España le tiró el fútbol a la cara a su inventor y se entronizó por cuarta vez en una Eurocopa, registro único. Nadie tuvo más motivos para fardar, porque ningún rival tuvo mayor encanto que el equipo de Luis de la Fuente. Nunca hubo un campeón más goleador, nunca hubo un ganador con siete victorias consecutivas, cuatro de ellas ante campeones mundiales. Un himno al fútbol más recreativo sellado en una noche gloriosa en Berlín por Nico Williams y Oyarzabal, goleadores para la eternidad.
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