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Teoría de la configuración de la energía

Ha transcurrido toda una década desde que se publicó, allá por el año 2010, el libro que contiene el resultado de una larga investigación de muchos años, que di nombre a la Teoría de la configuración de la energía. En ella se plasma la base que permite intuir cómo se ubica en el espacio-tiempo la energía; esa “Trilogía” que en definitiva lo es todo.

Pueden resultar muy llamativos y hasta extraños determinados conceptos que obligan a romper ciertos moldes establecidos, pero analizando el fondo se encuentra explicación a muchos aspectos cotidianos que si bien son ya conocidos, no están suficientemente concretados en la Ciencia clásica. Un ejemplo de ello puede ser la clara exposición que se encuentra en la mencionada Obra cuando se tratan los temas relativos a la reflexión y refracción de las radiaciones fotónicas, como es el caso de la luz; o en otro contexto, la incidencia que tienen dichas radiaciones cuando bajo determinadas condiciones llegan a lesionar tejidos vivos hasta el punto de inducir una carcinogénesis; en este sentido se muestra claramente el mecanismo por el que se lleva a cabo el proceso.

No es este el lugar en el que se pueda profundizar en los detalles que contempla dicha Teoría, pero entre otras muchas cosas establece una cierta “arquitectura” espacial que permite concluir la formación de ciertas partículas, hasta ahora desconocidas, y que poco a poco se van mostrando al tiempo que confirman la previsión hecha en la misma hace ya más de una década. Así, por ejemplo, determina que la energía está concentrada en el espacio-tiempo en infinitesimales Unidades Cuánticas Elementales (UCE), algo así como si fueran los “píxeles” que lo ocupan; esas UCE constituyen la unidad de masa, y todas las partículas conocidas o no estarían formadas por ellas. O sea, que toda partícula, por pequeña que sea tiene necesariamente masa; eso incluye a los diminutos Neutrinos aunque siempre se haya negado la existencia de ella.

Pues bien, en el año 2015 dos científicos, Arthur Me Donald y Takaaki Kajita recibieron el Premio Nobel de Física por haber descubierto que los Neutrinos SI tienen masa, al observar sus oscilaciones; esto es algo que además reviste en estos momentos gran importancia al comprobar científicos alemanes que dichas oscilaciones interactúan con el grafeno produciendo cargas eléctricas que se espera que en un futuro cercano permita fabricar baterías que nunca necesitarían ser recargadas, ya que los neutrinos lo harían constantemente al llegar a la Tierra desde el Espacio en todo momento; es algo de grandísima importancia para la automoción eléctrica que ahora mismo se está desarrollando a pasos agigantados. Sólo me queda destacar el hecho de que muchos años antes de que se reconociera el merecido Nobel a los citados científicos que descubrieron la masa de los Neutrinos, esta Teoría ya lo había previsto; me congratulo de ello.

En otro apartado de la misma obra se cita que el electrón, además de existir con carga negativa y positiva (positrón), tenía necesariamente que hacerlo también de forma neutra. Pues bien, a finales del año 2020 los medios de comunicación se hicieron eco del descubrimiento de una nueva partícula cuántica equivalente a un electrón neutro.

Otra vez me congratulo de que tal hallazgo reforzara la previsión que tantos años antes expuso la Teoría de la Configuración de la Energía. En fin, por falta de espacio solamente remarcar que así como estos últimos descubrimientos ponen de manifiesto la realidad de esta obra, estoy convencido de que aunque sea lentamente irán apareciendo el resto de partículas y estados previstos en ella; no en vano los cálculos de su estructura energética están en plena coincidencia con el valor de la Constante de Planck.

13 oct 2021 / 01:00
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