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Una postpandemia de turistas y amores lentos

A punto de finalizar junio, siguen las lluvias y siguen los termómetros aconsejando no quitarse el plumífero por la grada norte, so riesgo de resfriado. Así que no hay día que no recuerde algo que leí hace tiempo en buzzfeed, escrito por Guillermo del Palacio, que decía en tono jocoso algo así como que el verano iba desde mediados de mayo a finales de octubre, excepto unos días en junio y agosto que granizaba, y unos seis también en noviembre. Y que luego estaba Galicia, claro, que iba a su bola. Obviamente con esto lo clava.

Ya puede decir el calendario que se cambia esta semana de estación y lo que quiera, pero todo indica que aquí a las botas y los plumíferos les espera una feliz convivencia estival en el armario con las chanclas, los bikinis y los vestidos de tirantes, por mucho que los meteorólogos hablen de olas de calor extremo y sequía.

En Santiago llueve y no hace calor, por mucho ambiente de verano prepandémico que haya, que lo hay, con sus verbenas, sus festivales, sus grandes conciertos y sus hogueras de San Juan. Vuelve la vida veraniega de antes, y hasta vuelven los helados Camy, desaparecidos en 2003 y que acaban de resucitar para alegría de los nostálgicos adictos al Colajet, al Nifty o al Apache de cola y limón.

También han vuelto los peregrinos, que van camino de hacer que el Camino, valga la redundancia, registre los mismos números que en Xacobeos pasados, y que los turistas extranjeros pongan su mirada de nuevo en la bella Compostela.

De ellos, precisamente, hablaba ahí atras el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, pidiendo tratarlos con amabilidad y ofreciéndoles precios ajustados y buen servicio, consciente de la importancia que tiene que se lleven una buena impresión para que los beneficios que genera su presencia en la ciudad, no sean solo flor de un día.

Personalmente yo no puedo estar más de acuerdo con él, aunque creo que los primeros que deberían aplicarse el cuento son precisamente quienes están al frente de instituciones, transportes y grandes empresas del sector turístico. Es más, yo hasta me atrevería casi a decir que son los que más pueden hacer por la causa. ¿O no? Porque de poco sirven las buenas atenciones si no hay un buen servicio de autobús que conecte el aeropuerto con el centro de la ciudad, o si no hay taxis suficientes y la media del tiempo de espera para conseguir uno supera los 30 minutos.

Como de poco sirve tener monumentos increíbles y zonas verdes si no se cuidan lo suficiente, o tener una gastronomía y productos de primer nivel, si no se dan facilidades a los hosteleros y comerciantes con las licencias para poder ofrecerla.

Y tampoco creo que valga de mucho atraer visitantes si no se tiene una oferta cultural y de ocio interesante que los retenga en la ciudad. Así que lo de esmerarse con el trato al turismo está muy bien, pero no estaría de más empezar con las asignaturas que todavía están suspensas.

Y HABLANDO DE CUESTIONES A MEJORAR, ASÍ EN GENERAL y a modo de reflexión semanal, hay qué ver lo chungos que somos como sociedad. Qué ganas de meternos en la vida de los demás y juzgar al prójimo. Lo digo en concreto por el vídeo que circula por ahí de Santi Millán y sobre el que todo el mundo parece tener algo que opinar, pero lo cierto es que podía aplicar este mismo pensamiento a muchas otras cuestiones.

Particularmente, no solo no me interesa nada de lo que él haga en su vida privada sino que me alucina que haya tanta gente con el morbo subido como para verlo y comentarlo, y hasta creerse con derecho a juzgar una relación que no es la suya.

Porque el hecho de que los asuntos privados de alguien salgan a la luz sin que su protagonista los quiera hacer públicos, a mí ya me parece a todas luces inaceptable, y a partir de ahí... todo lo demás.

Pero también me parece increíble a estas alturas de la vida tanto la que se ha montado por un vídeo así, como las reacciones que están generando la última película de Disney, Lightyear, o el nuevo videoclip del Pano Corado de Tanxugueiras. Pues yo casi como los del ReiZentolo en sus redes, soy mujer, heterosexual y a veces hasta rancia, y no veo nada extraño en todos ellos.

LO QUE SÍ ME SORPRENDE, Y MUCHO, ES QUE VUELVAN LOS AMORES LENTOS y se acabe el liquid love, un término acuñado en 2000 por el sociólogo y filósofo Zygmund Bauman y que hace referencia a personas que huyen del compromiso mutuo para siempre.

Al parecer, un estudio realizado por la app adopte, revela que al 79% de sus usuarios ya no le apetecen las relaciones de “usar y tirar”, sino que buscan el amor verdadero y revivir el romanticismo del llamado slow love, para lo que por lo visto las comunidades de citas son una herramienta muy necesaria para lograrlo. De hecho, el 65% de los que las usan lo hacen con la intención inicial de encontrar pareja estable, y el 66% cree firmemente que es posible.

Ahí van más datos. Para más de la mitad de los jóvenes (57%) la descripción es más importante que la foto de perfil, el 76% busca una media naranja que comparta algunas aficiones y puntos de vista, y el 89% valora positivamente tener conversaciones largas y motivadoras. Osea, lo que viene siendo de toda la vida ligar al más puro estilo des-pa-ci-to de Luis Fonsi.

23 jun 2022 / 00:00
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