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SUPERACIÓN. Daniel Olías, Miriam Fernández y Xabier Olza explican la trastienda de un reto que lidera la actriz Blanca Marsillach. TEXTO Xabier Sanmartín

Valiente teatro adaptado visto desde dentro y su ser o no ser

En un escenario hay todo tipo de nieblas. Puede abundar la luz pero al público, perdido en la oscuridad, no se le ve, se le siente. Puede existir mucha pasión pero los miedos revolotean hasta poco antes de descorrerse el telón. Puede salir un elenco muy versado que nada impedirá que se haga eterno el camino hacia la primera frase, el primer aplauso. Y en medio de ese ser o no ser, ese dilema del Hamlet de Shakespeare, metáfora del teatro y la vida, actores, actrices, autoras, autores y espectadores inician su búsqueda... y hay quienes, como Daniel Olías, Miriam Fernández, hacen todavía algo más... levantan un monumento efímero al teatro adaptado. Y abriéndose paso frente a obstáculos que no tienen otros, dejan poso.

Ambos son parte del elenco de Varela Producciones, la compañía que lidera Blanca Marsillach, en colaboración con la Fundación Repsol donde el actor y dramaturgo Xabier Olza es el otro gran impulsor.

Miriam, actriz que se ayuda de un andador, suele compartir escenario con Daniel, que padece el síndrome de Williams, enfermedad genética que afecta a la capacidad intelectual.

Y hablando de ADN... les une la pasión por expresarse desde un escenario. Sus representaciones para todo tipo de público tienen como principal objetivo fomentar el afán de superación. Son un reto y para ello incluyen un posterior coloquio a modo de taller participativo.

Miriam lo explica mejor: “Es teatro, solo que buscamos romper la cuarta pared constantemente. Así logramos que el público lo entienda mejor, participe, se sienta parte de la historia y se quede con las escenas que los actores hacemos, ya que al terminar cada función son ellos los protagonistas, y salen al ruedo a actuar a su manera y sin guiones, los fragmentos que hemos representado previamente de una forma divertida, original, fresca y maravillosa. ¡Son geniales!”.

En la actual era covid, otro ser o no ser, giran menos pero siguen adelante con algún matiz en el texto y en el epílogo con el público para evitar el contacto físico (los del alma tienen su propia llave).

FUNDACIÓN REPSOL, EN A CORUÑA Han sido apoyados por entidades como la Fundación María José Jove en ocasiones previas y en el reciente octubre, dentro de su habitual colaboración con la Fundación Repsol ofrecieron en la Fundación Barrié de A Coruña unos Entremeses fruto de adaptar Una Lectura y A prima fija, de Pedro Muñoz Seca, y Los novios, de J.M del Pilar Manso. Daniel resume así el espíritu de este valiente proyecto cultural.

“Este es un teatro hecho para personas con discapacidad y que entienden perfectamente las personas sin discapacidad, es decir, que lo entiende todo el mundo”.

Xabier ahonda:. “Es un público muy participativo, e imprevisible. Me viene a la mente este recuerdo: en una ocasión, un chico con parálisis cerebral emitía unos sonidos estremecedores durante la función. En el escenario no sabíamos muy bien que hacer, porque de verdad que los gemidos nos parecían desgarradores. Como desde el patio de butacas no nos dijeron nada, seguimos con la función. Al acabar, preguntamos a los monitores si le había ocurrido algo a la persona que gritaba de ese modo pero nos explicó que esa era su manera de comunicarse, la función le ha encantado, estaba emocionado y así lo expresaba”.

La colaboración de Fundación Repsol y Varela Producciones se inició en 2010, sumando ya 12.000 personas como espectadores de una idea que el pasado año tuvo al gran Emilio Gutiérrez Caba como padrino de un taller en Madrid.

Daniel: “Ese día sentí mucha emoción al tener a uno de los grandes actores al lado y dándote consejos”.

Miriam: “Fue una suerte increíble, me sentí muy afortunada”.

Animal de escena en cualquier sentido de la palabra dada su capacidad interpretativa, al hilo de aquel encuentro con Emilio Gutiérrez Caba les preguntamos a Miriam y Daniel qué papel tendría en la selva el teatro si fuera un animal.

Él: “Sería un mono que puede hacer reír, llorar, aplaudir y divertirse”.

Ella: “Un pavo real que, al bajar las escaleras muy agradecido y emocionado, y después de una pausa en silencio, despliega su cola colorida y majestuosa, dejando impactado hasta al señor de la última fila que ha venido con sueño al teatro”.

Que un país que ha dado a Lope de Vega, Calderón de la Barca o Valle-Inclán, Adolfo Marsichach o Fernando Fernán Gómez, esté por debajo de otros en apoyo a la cultura (léase actitud y presupuestos) lleva a Xabier Alza a una reflexión que emplea un símil deportivo en el Estado de Europa con más horas televisivas ocupadas por el fútbol antes y durante la era covid. “Es fundamental que desde la educación se dé al teatro el valor que tiene, no solo como hecho cultural propio, sino como herramienta de gran utilidad para potenciar las habilidades sociales de los alumnos, más allá de sus intereses artísticos. Igual que no se plantea la educación física para crear futuros Messi, sino como algo necesario para la salud de los más pequeños, se podría utilizar el teatro y sus ramificaciones para mejorar la salud emocional de niños y niñas”.

Frente a quejas... acción, ante las dificultades... cohesión, así se mueve el proyecto de teatro adaptado de la compañía Varela Producciones

“El escenario ha de ser un medio desde el que poder aportar y transformar la sociedad en la que vivimos, y esta compañía es un claro ejemplo de ello”, apostilla Miriam sabiendo que Blanca, Daniel, Xabier y otros muchos, le dan la mano.

09 nov 2020 / 00:00
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