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Valores y coherencia

    el filósofo alemán Jürgen Habermas (Düsseldorf, 1929) es posiblemente uno de los últimos grandes intelectuales vivos. A sus 91 años, el pensador sigue dando lecciones sobre lo que es vivir en coherencia y respeto hacia aquello que llevas defendiendo toda una trayectoria. Tras haber recibido numerosos premios a lo largo de su vida, incluyendo un Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2003, Habermas ha decidido no aceptar el último galardón que le había sido concedido como reconocimiento a su larga carrera: el Premio del Libro Jeque Zayed de Abu Dabi.

    Con decenas de obras publicadas, Habermas siempre ha sido un referente ideológico para aquellos que luchaban por la libertad, la defensa del hombre frente a determinados excesos del capitalismo, y un firme opositor al dominio ejercido desde una posición de poder. De hecho, con tan solo 24 años escribió contra el gran Martin Heidegger por su actitud sospechosamente favorable al nacionalsocialismo durante sus primeros años. Es por eso que no sorprende que haya decidido rechazar este premio dotado con más de 200.000 dólares.

    Este acto puede ser considerado una anécdota en un expediente tan brillante. Sin embargo, es la constatación de la necesidad de la excelencia personal como pilar fundamental para el desarrollo de una gran vida y obra. Aceptar este premio de Abu Dabi, un lugar donde no se conocen derechos como la libertad de expresión o la seguridad de determinados colectivos, podría suponer una aceptación implícita de los abusos que se comenten contra los derechos humanos y libertades básicas en territorios como este. En vez de cabalgar las contradicciones, el pensador es un modelo de cómo mantenerse fiel a unos principios aunque no reporte los máximos beneficios.

    En una época en la que muchas veces el discurso se ha vaciado de compromiso efectivo con aquello que se predica, es sorprendente cómo caminan de la mano pensamiento y acción en la figura de Habermas. Esta coherencia y respeto también se ha visto en otros grandes maestros de la historia, como en el caso de Sócrates bebiéndose la cicuta. Sin embargo, esta actitud no es tarea fácil, e incluso hasta el mismísimo Séneca ha sido acusado en algunas ocasiones de no vivir precisamente de acuerdo con sus enseñanzas durante su época de consejero del emperador Nerón.

    Saliendo del mundo de las ideas y acercándonos al presente, aunque igualmente alejado de la vida de una persona corriente, es más sencillo encontrar ejemplos de vivir de manera incoherente. Quizá los más llamativos por su cercanía al régimen censurado por Habermas sean los de personajes del mundo del deporte como Xavi Hernández y Pep Guardiola. Ninguno de los dos tiene inconveniente en denunciar la teórica falta de libertad que se vive en España, al mismo tiempo que alaban y cobran grandes cantidades de dinero procedentes de regímenes poco democráticos como Emiratos Árabes. De hecho, Guardiola agradeció la ayuda que Abu Dabi presta a su equipo pocos días después de que el filósofo alemán rechazase el premio del mismo país.

    Habermas colaboró con Theodor Adorno en el Instituto de Investigación Social, es miembro de la Academia Alemana de la Lengua y la Poesía y ha escrito grandes libros como Conocimiento e Interés o Teoría de la acción comunicativa. Como buen filósofo, sus actos suscitan más preguntas que respuestas; una de ellas, ¿debería un individuo o entidad basarse solamente en los beneficios materiales a la hora de mantener acuerdos con territorios donde no se garantizan cuestiones tan básicas como la igualdad de derechos? Recientemente hemos visto cómo Úrsula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, recibía un trato despectivo por parte de un diplomático de Turquía por el hecho de ser mujer. ¿Podría tener cabida en Europa un país cuyas autoridades no respetan algo tan básico como la igualdad entre hombres y mujeres?¿Nos hace cómplices de lo que ocurre en ese territorio facilitarles dinero para que ayuden a Europa con cuestiones como, por ejemplo, la crisis migratoria? Quizá en el presente y en el futuro tengamos que volver a los libros y a los hechos de Jürgen Habermas para buscar respuestas.

    15 may 2021 / 00:01
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