SEGÚN UN ESTUDIO

Mononucleosis ¿Puedo saber si he pasado la enfermedad relacionada con la esclerosis múltiple?

Afecta sobre todo a niños de cuatro a doce años y sus efectos pueden sentirse hasta cuatro semanas después de iniciar la infección

Un reciente estudio científico dirigido desde la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, y publicado la pasada semana en la revista Science, relacionaba de manera directa la mononucleosis, comúnmente conocida como enfermedad del beso, con la aparición de la Esclerosis Múltiple (EM).

Este descubrimiento es sin duda uno de los más importantes de los últimos tiempos. Gracias a él se abren un sinfín de opciones sobre las que investigar a cerca de una enfermedad, la Esclerosis Múltiple, que aún hoy es prácticamente desconocida.

Como dice Alberto Ascherio, profesor de epidemiología y nutrición en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y autor principal del estudio:

"Este es un gran paso porque sugiere que la mayoría de los casos de esclerosis múltiple podrían prevenirse al detener la infección por VEB, y que enfocarse en este virus podría conducir al descubrimiento de una cura para esta enfermedad degenerativa".

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<h2¿Qué es la mononucleosis? ¿Qué claves tienen los médicos para poder descubrirla y tratarla?

Para conocer y entender la enfermedad de la mononucleosis debemos saber que la produce un virus, llamado herpesvirus humano 4 (HHV.4), que es uno de los más comunes.

Este virus, más conocido como de Epstein-Barr (VEB) en alusión a M. A. Epstein y a Y. M. Barr, los científicos que lograron describirlo en 1964, se transmite a través de la saliva.

Por eso la forma típica de contraerlo es besando a alguien o compartiendo utensilios para comer.

Además, es una enfermedad muy contagiosa, si bien no llega al nivel de otras tan fácilmente transmisibles como cualquier tipo de resfriado.

Los síntomas de la mononucleosis

Esta enfermedad destaca por una serie de síntomas comunes y muy fácilmente diagnosticables por parte de los facultativos:

  • Fiebre, generalmente muy elevada.
  • Dolor de cabeza.
  • Astenia, cansancio permanente y que durante el tiempo que dura la enfermedad puede convertirse en crónico.
  • Sarpullido en la piel, en casos extremos.
  • Tumefacción o hinchazón de ganglios linfáticos cervicales.
  • Amígdalas inflamadas o incluso faringoamigdalitis, o lo que es lo mismo, una infección aguda de la faringe o las amígdalas palatinas.
  • Inflamación de los ganglios del cuello y de las axilas.

La mononucleosis puede acabar padeciéndola, fundamentalmente, adolescentes y adultos jóvenes, siendo menos frecuente en niños en edad preescolar. Y no es común ver que la sufran los bebés recién nacidos – menores de doce meses –.

La mayor tasa de incidencia se sitúa actualmente entre los cuatro y los doce años y sus efectos pueden llegar a sentirse hasta cuatro semanas después del inicio de la infección.

En los casos más graves pueden surgir complicaciones en el bazo, llegando a producir un aumento de su tamaño. Y en situaciones extremas puede llegar incluso a romperse, produciendo un dolor agudo y repentino en el costado izquierdo.

Además, puede provocar problemas hepáticos tanto en forma de ictericia – aparición de un color amarillento en la piel y en la parte blanca de los ojos – como en forma de hepatitis – inflamación en el hígado –.

Si la afección se extrema, la enfermedad del beso puede acabar provocando graves complicaciones:

  • Anemia: reducción de los glóbulos rojos y de la hemoglobina.
  • Trombocitopenia: recuento bajo de plaquetas.
  • Problemas del corazón: inflamación del músculo cardíaco o miocarditis.
  • Complicaciones del sistema nervioso: meningitis, encefalitis…
  • Amígdalas inflamadas: pueden acabar por bloquear la respiración.

Estas situaciones, eso sí, no son habituales y solo se producen en contadas ocasiones.

El período de incubación de la mononucleosis, desde que estuvimos expuestos al virus hasta que aparecen los síntomas, está situado entre las cuatro y las seis semanas.

Cómo se trata la mononucleosis

Una vez haya el facultativo diagnosticado la enfermedad, tocará hacerle frente. Para ello, por regla general, bastará con descanso y tratamiento sintomático con antitérmicos y antiinflamatorios.

Si la infección se recrudece podemos llegar a utilizar antibióticos para acabar con la sobreinfección bacteriana.

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Para evitar consecuencias mayores como las que afectan al bazo, incluso una rotura esplénica, el paciente debe evitar realizar deporte durante, al menos, el primer mes de infección.

Puedo saber si he pasado la mononucleosis con un test serólogico

Cuando la mononucleosis infecciosa aparece, suele hacerlo una sola vez. Sin embargo, en el caso de algún paciente puede llegar a repetirse.

En otras ocasiones puede darse lo que se conoce como infección crónica por virus de Epstein-Barr. Es entonces cuando los síntomas duran más de lo habitual.

Es importante estar pendiente y seguirlo de cerca para no confundirlo con otro tipo de infecciones víricas.

Una vez hayamos sufrido la mononucleosis seremos siempre portadores latentes del virus. Para comprobarlo puede realizarse un test serológico en el que se nos indicará si tenemos o no anticuerpos contra la enfermedad, dejando claro a todas luces si la hemos pasado con anterioridad.

Y es fundamental frenar la cadena en el momento en que hayamos sido diagnosticados con este virus. Evitar besar o compartir utensilios para disminuir la transmisión de la mononucleosis es fundamental para frenarla.