanguardia histórica de Galicia, no se ha podido abordar plenamente la definición de su figura por la falta de documentación al respecto.

    Las funciones que desarrolla Huici en el mundo de la cultura entre los años veinte y hasta la mitad de la década de los treinta transcurren paralelas a las de su profesión de sastre, con la que logrará alcanzar reconocimiento por sus innovadoras aportaciones al diseño en el campo de la moda masculina y en el gráfico que aplica a su imagen corporativa. En el aspecto intelectual cultivó el dibujo, la ilustración para revistas y tuvo un destacado papel como activista cultural y político, adelantado y puntual divulgador de tendencias y nuevas corrientes, entre ellas el Ultraísmo, el Futurismo o el cine experimental ruso, en lo que afecta a la parte estética y social. De su personalidad destaca el espíritu de mecenazgo, centrado en el apoyo a empresas asociativas culturales y el respaldo incondicional a sus amigos artistas.

    Cuando comienza la década de los veinte ya está instalado en A Coruña, donde aprende el oficio de sastre en el taller Feal Hermanos llegando a ser Maestro cortador, hasta que decide independizarse y abrir su propia sastrería que llevará su nombre. En septiembre de 1926 se traslada a uno de los últimos pisos del edificio Pastor, en el Cantón de Lacy, alcanzando un notorio prestigio entre la burguesía y el mundo intelectual de Galicia. Su presencia en los círculos artísticos es constante. Colabora en prensa y radio (El Noroeste, Radio Coruña), en los primeros números de la revista Alfar, al lado de Rafael Barradas y Francisco Miguel Fernández de Moratinos; imparte conferencias sobre la pintura de Souto y Colmeiro, pertenece a la directiva de ADLAN (Amigos de las Artes Nuevas), apoya regularmente las actividades que tenían lugar en los teatros Rosalía de Castro y Linares Rivas.

    La relación con algunos de los buenos amigos, el grado de cercanía con Rafael Dieste, Cándido Fernández Mazas, Francisco Miguel y Arturo Souto, se manifiesta a través de las cartas que guarda su familia coruñesa; éstas revelan datos desconocidos y otros documentos de ese archivo reiteran la implicación de Huici en el tejido cultural de la ciudad, el vinculo político, con la Izquierda Republicana y las filiaciones con grupos y sociedades, entre ellas el Comité de Cooperación Intelectual de A Coruña, el Centro de Estudios Sociales Germinal, la Antorcha Galaica del Librepensamiento y el Rotary Club.

    Entre patrones y telas, Huici recibía a menudo la visitas de sus compañeros artistas y seguía puntualmente la evolución de sus carreras. Pasó una larga temporada en Ourense manteniendo el mismo grado de actividad y en los pocos años que vivió en Galicia, hasta su trágico final en los comienzos de la guerra civil del 36, se fue haciendo imprescindible en los círculos intelectuales.

    En A Coruña crea el primer cine-club y en el Savoy, en la calle Real, dará a conocer la filmografía reciente de Eisenstein (El acorazado Potemkin, 1925 ) y Victor A. Turin (Turksib, 1929 ). Era frecuente su presencia en las tertulias de los cafés Marineda y La Pena a las que asistían Casares Quiroga, Vilar Ponte, González del Villar y Julio E. Casal. Y en lo referente a la creación artística, actuó en diferentes frentes: el diseño, la ilustración, el dibujo, el grabado y en menor medida la pintura.

    No hubo oportunidades de ver su obra. En las colecciones institucionales de Galicia no hay rastro de ella, salvo gloriosas excepciones que pertenecen al ámbito del coleccionismo privado. De Luis Huici ha escrito Luis Seoane y lo ha hecho con la claridad y generosidad de siempre, destacando el estimulante y oportuno ejemplo para los jóvenes creadores de aquella etapa, entre los que él mismo se encontraba.

    Hace más de dos años, las galerías La Marina de A Coruña y José Lorenzo de Santiago de Compostela mostraron con el apoyo de los herederos de Huici, en sendas exposiciones, una parte de ese preciado legado integrado por obras originales, dibujos inéditos y alguna pintura procedentes del archivo familiar, que ha sobrevivido intacto. Ahora, el equipo de historiadores de arte de esas galerías prepara una publicación en la que se incluyen y analizan esas aportaciones que ofrecen nuevas pistas sobre su vida y desvelan datos de gran utilidad que se refieren a su entorno, a la cotidianeidad de su tiempo. Sería deseable que ese conjunto documental no quedase en el anonimato y tuviese un destino público.

    01 mar 2021 / 01:00
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