Monseñor García afronta con ilusión su nuevo reto gallego

El sacerdote Fernando García Cadiñanos tomó posesión este sábado como nuevo obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol en un acto en el que apeló a la “fuerza de los que se dejan llevar por el espíritu” ante una “sociedad herida y desvinculada”.

La celebración en la catedral mindoniense fue presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, y contó también con la presencia del nuncio apostólico en España y Andorra, Bernadito Auza, y el arzobispo emérito de Burgos, informa Efe.

Un acto al que también estaba previsto que acudieran el presidente de la Diputación de Lugo, el vicepresidente de la Diputación de Burgos, la subdelegada del Gobierno en Lugo, el almirante del Arsenal de Ferrol y el comandante de la Fuerza de Protección de la Armada, así como los delegados de la Xunta de Galicia en Lugo y A Coruña, junto a los alcaldes de Mondoñedo y Foz y el teniente de alcalde de Viveiro, según Europa Press.

Durante su intervención, el nuevo prelado consideró que se “vive el drama de la inequidad y de la crisis del compromiso comunitario”.

Ante una amplia representación de la sociedad civil, tanto eclesiástica como militar, política y cultural, monseñor García Cadiñanos apuntó que el “episcopado es honor y carga”, pero “un título de servicio más que de honor”.

“El Señor me invita a ir a la otra orilla, a salir para expropiarme entregándome”, dijo.

Aludió asimismo en su alocución a la nueva misión que debe afrontar para encararse en estas tierras gallegas, de periferia geográfica, “que saben de emigrar y acoger, de peregrinaje y permanencia”.

El obispo recordó que la sociedad está “teñida por el sufrimiento de la pandemia y de los problemas sociales que ha traído” consigo, y apuntó que desde su punto de vista “necesita el encuentro personal con la buena noticia del amor del Padre, que Jesús nos comunica en su espíritu”.

Citando al papa Benedicto XVI, reseñó que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona que da un nuevo horizonte a la vida y una orientación decisiva”.

En un discurso cuya parte final pronunció en idioma gallego, el sacerdote, de origen burgalés, indicó que la “misión en esta nueva etapa evangelizadora es más apasionante que nunca”, y dijo que se necesitan “discípulos misioneros apasionados de Cristo y de cada hombre”.

Monseñor Julián Barrio, por su parte, destacó durante la homilía que “o episcopado non é unha honra, é unha chamada para servir sen cálculos nin condescendencias cun mesmo, dando testemuño do amor de Deus cos xestos máis sinxelos”.

El arzobispo de Santiago dio además las “gracias al Señor por elegir a nuestro hermano Fernando para ser sucesor de los apóstoles en esta diócesis de Mondoñedo-Ferrol que le acoge con gratitud”, según informa la propia diócesis en su web.