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Piperina, con ‘p’ de ‘pasote’

Un truco macanudo para aumentar el aprovechamiento (o biodisponibilidad) de las vitaminas y antioxidantes de cualquier manduca que nos vayamos a papear es darle primero un par de vueltas al molinillo de pimienta negra -creeck-creeck- para espolvorear sobre la comida recién emplatada, como por ejemplo una ensalada, porque el principio activo contenido en los granos de pimienta llamado piperina posee una virtud única: consigue amplificar exponencialmente la absorción de tooodas los demás sustancias nutricias que se hallen presentes, bien sean carotenoides, polifenoles, vitaminas, glutatión..., lo que sea, oiga; aunque ojo, para que la absorción de los nutrientes liposolubles se pueda magnificar (como es el caso del betacaroteno o la coenzima Q10) se precisa asimismo que exista en la comida un vehículo graso (idealmente, aceite de oliva) para que pueda obrarse “la magia”..., y es entonces, ahora sí, que la absorción puede amplificarse ¡¡¡hasta en un 300%!!!

Pero vayamos directos al turrón: la piperina es un alcaloide; es decir, 1/ es un compuesto nitrogenado (es decir, que tiene nitrógeno en su molécula) y que es bioactivo en el metabolismo de los mamíferos y que, además 2/ es de origen vegetal y 3/ bajo la lupa de aumentos posee forma anular o de anillo. Por lo que respecta a su ubicación, ésta se halla presente (sobre todo) en la capa externa de las semillas de la pimienta negra..., en la cortecita, vamos a entendernos. Es al romper dichas capas externas que se liberan los ricos aceites esenciales de la pimienta -snif, snif- léase los pinenos, el ββ-felandreno o la sabinacetona..., los cuales presentan esa particular nota amaderada que tiene propiedades antisépticas, analgésicas, antiespasmódicas y expectorantes o, al menos, eso nos aseguran los acólitos de la aromaterapia.

Pues bien amigos, dicha piperina actúa mejorando el espectro nutricional de los alimentos de dos maneras simultáneas y complementarias:

1. Aumentando la secreción de jugos digestivos varios (gástricos, pancreáticos, intestinales), mejorando la digestión de la comida ingerida. No en balde, la pimienta negra ha sido históricamente asociada al placer gastronómico como estimulante-tónico digestivo... ñam, ñam! Sluurppps!

2. Amplificando la absorción a nivel gastrointestinal de múltiples nutrientes al aumentar -digámoslo así- la porosidad de la mucosa: vitamina C, betacaroteno, vitaminas del grupo B, selenio, zinc, hierro, coenzima Q10... tooodos pa´dentro, venga.

Ahora bien, este truco del almendruco sólo funcionará al 100 % si se toma la piperina de forma tradicional, tal y como hacían nuestras abuelas espolvoreando las semillas en la comida, no vale tomarla en cápsulas, diantres. ¿Por qué? Porque antes que nada, la piperina debe interactuar con los receptores sensoriales, sitos en la lengua y cavidad oral. En efecto, la estimulación cefálica (o cerebral, parte primera del proceso digestivo fisiológico, cosa harto importante para la digestión menesterosa) sólo se llevará a cabo si las distintas sustancias activas de los alimentos interactúan con dichos receptores sensoriales, esparcidos a lo largo y ancho de las fauces... ,incluido paladar, vamos a dejarlo claro. Déjeme citarle algunos ejemplos.

Los receptores de lo dulce, situados en la punta de la lengua, tienen no sólo la misión de darnos una grata sorpresa al comer una melosa pera o un jugoso melocotón, sino también de informar y poner sobre aviso al cuerpo acerca de los azúcares que están por llegar; de facto, cuando estos receptores son estimulados con el dulzor, el páncreas descarga una partida inicial de insulina como adelanto al azúcar que se prevé en la sangre. Por eso mismo los edulcorantes artificiales -entre otros motivos- son tan engorrosos para la salud, porque al estimular “falsamente” estos receptores sensoriales, sin aportar después ningún tipo de caloría aprovechable, la insulina secretada no hará otra cosa que descender el azúcar presente en la sangre (la glucemia), provocando una hipoglucemia reactiva (¿le suena de algo?) y disparando unas ganas tremebundas de comer; tanto es así que cuando a los animales de abasto se les mezcla edulcorantes artificiales junto con el pienso comen más y engordan más (esto quiere decir que cada vez que usted le echa un par de piedritas de sacarina -o ciclamato o aspartamo- a su café, con la vacua intención de adelgazar..., en realidad lo que está pasando ¡es todo lo contrario!

Podríamos pensar que, al no haberse encontrado receptores específicos del sabor picante en la lengua (aunque haberlos, haylos) la piperina no afectará a efectos “premonitorios”. Cuidado. Las ramificaciones del nervio vago llegan hasta la boca a través de la lengua, y como nervio “maestro” de la digestión que es, éste informa rauda y oportunamente al hipotálamo -y glándulas de secreción anexas- de las cautelas a tomar. No en vano, cuando masticamos un jalapeño, al mismo tiempo que nos arde la boca (pungencia), nos ponemos a soltar moquillo a lo bestia y nos sube la temperatura corporal un par de grados, ipso facto, debido en este caso a la prima-hermana de la piperina, la capsaicina. Por ello digo: la piperina, ya al nivel bucal, aumenta la secreción de tooodos y cada uno de los jugos y fermentos digestivos, léase salivares, gástricos, pancreáticos e intestinales, mejorando con ello la digestión de forma muy notable. Así, la piperina, junto con los jengiroles (del jengibre) y la curcumina (del curry), son los tres principios activos vegetales que mantienen a raya la septicemia y la infección allá, en la lejana India, utilizados desde centurias como condimentos... ¿por qué cree usted que apenas hemos tenido noticias de la propagación del covid en tal país durante la pandemia? Ajá: pues entre otros factores -como la latitud- podemos contar con la alta ingesta de estos tres condimentos en la cultura gastronómica popular hindú, cosa que le puso freno a la infección por sus poderosas acciones antivíricas.

Y por si fuera poco, la piperina impide que los genes muten perniciosamente inhibiendo el crecimiento de tumores, al menos experimentalmente. También posee efectos antidepresivos, aumentando el recuento de neurotransmisores cerebrales -serotonina, dopamina- en personas decaídas. ¡Ah, todo esto sin olvidar sus efectos sobre la pérdida de peso, al impedir que las células grasas se multipliquen! Y todo esto, utilizando la pimienta de vez en cuando, sin fanatismos. Así que, visto lo cual, al final la pregunta del millón de dólares sería... ¿cueces o enriqueces, ‘brother’?

EL OBJETO DE ESTE ARTÍCULO ES SÓLO ORIENTATIVO. CONSULTA CON TU MÉDICO Y/O ESPECIALISTA CUALQUIER CAMBIO EN TU DIETA O ENTRENAMIENTO

29 may 2022 / 01:00
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