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Oxitocina: la hormona del amor

Con esta puñeta, de la pandemia covid, nos hemos estado privando de algo sumamente fisiológico y de primerísima necesidad: la secreción de oxitocina, chavales. En efecto, el enclaustramiento entre 4 paredes y sin apenas contacto físico entre congéneres ha diezmado nuestra secreción de la hormona del amor y de las carantoñas primorosas... ¡reduciéndola hasta su mínima expresión! No es de extrañar, pues, que la venta de fármacos antidepresivos y narcóticos varios –incluidos potentes opioides- ¡se haya disparado en la gráfica, oiga! Y, digo yo, ¿no sería mejor antes estimular nuestra propia síntesis –endógena- de oxitocina, einh?

Del griego oxys “rápido” y tokos “nacimiento”, a la oxitocina se la conoce como la hormona del parto y la lactancia desde su descubrimiento allá, a mediados del siglo pasado, aunque también se la apostilla como hormona de la felicidad, del buen rollito... ¡así como del amor y los magreos pasionales!

En lo estrictamente bioquímico, la oxitocina consiste en un péptido (o proteína canija) que está compuesto por 9 aminoácidos y que furrula a modo de “hormona psicotrópica”, compartiendo con la vasopresina (u hormona antidiurética) un par de características: 1/ es sintetizada previamente en el hipotálamo (el centro de control del cerebro) y viaja acoplada a una proteína transportadora llamada neurofisina para 2/ acabar recalando y almacenándose en “la parte de atrás” de esa “pepitilla maestra” llamada hipófisis, desde donde se liberará a la circulación sanguínea cuando fuese menester. ¿Motivos, de tal liberación? Pues más concretamente durante el parto o la lactancia; o cuando el sujeto experimenta sensaciones harto agradables: parenteral, sentimental o sexualmente hablando, entendámonos.

En las mujeres, la oxitocina cobra especial relevancia pues dicha hormona es copiosamente liberada tras la distensión del cuello del útero (o cérvix) durante el parto, así como cuando se estimula el pezón por la succión del bebé en la lactancia; es por ello que, a través de sus efectos ansiolíticos-tranquilizantes, una madre lactante puede amamantar sin cortapisas a su retoño, permaneciendo quieta-parada y en armonía al darle el pecho (que no la espalda) habida cuenta de los poderosos efectos “reconfortantes” de dicha hormona. Y ya fuera del contexto materno-filial, la llegada del orgasmo bien podría ser tercera causa del “sustancioso pico hormonal”, dado que la oxitocina se ha asociado muy estrechamente con el placer sexual y la forja de vínculos afectivo-emocionales.

Podríase pensar, llegado este punto tan tierno y romántico, que los toscos varones carecemos de tales secreciones relajantes, ¡pues craso error! Piénsese que el hecho mismo de asistir al nacimiento de un hijo, o de ver, oler o abrazar por vez primera al neonato –creck-ouch- ya repercute en la secreción de unos 5 litros de oxitocina –litro arriba, litro abajo- con el fin último de contrarrestar y doblegar a la “pendenciera y belicosa testosterona” cosa harto conveniente para que el padre de la pocholada -ahora sí- embriagado por tales químicos relajantes “apechugue como un campeón”... evolutivamente hablando, entendámonos. La naturaleza no da puntadas sin hilo.

Pero espérese que la tierna criatura también cobra su protagonismo en toda esta historia, llevándose un buen pellizquito de oxitocina, pues ahora sabemos que el mero hecho de que un bebé estresado -o en mitad de un quejumbroso llanto- escuche la voz de su progenitora –o la huela mismamente, snif, snif- ya le reporta al querubín una relajación profunda inducida por el pico de oxitocina... no hablemos ya, de la sensación de paz, amor y tranquilidad que brinda el contacto físico -piel con piel- entre ambos, progenitor y peque.

Hete aquí que, asimismo, los abrazos entre amigos o familiares, incluso simples apretones de manos, pueden estimular la síntesis de oxitocina no digamos ya las carcajadas, ¡que representan un verdadero aluvión no sólo de oxitocina, sino también de endorfinas, dopaminas y encefalinas varias! Como podemos observar, existen otras taaantas maneras de lograr “un piquito” de oxitocina, verdad, que no sean dar el pecho o ponerse de parto; por ejemplo, la gente que es atenta para con los demás, empática, desprendida... goza de muchos más “picos extra” de oxitocina, cada día, picos de los cuales carecen los sujetos ingratos.

Recopilando: los principales “tsunamis de oxitocina” se alcanzarían mediante: 1/ la distensión del cuello uterino o “reflejo de Ferguson”; 2/ secreción de leche en madres lactantes; 3/ estimulación sexual y/o carontoñas varias (oferta válida para ambos sexos, oiga); y 4/ carcajadas, risas y bailoteos, abrazos “de oso amoroso”... de facto, se han hallado receptores celulares de oxitocina en el corazón, siendo dicha hormona capaz –cuando va salpimentada con un poquito de dopamina y adrenalina- de activar respuestas tales como palpitaciones, rubor, sudoración y despertando sensaciones de alegría y alborozo al ver, escuchar o incluso presentir a nuestros seres queridos... se ve que los miocardiocitos (o células musculares cardíacas) se ponen de un contento que no veas cuando reciben su dosis diaria de oxitocina sazonada con un pellizquito de catecolaminas... “¡¡¡bieeeen!!!”

Pero, ojo, que lo más importante quizás venga ahora, porque hemos descubierto que la oxitocina puede inhibir directamente la liberación de las hormonas del estrés crónico, “hackeando” el sistema hormonal responsable de tales exudaciones malignas (el llamado eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal)... ¡¡¡¡especialmente tratándose del cortisol!!! Incluso la oxitocina puede considerarse, en determinados contextos, como antagonista no solo del cortisol sino de la vasopresina, también conocida como hormona antidiurética, lo que ayudaría a prevenir –en determinados contextos- la retención de líquidos edematosos.

Aunque no todos los investigadores han logrado ponerse de acuerdo al 100 %, ahí le dejo lo que las últimas evidencias científicas han puesto sobre la mesa (tanto en sujetos humanos como en ratones):

- Guarrerías españolas: la oxitocina inyectada en el fluido cerebroespinal de ratones macho, les causa erecciones espontáneas... Poing!

- En féminas roedoras, por otra parte, la oxitocina liberada en el cerebro durante la cópula es crucial para establecer lazos monogámicos de pareja, mientras que a los machos parece que hay que salpimentarlos –además- con un poquito de vasopresina, a tales efectos, porque se ve que los caballeros la precisamos (incluidos nosotros, los homínidos) para obrar la erección... ¡pero cuidao-cuidadín!, dado que todo apunta a que tratándose de señoras humanas un exceso de vasopresina les produce un intenso repelús a la hora motivarse sexualmente; pero además, si esta vasopresina va unida a una escasa producción de oxitocina... ¡apaga y vámonos!

- Disminución hormonal acusada en espectro autista, hallándose unos niveles de oxitocina significativamente menores en niños con el trastorno. Se están estudiando los efectos positivos de administrar oxitocina intravenosa en tales espectros autistas (de hecho, las últimas investigaciones han descubierto que esta merma de oxitocina podría ser algo determinante en la aparición del autismo, junto con una alteración abarrante de la flora intestinal).

- El apego entre madre e hijo se materializa gracias a la oxitocina puesto que la voz activa su secreción, mientras que en el caso de las ratas es necesario el contacto físico para producir el mismo efecto.

- Aumento de la confianza en uno mismo, de la empatía y la generosidad, así como reducción del miedo social en sujetos con las secreciones más altas del químico. Cae de cajón.

¿Conclusiones? Más contacto interpersonal, de tú a tú, y menos redes. Más deporte placentero y menos sofá. Más manzanas dulces y menos snacks salados. Más sonrisas festivas y más “abrazos de gol” -que últimamente ya no nos tocamos ni con un palo- y fuera caras largas o brazos cruzados... ¡Ah! Y el salto del tigre –rrrgggghh!!!- o la danza del vientre –blblblbl!!!... Eso, eso que no falte, amigos.

EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO

20 mar 2022 / 01:00
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