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Unas 120 personas disfrutaron del cantante compostelano la pasada noche del viernes, dentro del ‘Ciclo Solpores’, en el hotel A Casa do Lagoeiro de A Estrada TEXTO Ángela Precedo

Fredi Leis, el artista de moda entre las jóvenes gallegas, vuelve de gira

“Sigo pasándolo mal, estalla la guerra mundial en el tablero, me la juego a que te quiero, tengo filos en el corazón, he despedido a un pulmón que no respira, cuando la miro, no me mira... Y tengo miedo”. Como si de una alegoría se tratase, Portobello, la última canción precovid lanzada por el artista gallego Fredi Leis, se ha convertido en un reflejo de la situación actual, a la vez que un auténtico éxito.

Esa “guerra mundial” podría cosiderarse la pandemia de covid-19 que estamos atravesando, y el “despedir un pulmón” como esa parte a la que ataca sin piedad la enfermedad: las vías respiratorias, junto al sentimentalismo de un amor imposible que ahora mismo todos sentimos por el distanciamiento social y el no poder ver, en muchas ocasiones, a nuestros seres queridos.

Consciente de esta situación, Fredi Leis se volcó para volver a los escenarios con todas las medidas de precaución posibles durante la pasada noche del viernes en A Casa do Lagoeiro (A Estrada). Y, la verdad es que se agradece tener este tipo de espectáculos que ahora nos hagan la vida más llevadera: la música es la cura del alma, y más si se trata de las canciones pop estilo chill de Fredi.

LLENO TOTAL. Unas 120 personas asistieron, en la hermosa finca de este hotel rural, a todo un despliegue de buen gusto, bellas palabras y ambientación de ensueño en un entorno único. Los asistentes estaban dispuestos en mesas por grupos de convivientes, de manera que se garantizasen las distancias con respecto a los otros. Además, para poder disfrutar de un cóctel o cualquier bebida, los propios camareros se iban desplazando entre las mesas, siempre atentos a lo que pudiesen precisar los allí presentes, para evitar lo máximo posible los contactos.

Con la puntualidad a la que ya nos tiene acostumbrados, Fredi salió a las 21.30 al escenario dando ejemplo: ataviado con su mascarilla. Los focos azules relajaban hasta al más nervioso, dándote la impresión de estar en algún lugar alejado de los problemas del mundo y de los quehaceres diarios. Batería, bajo y guitarra le acompañarían durante todo el espectáculo, todo de una manera muy íntima, creándose una cercanía con el público y un aura tan especial que pocas veces se puede conseguir.

ARRANQUE ‘CHILL’. “Esa marca de sol en la cadera, ese límite que tiende al infinito, por derecha e izquierda, matemática pura, que todos te miren, y que solo yo lo vea. De ti depende que salgamos al balcón, a dar envidia a los de enfrente, de ti depende un septiembre en Santiago...”. Así arrancó el íntimo concierto, sin mediar palabra, al “lento” ritmo de Fugitiva, del álbum Días grandes (2015).

“Se movió de tal manera, que el control de mi frontera, pasó por alto, amor y desamor, se clavaba en cada vena, y la sala fue de espera, fue la urgencia del desvío...”. Quiero darte, el exitoso trabajo presentado en su último álbum Neón (2018) junto a la cantante chilena Cami, hizo las delicias de un público que coreaba y aplaudía entusiasmado cada giro y cada vuelta de tuerca que Fredi sabe dar a su voz. ¡Inimitable! Pues solo los grandes son capaces de presentar tal versatilidad en su voz como para llevarla a donde ellos quieren en un concierto acústico frente a decenas de personas.

Tras estas canciones, Fredi dirigió unas palabras que conmovieron a los asistentes y a él mismo: “Este concierto es muy especial para nosotros (en referencia a su banda), porque en ningún momento nos imaginamos estar aquí hoy. Cinco meses han pasado desde el último concierto y hasta el último momento no sabíamos que pasaría. Gracias a todos por seguir apoyándome”.

SUBIDA DE RITMO. “Que empiece el baile, que tengo tu caribe en Buenos Aires, que tengo los anillos y el enlace, que tengo reservada la emoción...”. Sin duda, Échame de menos (del disco Neón), fue el fuerte arranque de la noche para Fredi. La subida de ritmo se dejó sentir también en el público. Las chicas se volvían locas a cada movimiento de cadera del compositor gallego e, incluso aquellas que habían asistido acompañadas de sus parejas, no podían evitar gritar emocionadas. “Que no se me note mucho, pero...”, debían pensar.

“Estoy como si fuese la primera vez en la vida que me subo a un escenario, de verdad, ¡qué emoción!”, manifestó entre canciones el artista, justo antes de la llegada de La de los labios rojos: “No ves que a mí no me va pelearme con babosos, no ves que a mí no me va, ni siquiera un poco, porque a mí me vas tú cuando me miras a los ojos”. Sálvate, Estrellas fugaces, Faraona... Se fueron sucediendo poco a poco las canciones a medida que el público se animaba más y más. ¡Una noche increíble para recordar dentro de este raro año 2020!

COREO A LA BANDA. Pero en la noche del viernes no solo triunfó Fredi entre las chicas, sino que también Bruno Couceiro, el batería, se llevó más de un halago. Algo que el artista no pudo pasar por alto, por lo que contó una historia cuanto menos curiosa que le sucedió a Bruno en un concierto en Tenerife: “nos fuimos 30 segundos de descanso al camerino entre canción y canción y, cuando Bruno se fue a sentar en su taburete, se encontró un número de telefóno que ponía: masajes con final feliz”. ¡Todos rompieron a reír!

Y también la guitarrista Carmen Gómez se lució y sacó varias risas a los allí presentes: “Decíamos hace poco que teníamos muchas ganas de volver a la carretera, y por ello, qué mejor sitio para arrancar de nuevo que A Estrada”, sentenció.

29 ago 2020 / 00:30
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