Un año de pandemia y de vivir en el limbo

Hace un año que la pandemia se adueñaba de nuestras vidas, al menos de la mía, porque aunque supongo que para la mayoría la fecha clave será el 14 de marzo, cuando el Gobierno aprobó declarar el Estado de Alarma, yo creo que la pandemia comenzó en un momento diferente para cada uno, concretamente en el que fue consciente de la que se nos venía encima.

En mi caso, sin duda, el día f (sí, sí, f de fin del mundo) fue el anterior, el 13. Me recuerdo sentada en un chester con Denis Gómez, hablando de la vida en general y del coronovirus en particular, con la incertidumbre planeando sobre nuestras cabezas acerca de lo que parecía que iba a venir, pero sin ser todavía conscientes de la magnitud que tendría.

Aquella tarde todavía era capaz de hacer chistes y planes a medio plazo, y ni se me había pasado por la cabeza que iba a perder los billetes de los vuelos que tenía para los dos próximos meses, y mucho menos las entradas del Mad Cool y del concierto de Kings of Leon en Londres. Ni siquiera sabía si debía seguir saludando con abrazos o empezar ya a dar codazos a diestro y siniestro como muestra de afecto.

Todo era demasiado nuevo, demasiado extraño, demasiado confuso y demasiado desconcertante. Creo que en el fondo sigue siéndolo, aunque no lo parezca tanto porque ya nos hemos acostumbrado.

Un año después de aquello me cuesta procesar lo que he vivido en estos doce meses. Sé que mi último viaje fue a Fuerteventura, mi última entrevista fue a Denis Gómez, y mi última fiesta la de los Mestre Mateo. Y a partir de ahí vino la nada.

HE PENSADO EN TODO ESTO MIENTRAS REPASABA LA LISTA DE NOMINADOS a los premios de este año hechos público ayer, y que se celebrarán en abril sin espectadores, sin entregas físicas, sin copas, sin besos y abrazos, sin sonoras felicitaciones en vivo, sin posados de grupo, sin el habitual desorden ordenado que a mí tanto me gusta.

Me ha hecho feliz ver el nombre de muchos amigos entre los nominados, especialmente el de Alfonso Zarauza, que con sus 13 nominaciones por su largometraje Ons ya puede ir haciendo sitio en su estantería para unos cuantos premios, y me ha dado un ataque de nostalgia nivel 1, consciente durante unos minutos de los cambios producidos en este tiempo de crisis sanitaria, y de todo lo que se ha ido quedando irremediablemente por el camino.

Así que, visto lo visto, y con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, confieso que un año después del inicio de la pandemia yo todavía estoy asumiendo que esta temporada tendré que volver a canjear viajes al extranjero por cierres perimetrales, y los estiletos, lentejuelas y photocall, por un plan de sofá, manta y tele.

CON LAS GALAS PASADAS AL MODO VIRTUAL, Y LAS FIESTAS DESAPARECIDAS, no es de extrañar que nazcan iniciativas como SOS planner, el servicio que acaba de lanzar Elite Bodas para reactivar su agenda de 2021 y animar a las parejas a continuar con su enlace, tratando de evitar lo sucedido el pasado año, cuando de las 150 mil bodas planeadas solo se llevaron a cabo unas 20.000, dejando sin ingresos a más de tres millones de profesionales según los datos de APBE (la Asociación de Profesionales de Bodas en España), que también está comprobando como a día de hoy muchas parejas continúan posponiendo su enlace. De esta forma, SOS planner pretende ayudar a los novios covid durante el proceso de organización de su boda en estas circunstancias tan especiales, animándoles a seguir adelante con sus planes; una idea, por cierto, que ojalá se transmitiese también a otros ámbitos.