Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h
Manuel, Alfonso y Adrián, arquitectos de la Fundación RIA que creó el ilustre británico, eligen ver el ocaso en Baroña, A Curota y Corrubedo TEXTO Suso Souto

Tres puestas de sol con los Chicos Chipperfield

Los tres son arquitectos, y tienen el privilegio de trabajar en Barbanza a la sombra de un referente internacional, el británico David Chipperfield, en la Fundación RIA, que desarrolla diversos trabajos en busca del urbanismo sostenible en el entorno de la ría de Arousa.

Son jóvenes y sobradamente preparados. Los tres se han enamorado de dicha comarca, en la que pasan este verano a medio camino entre el ocio y el trabajo.

Hoy conocemos a Manuel, Alfonso y Adrián: los Chicos Chipperfield.

Manuel Rodríguez López (As Pontes) es el coordinador general de la Fundación RIA. Su rincón para perderse es “cualquier punto de la cresta del Barbanza, desde A Curota”. “El trabajo nos ocupa la mayoría del tiempo, aunque éste implica salidas de campo, visitas y reuniones que nos permiten conocer y disfrutar de los lugares y de la gente marinera y encantadora de este lugar”, dice. Le encanta la madera y trabajar en la carpintería que tiene en casa. “Ahora estamos reformando unos apartamentos en los que he invertido la mayoría de horas del tiempo libre que tengo”, señala.

La música y la comida es de lo que más le gusta de la zona, y sus playas para pasear son las de A Ladeira y O Vilar porque “son espectaculares e infinitas”. Sus platos preferidos de la zona son “el bocadillo de calamares del Bar Pequeno, el raxo del Bodegón Castelao y los arroces de Manola en el Corral de Prego”.

Le apasiona el surf, deporte náutico en el que se inició con Adrián en A Ladeira y O Vilar, asistiendo a las clases de Alex en la escuela Grip.

Lo bueno de trabajar en verano en un destino turístico como Barbanza es que le da la posibilidad de ir a la playa al final de la jornada.

Actualmente el equipo anda inmerso en el objetivo de renovar el papel de la Fundación RIA para entrar en su quinto año. “Queremos abrirnos a la sociedad y tener un papel proactivo para promover el desarrollo sostenible que tenga muy en cuenta a la comunidad local y su relación con el entorno”, afirma.

Su puesta de sol preferida es la del Castro de Baroña (Porto do Son).

Alfonso Bertrán Gil (Barcelona) se encarga de proyectos en espacios públicos en la fundación. Le encanta perderse en el parque natural de Corrubedo, aunque últimamente dedica buena parte de su tiempo libre a hacer un máster en Santiago de Compostela. Le gusta el cine y también elige el arenal de O Vilar para pasear. Y es que, a pesar de haber sido entrevistados por separado, él y Manuel coinciden en varias cosas: también en “el bocadillo de calamares del Pequeno, el raxo del Castelao y los arroces de Manola”.

Piragüismo en A Illa y fútbol y baloncesto en Santiago son sus principales citas con el deporte.

En cuanto a lo de trabajar en un destino vacacional, dice que “se notaba en el aparcamiento cuando trabajábamos en la tercera planta del mercado de abastos de Ribeira. En el centro social de Oleiros apenas se nota el cambio durante la semana”.

Su lugar para ver pasar las horas es el faro de Corrubedo, donde también acude a ver la que considera es la mejor puesta de sol.

Adrián Capelo Cruz (Pontevedra), es, además de arquitecto, el fotógrafo de la fundación, para la que, además de colaborar en los proyectos que ésta lleva a cabo, realiza fotografías y vídeos para ilustrarlos. Su rincón para perderse en Barbanza es el conjunto de piscinas naturales del río Pedras (A Pobra). “Intento seguirle el ritmo a Manuel haciendo surf, pero no me lo pone fácil. Con Alfonso salgo a disfrutar del buen tiempo en alguna terraza”, dice.

Aprovecha cualquier momento para dibujar y, sobre todo, para tocar el piano. “Este año lo he dejado un poco de lado, porque, junto con Alfonso, estoy cursando un máster en la Universidad de Santiago de Compostela, lo que no me deja demasiado tiempo libre”, indica.

Concierto y restaurante son sus planes para una noche perfecta.

En cuanto a las playas, “cualquiera de la zona es una maravilla, sobre todo en invierno, cuando hay menos gente”. Difiere (aunque ligeramente) de sus preferencias gastronómicas: él se queda con “el raxo y la tortilla del Castelao y la empanada de zamburiñas de Manola, en el Corral de Prego, mejor incluso que sus arroces”. Y, mientras Manuel y Alfonso son más partidarios de la barbacoa de churrasco, él se apunta con más entusiasmo si es de pescados.

Sobre el hecho de trabajar en un destino vacacional le resulta muy llamativo “cómo se multiplica el número de residentes en verano”. Y añade: “acabar el trabajo y poder acercarse a la playa es impagable”.

“Actualmente estoy inmerso en Laboratorio Ecosocial del Barbanza, un proyecto ilusionante que desarrollamos con nuestros amigos del grupo de investigación Histagra de la USC, gracias al apoyo de la Fundación Banco Santander”, afirma.

¿Su mejor puesta de sol?: la de A Curota. “Cada vez que voy, me sigue sorprendiendo”, asegura Adrián.

30 jul 2020 / 00:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito