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Pantallas de Xinzo contra los males del mundo

¡Cuánta necesidad de risas y de alegrías tenemos después de todo lo que hemos pasado y seguimos pasando! Siempre con sentidiño, como se dice en estas tierras, la llegada del carnaval no deja de ser motivo por el que dibujar una sonrisa en el rostro de todos nosotros. Estos son días para disfrutar, para alejarnos, aunque sea puntualmente, de la seriedad de nuestro día a día, de esa atmósfera grisácea que llega hasta nosotros y nos invade con las penurias de nuestro mundo del s. XXI... Rusia, el virus y los contagios, la corrupción, etc.

Hasta no hace mucho, la seriedad la marcaba el calendario litúrgico con la llegada de la Cuaresma, tiempo de reflexión, de recogimiento, de sacrificio y ayuno, que preparaba el alma para la contemplación del misterio de la Pasión de Nuestro Señor durante la Semana Santa. Los días previos al inicio del tiempo de Cuaresma determinaban la despedida del Tiempo Ordinario, con alegres y desenfrenadas celebraciones en los pueblos y ciudades de nuestra Piel de Toro. Era tiempo de “entroido”, procedente de la voz latina “introitus”; esto es, de introducción, de preludio, a la Cuaresma.

Este argumento configura la esencia de la Teoría medievalista en torno al origen de la festividad de las Carnestolendas, hoy carnaval, que han apoyado pensadores como Arnold Van Gennep. Un canto a lo pagano, antítesis de los valores cristianos que encierra el periodo de Cuaresma, como también apuntaba Julio Caro Baroja.

Hay ciertos lugares en España, como las recónditas aldeas y pueblecillos de Ávila, Guadalajara, León, Zamora, etc, donde el “Entroito”, “Antruejo” o “Antruido” hunde sus raíces en ritos ancestrales, por los que la población celebraba el fin de la época de invierno, de frío y oscuridad, dando la bienvenida a la luz de los largos días de la primavera, época de esplendor y fertilidad en la naturaleza, de vida, de siembra y cosecha. Bouza Rey abrazaba, a la luz de las celebraciones gallegas, esta tesis vegetalista.

El Entroido se celebra por toda Galicia, pero merece la pena centrarse en la provincia de Ourense. Más allá del tan conocido carnaval de Xinzo de Limia, Verín, Maceda o Laza, otros lugares albergan hoy día, resistiendo a las embestidas de la modernidad, que trae consigo, irremediablemente, el olvido de lo tradicional, las más ancestrales manifestaciones del entroido gallego, innato en el carácter de sus gentes. Así, Boborás, Melón, Esgos, Riós, Cualedro, Entrimo, A Veiga, entre otros, son hitos de estas fiestas tan entrañables. Por desgracia, cada vez más, los adultos han olvidado y los jóvenes ni conocen siquiera la esencia del carnaval en aquellos lugares donde estas fechas son hálito de vida. Me refiero, por ejemplo, a quienes venidos de otras regiones pasan cerca de Xinzo de Limia sin percatarse de que esa ciudad es entroido, sea cual sea la fecha del calendario; pues el entroido corre por las venas de sus gentes, desde la cuna hasta la mortaja.

Declarado de Interés Turístico Internacional, el carnaval de Xinzo de Limia saca a la luz a unos pintorescos personajes, As Pantallas, que cada año recorren las calles lanzando aullidos y sonidos guturales desde detrás de preciosas máscaras artesanales (pantallas) que recuerdan a diaños burleiros. La Pantalla corre, baila y mete ruido, haciendo chocar dos grandes vejigas de ternera hinchadas para la ocasión, que utiliza como instrumento de percusión.

Durante cinco fines de semana, desde el Domingo Fareleiro hasta el Domingo de Piñata, estos personajes danzan sin cesar por las calles de Xinzo, llevando la alegría a vecinos y curiosos que quieran impregnarse de la esencia del deslumbrante carnaval gallego.

As Pantallas, en contra de lo que pueda pensarse, no desfilan en el carnaval, sino que actúan como “policías” del entroido, velando por que el orden y la ley del carnaval se cumpla en las calles de Xinzo; es decir, cuidando que no haya quien pise la rúa sin un buen disfraz. Además, la indumentaria de la Pantalla no puede entenderse como disfraz, pues aquí la esencia del carnaval va más allá de vestirse de un modo folclórico. La Pantalla refleja la tradición, la belleza del sentimiento del Entroido llevado a cada detalle del personaje, desde su camisa y su calzón blanco, hasta sus botas negras, sin olvidar las capas, de colores alegres y de las que cuelgan cintas de colores, el fajín rojo y las campanillas que llevan atadas a él, con las que llenan los días del carnaval de música y dulzura con el soniquete que nace de sus incesantes bailoteos.

El antiguo diario “El Eco de Galicia” ya presentó, de la pluma de un autor desconocido, el carácter pintoresco del que podríamos bautizar como “Primera Pantalla” en estos términos, que aquí transcribimos: “Como rasgo de sátira socarrona y fina, es digno de notarse el que se le ocurrió a un labrador de Ginzo (Orense) con ocasión de celebrar la entrada de Carnestolendas. Recorrió las calles de aquel pueblo disfrazado de modo que presentaba todo el cuerpo cubierto de papel de oficio (el papel usado por los notarios), dejando solo ver la punta de la montera (sombrero tradicional gallego), en la que se ostentaba un cartelito con la siguiente inscripción: Fruta del tiempo en Ginzo”.

Todo esto y mucho más es el entroido de Ourense, que aquí presento a pinceladas desde la inmortalidad de la fiesta limiana. Si tienes oportunidad conócelo, saboréalo desde el centro de las plazas de la villa, haciendo corro en torno a los bailes de As Pantallas; pero si lo haces, cuida de ir preparado con un buen disfraz, porque si no estos pintorescos vigilantes te llevarán en volandas hasta la primera taberna cercana, para que pagues tu imprudencia y desdén a golpe de ronda de cunca de ribeiro. Siempre, en toda ocasión, disfruta del carnaval, vívelo.

25 feb 2022 / 01:00
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