Quessada, europeísta y defensor de los derechos humanos

Xaime Quessada (Ourense, 1937-2007) mantuvo a lo largo de su vida una valiente actitud de compromiso, en la defensa de los derechos humanos, en la denuncia de hechos sangrientos y violentos. Se opuso a todas las guerras, fue cronista, con su obra, palabra y manifestaciones escritas de los desastres que fueron sucediendo en su tiempo y anteriores; los resultados han quedado expuestos en una gran parte de su trabajo y esa faceta tan destacada adquiere con el paso de los años mayor relevancia, si cabe, en los tiempos actuales, en algunos aspectos premonitoria y testimonial.

La ultima exposición a la que asistió fue la organizada en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, en junio de 2007: Quessada: Los derechos humanos. Testimonios. Por su contenido y lugar supuso un acto pleno de simbolismo para el artista: “porque supera cualquier partidismo político” y una despedida inesperada, escenificada en el corazón de Europa en la institución que representa sus valores.

En aquella exposición se presentó una selección de 40 obras de contenido político, asunto transversal en la producción de Quessada, que afloró tempranamente en los años de estudiante de Bellas Artes y fue creciendo con el conocimiento del Guernica de Picasso, entonces custodiado en el MOMA de Nueva York, al que llega a través de reproducciones publicadas en revistas. El hallazgo fue determinante; el sentido alertador, dramático y fidedigno de la tragedia de Guernica le llevará a volcarse en el estudio de la obra y ese interés caminará paralelo a la admiración siempre confesada por Picasso.

En adelante la grandiosa pintura le acompañará, como lo harán otras inspiradas en hechos bélicos, como fueron Masacre en Corea (1951), La guerra y la paz (1952); el específico lenguaje creado, destinado a relatar esas situaciones excepcionales, la iconografía agresiva y punzante, la ausencia de colorido, la presencia simbólica de figuras mitológicas como el caballo o el toro serán para Quessada un ejemplo de máxima consideración.

Tanto en los años de su primera juventud como en el futuro tendrá siempre en cuenta esas fuentes referenciales, no obstante, en su obra se sobrepone el propio acento. De los dibujos correspondientes a la Serie Negra, inspirados en tragedias universales y en el drama humano que arrastran esas desgracias, destacamos Treblinka, Al Alba, La madre, Masacre sin patria, El niño y la bestia, fechadas entre 1960 y 1970.

Los temas sobre las guerras toman carta de naturaleza a partir de 1961 y el mensaje en esas obras quedará inscrito en la fuerza de las imágenes y en el empleo de los colores: grises, azules y rojos oscuros capaces de expresar toda la carga emotiva que las mueve; el fuerte y rotundo trazo que configura las decididas líneas en negro acentúa el sentido de una situación que afirma una realidad histórica.

En la segunda mitad de la década de los sesenta, la obra de Quessada, de contenido social y político, agudiza su mensaje. Junto a los cuadros que se refieren a episodios relacionados con la situación política española, en algunos casos fruto de las propias vivencias, afloran otras creaciones en las que el artista muestra su compromiso ante los problemas que se están produciendo en el mundo.

Son tiempos convulsos, de grandes reacciones juveniles a los conflictos internacionales, y la guerra de Vietnam era el objeto principal de una oleada de protestas.

Y Quessada se incorpora con su obra a ese debate, al espíritu crítico que traspasaba fronteras; Camboya (1968), Vietnam (c.a.1970), Maldito Pol Pot (1973), Sabra y Chatila (1985) formarán parte de un amplio conjunto de pinturas, esencialmente de gran formato en las que late el sentimiento estético, la defensa de los derechos humanos, la denuncia de genocidios y falta de libertades, extensible a cualquier lugar del planeta e ideología. “ Y es que yo en los cuadros tampoco distingo cuando hago las denuncias plásticas, quienes fueron los que rompieron con los derechos humanos. Me preocupa más el hecho de la denuncia que la identidad política de sus autores”, confesaría en las páginas de este diario en los días previos a la inauguración de aquella memorable exposición.