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Pablo Simonetti: homosexualidad y alta burguesía

No es la primera vez que Alfaguara nos acerca una novela del interesante narrador chileno Pablo Simonetti, poco divulgado entre nosotros y escasamente publicitado por la referida editorial que, en el presente 2022, nos ofrece Los hombres que no fui, título que hunde en el pasado la historia (parte de ella) de un ingeniero chileno de familia de alto copete, de la aristocracia cultural santiaguina y de vida y gustos refinados, no exento de cierta indolencia, de una celosa privacidad vinculada a la amistad y a la compañía. Todo lo cual gira en torno a Guillermo, protagonista y narrador, eje de una historia modulada en episódicos escalones que van recorriendo por etapas su relación homosexual con Alberto, relación que el escritor elude con frecuencia o desvía hacia zonas o momentos contextualizadores.

La sexualidad, el homoerotismo en este caso, es tema absorbente y casi excluyente y se enraíza aquí en una doble vía: el rechazo familiar y social (una acomodada y elitista burguesía) y un apartado íntimo, vivencial que la pareja protagonista asume, aunque siempre desde la perspectiva de Guillermo. Así, a través de una cadena textual episódica, asistimos a un pulso agónico, incierto de la pasión sexual y del flujo desencadenante que proyectan elementos externos como el miedo, la prevención, la amenaza, el aislamiento, los convencionalismos, la fragilidad o el fracaso, que son hitos en el recorrido de relaciones de la pareja protagonista con una serie de personajes entre los que hay de todo: Luisa, el más doloroso, humilde, verdadero; Yael, aristocrática y fría; Javier, vencido por su signo trágico, etc. La factura humana de la gran mayoría de ellos es convincente, igual que su certera caracterización. De todos modos el derrumbe, la pérdida, el abandono marca el desenlace de estas idénticas pero diversas relaciones, donde la fragilidad y el desengaño son claves destructivas.

Además del bien caracterizado (y homogéneo) elenco de personajes, P. Simonetti recrea, con buen pulso, escenarios y ambientes de los mismos, pasado familiar, gustos más que refinados, afán de posesión de objetos y de existencia acomodada, entre lujos y objetos artísticos, etc. El discurrir de la trama, con escasos momentos de tensión, solo resulta violento e inquietante con el asomo del estallido del pinochetismo, de efecto claramente contrastivo.

Los hombres que no fui es una novela que empecé a leer y luego la dejé. Su temática nunca me llamó la atención. Pero al poco volví a ella y no me arrepiento. Es novela muy bien escrita porque Simonetti escribe con solvencia y soltura y hasta con elegancia y equilibrio expresivos. Su prosa rezuma perfección y carece de excesos, torpezas, vulgaridades y tópicos de los que hoy muy contados escritores se libran. Es esta una novela que nos habla de escribir y de escritores y de talleres de escritura. A ninguno de ellos tendrá que acudir el atento lector de esta novela que dice, y dice bien, pero que también sugiere, y con eso le basta. No diré más.

24 jun 2022 / 01:00
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