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HUMOR EN CANAL. ‘Cadencias’ es el nuevo libro de este catedrático y narrador, un neno que sonreía con ‘El oso Yogui’ y ‘El Virginiano’ // Fan de Tip y Coll, lector irredento, ha disfrutado con ‘Babylon Berlín’

Manuel Portas: cine 4 Vs. series 1

Bugs Bunny, Popeye, Los Autos Locos y Don Gato, son los dibujos animados que Manuel Portas, catedrático, profesor y narrador veía en su infancia barcelonesa, esa donde iba con su padre al campo del Español henchido de orgullo celtiña cuando visitaba ese césped el Celta de Vigo de Primera (ganó allí en 1971: 0-1).

“Meu pai era do Celta e eu tamén, claro”, dice de aquella época en un hogar de Hospitalet con un televisor Inter, “daqueles onde tiñas que orientar os cornos unhas veces para acá e outras para alá para dese xeito coller ben a sinal. Logo chegaron os televisores General Electric. Lémbrome tamén dos filtros para dese xeito ver en cores”.

Junto a su gusto por leer tebeos y libros “de Julio Verne, Jack London ou Mark Twain”, ese neno de los años 60 ya fue convirtiéndose en escritor sin saberlo mientras gozaba con el parlanchín Oso Yogui, un divertido fan de los emparedados ajenos, creado en 1958 por el dúo Hanna-Barbera y con eco en TVE hasta los años 80.

“Gustábame tanto o Oso Yogui e o seu amigo Bubu que xa de adulto viaxei ata EEUU para coñecer o parque de Yosemite”, aclara Manuel.

También fue espectador de la primera etapa de Historias para no dormir (1966-1968), de Chicho Ibáñez Serrador, quien rescató esa idea en los primeros 80 cuando ya era el rey Midas de TVE tras reunir algún viernes a 19 millones de espectadores delante del concurso Un, dos, tres.

Los capítulos de Historias para no dormir se rotulaban con dos rombos, el mandalacama infantil cuya eficacia era inversamente proporcional a la inventiva del niño o niña en cuestión, y en el caso de Manuel, sus lecturas le dieron alas para urdir un imaginativo recurso.

“Xogaba co cristal dunha porta que facía de espello, si ben esas historias de Chicho despois dábanme medo”, explica quien sabe que los ciclistas pedaleaban entonces dentro de unas chapas que subían puertos perfilados a tiza en tardes donde también rodaban las canicas.

“En Barcelona facía moito xogo na rúa porque o clima era bo. E xogaba a fútbol, a policías e ladróns pero máis que xoguetes, fun de estar cos amigos da panda”, detalla Manuel, añadiendo que en los inviernos alternaba los mecanos con las horas absorto en unos libros tan bien leídos como bien cuidados.

“Facía intercambios de libros logo de telos lido e tiñan que estar en bo estado para dese xeito coller outro que tamén fose como novo”.

Y mientras cruza los años de westerns seriados como Bonanza o El Virginiano, Manuel llega a la generación que descubre el humor rebelde de los Monty Phyton.

“Acórdome tamén do cine dos irmans Marx e de series de humor dos setenta como Los Roper, Benny Hill e Un hombre en casa ainda que para min os mestres do humor son Tip y Coll, son os mellores. Despois deles, na tele, poden vir Martes y Trece pero xa como un sucedáneo, sen a xenialidade de Tip y Coll”.

Y al solaparse las décadas, este catedrático, profesor de Literatura y actual director del Instituto Xelmírez (Santiago), encara cada vez más en serio lo de escribir a hierro y salta a esas aguas hacia 2010.

No viviría sin libros. Sin tele sí.

“Non teño paciencia para series de televisión, prefiro os longametraxes, parécenme unha obra de artemáis completa. Son moi de ver cine europeo, de Truffaut , Godard, Fellini, Sorrentino, Berlanga, Saura, Almodóvar, Buñuel... e ollo a un exalumno do noso instituto, Alfonso Zarauza, e tamén a Oliver Laxe”.

De las tramas seriadas recientes, destaca solo una.

Babylon Berlín, unha serie xermana, moia boa e moi dura. É unha serie que gustoume”.

Respecto a la oferta cómica actual, Manuel, que fue concelleiro en Compostela, iza ahí su vena política, la salsa del formato que presenta El Gran Wyoming en La Sexta.

“Son dos espectadores de El intermedio desde hai tempo, axúdame a desconectar”.

De TVG, dice ver con gusto algún espacio culinario y O Agro (“paréceme un magnífico programa; vivo no rural e conta cousas como cando hai que plantar as cebolas...”), concluye el autor de Cadencias, la nueva novela de quien sabe que sembrar palabras hoy permite recoger un telar de sueños mañana: libros, libres.

Y en su sofá: cine 4 Vs. series 1.

14 feb 2021 / 04:34
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