La mirada: real espejo del alma de Frida Kahlo, Marilyn y Picasso

La mirada es el espejo del alma. Una persona transmite la verdad de sus sentimientos a través de sus ojos, esos nunca pueden engañar.

Las palabras suelen utilizarse muchas veces como arma arrojadiza para ocultar nuestros miedos, actos y sentimientos, tergiversando, maquillando y disfrazando aquello que decimos; pero, los ojos, los ojos son la pureza del ser y no pueden mentir.

Por ello, la fotografía ha intentado durante siglos e incluso ha llegado a conseguir en algunas de sus magistrales obras, captar la esencia del ser humano a través de fotografías que muestran los ojos de personas en situaciones de sufrimiento, de alegría o de paz.

También suele decirse que una imagen vale más que mil palabras y que la fotografía no engaña (o, al menos, no engañaba hasta que llegaron las modernas aplicaciones de edición), pues plasma exactamente la realidad tal cuál es.

Quizá por ello captar los ojos de una persona sea más fácil a través de una cámara. Pero, ¿y qué me decís de captar la mirada y lo que ella transmite a través del dibujo, de la pintura? ¿Lo véis factible?

Yo tampoco me lo podía creer mucho hasta que lo comprobé con mis propios ojos, valga la redundancia, en mi visita a la exposición de Luis Fernando Otero Bouzas.

Se trata de una colección de unos treinta cuadros pintados al óleo que reflejan intensas miradas. Algunos de ellos son creaciones salidas de la propia imaginación del artista, sin más, pero tres de ellos encierran tras de sí un profundo significado, pues esos ojos pertenecen a tres personajes fundamentales de nuestra Historia: Frida Kahlo, Marilyn Monroe y Pablo Picasso.

EL DOLOR DE FRIDA KAHLO. Llama poderosamente la atención el hecho de que, pese a que todas las obras de la exposición muestran radiantes miradas abiertas, con grandes y luminosos ojos, los cuadros de Frida muestran sus ojos entornados, como mirando hacia abajo.

¿Qué significa? Pues que el artista ha sabido captar a la perfección la esencia de esta mujer revolucionaria, de esta pintora mexicana reivindicativa de la mujer: la mirada del dolor y el sufrimiento.

Su vida estuvo marcada por el infortunio de sufrir un grave accidente en su juventud que la mantuvo postrada en una cama durante largos periodos, llegando a tener que someterse a nada menos que a 32 operaciones quirúrgicas.

Llevó una vida poco convencional, pese a que fue autora de 150 obras, principalmente autorretratos, en los que proyectó sus dificultades por sobrevivir.

LA SENSUALIDAD DE MARILYN MONROE. Por lo que respecta al cuadro dedicado a Marilyn Monroe, poco puedo decir más que se trata de una auténtica joya.

A nivel de color es toda una explosión para los sentidos, pero centrándonos en lo que aquí nos ocupa, la mirada, es capaz de transmitir a través de la pintura esa sensualidad tan característica de la actriz, modelo y cantante estadounidense.

Esos ojos entrecerrados y esa boca entreabierta cuya combinación traía locos a todos los hombres de mediados del siglo pasado. Este símbolo sexual e icono pop se caracterizó por prodigar una gran feminidad, glamour y seducción, siempre siendo consciente de su atractivo.

Con todo, terminó desarrollando una personalidad neurótica, depresiva y obsesiva que revelaba carencias de afecto en su niñez y primera juventud.

LA CURIOSIDAD DE PABLO PICASSO. Al hablar de una mirada icónica, con los ojos bien abiertos y actitud escéptica ante la vida, siempre con la ceja levantada en señal de alerta temprana...

No cabe duda de que me refiero al inimitable pintor y escultor español Pablo Picasso, creador del cubismo.

Gran amante del dibujo y la ilustración, si hay algo que determina la personalidad y, con ella, la mirada de Picasso es su afán ilimitado por experimentar, ya no solo con la pintura, sino también con el ser humano, sobre todo si este tenía forma de mujer, ya me entendéis.

Sea como fuere, lo cierto es que esta exposición no tiene pérdida, aunque solo sea por su colorido y originalidad.