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¿Qué es el Síndrome de Wendy?

    seguramente conocerás a personas que están centradas en atender constantemente a los demás y terminan olvidándose de sí mism@s. Este tipo de comportamiento define el Síndrome de Wendy.

    Es más común en mujeres, aunque también los hombres pueden padecerlo.

    La educación recibida junto con las experiencias vividas o las circunstancias del momento, pueden hacer que se derive en este comportamiento.

    En general, es una persona insegura y con baja autoestima, que tiene la necesidad de sentirse útil, de ser aceptad@, porque siente miedo del rechazo y el abandono. Suele verse este tipo de comportamiento en la pareja, entre padres e hijos, entre hermanos e incluso entre amigos.

    Cuando la persona está centrada en agradar a todo el mundo constantemente, se olvida por completo de sus propias necesidades. Buscar desesperadamente la aprobación de los demás es muy agotador y, además, resulta autodestructivo para la persona pudiendo derivar en una depresión.

    La persona con Síndrome de Wendy se caracteriza porque:

    Se siente imprescindible e intenta asumir responsabilidades del otro.

    Entiende que amar es, por encima de todo; atender al otro.

    Evita como sea que se enfaden las personas que le rodean.

    Se siente culpable por no haber complacido las demandas de los demás

    Necesita proteger a los que le rodean.

    Se convence que, aunque los demás no le atiendan del mismo modo, le basta con verlos felices.

    Pero, poco a poco percibe que los demás consideran “normal” ese comportamiento y se lo exigen.

    ¿Cuál es el origen de este síndrome?

    Detrás de un Síndrome de Wendy es normal encontrar heridas sufridas en la infancia que no se han superado. Posiblemente a esa edad, la persona aprendió que, si se hace cosas por los demás, le van a querer. Es una creencia errónea que le causará mucho sufrimiento.

    ¿Cómo se trata este síndrome?

    La persona debe ser consciente de su problema y de la dificultad que tiene para gestionar las emociones.

    En el Síndrome de Wendy siempre hay uno que ofrece y uno que recibe. Uno gana y otro que, poco a poco, va perdiendo. No obstante, el auténtico problema está en que la otra persona no se da cuenta de ello.

    Al principio de las relaciones, se siente feliz cuidando y preocupándose por el bienestar del otro.

    Es un error creer que querer es, por encima de todo, priorizar al otro antes que a uno mismo. Y en realidad es todo lo contrario.

    Si te priorizas, eso te permitirá ofrecer a los demás la mejor versión de ti mismo.

    Si quieres contarme tu caso, puedes hacerlo en consulta@otiliaquireza.com. Estaré encantada de poder ayudarte.

    03 jun 2021 / 01:00
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