Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

Braganza, piedra medieval en la sierra

se puede hablar de dos Braganzas conectadas y unidas . De una parte se encuentra la ciudadela medieval, muy bien conservada con una muralla de 600 metros ,15 torretas y una gran puerta de entrada doble, para asegurar la defensa. Dentro se encuentran cuatro referencias que marcan su identidad : la gran Torre del Homenaje, la llamada “Domus Municipalis “, la iglesia de Santa Maria y el “Pelourinho “. No se crea que este gran recinto está rodeado de vegetación escasa y pedregales; al contrario. Su entrada desde abajo está acompañada de cuidados árboles frondosos, como recibiendo al visitante. Dentro todavía se respira un ambiente de protección y seguridad, que rezuma la atmósfera propia de aquella época, de donde sin duda surgiría una especie de comodidad en un “todo a la mano “ con una autosuficiencia de productos diversos. La protección también vendría como cobijo directo de los fuertes vientos de la cercana sierra de Montesinho . El aspecto vetusto engaña; hay animacion y visitas con frecuencia. Aquí se celebran animadas ferias mensuales y una fiesta que es una riquísima recreación histórica.

Recuerdo la impresión primera, como de algo arcaico y extraño, cuando visité la “Domus Municipalis “ ( S. Xlll) en 1984. Se enriqueció en siguentes visitas, espaciadas. La autonomía queda reforzada porque, al parecer, su función primera fué de cisterna (vigilada, controlada ) ; y después, y sobre todo, por los “”homens bons” de la ciudadela, en los viejos tiempos medievales, para resolver allí, en diálogos y decisiones, los problemas cívicos y de justicia. Por algo, el “Pelourinho “ está cerca. El “Pelourinnho” ( mon. nac. ) puede ser un monumento hermoso y artístico, pero era terrible porque desde lo alto, con un garfio, se ahorcaba a los malhechores. Lo interesante es que está sostenido por un berrâo, un verraco: una escultura zoomórfica muy extendida por los pueblos primitivos en Trás--Os--Montes, y que ha provocado trabajos y publicaciones del más alto interés. En el distrito de Braganza se han encontrado hasta 16 berrôes. Este hecho me recuerda el estudio que publiqué acerca del verraco de Narahío en la revista “El Museo de Pontevedra “.

La Torre del Homenaje (ca. 1409) es un imponente edificio guerrero de 34 metros de altura con algunas gallardas ventanas ojivales. Desde lo alto se divisa la sierra de Sanabria , y las alturas de Vimioso desde un oteamiento vivo y directo que impresiona.

La iglesia de Santa María (1701--1715 ) presenta como añadido interesante la capilla de los Figueiredo (1588 ), con una portada estilo Renacimiento. La fecha nos coloca como un hidalgo de la confianza de Felipe II.

EL MUSEO ABADE DE BAÇAL . Poseo una medalla. Se lee así : “Padre Francisco Manuel Alves . Abade de Baçal. 1865--1965. Y en el reverso: etnografia- arqueologia. No Centenário do Nascimento do insigne trasmontano” . Y dos iconos : una aldeana cosiendo y un epígrafe romano. En 1925 pasó a dirigir este Museo hasta 1935. En la ciudad posee también su monumento. Recuerdo el impacto sobre lo antiguo, lo barroco y lo prehistórico que me causó la primera vez que lo visité en 1984.

A lo que añado la Sala de Arte Sacra con la colección de platas litúrgicas; y en el jardín episcopal, con centenarios tejos, una abundante diversidad de verracos , lápidas romanas y medievales , miliarios, blasones de siglos diversos ; en fin, una rica representación pétrea -- recogida, salvada-- de la cultura trasmontana y una muestra plástica de lo mucho que había trabajado el célebre Abade de Baçal.

En el interior muebles joaninos, cuadros y brocados preciosos... Se había intentado acondicionar las colecciones museográficas en un ambiente que valorizase el Palácio procurando encuadrar al mismo tiempo todos los objetos expuestos, y que sus dimensiones y la intenciones museísticas estuvieran en armonía. Veías por tanto cómo era el palacio y los objetos expuestos en una conjunción coherente. Pero sufrió una transformación que le quitó sus características peculiares y su encanto de edificio episcopal antiguo desapareció. Tiene uno que esforzarse a recordar y a descubrir. Normativas venidas del exterior lo estandarizaron, lo hicieron muy similar a otros de su estilo y origen. Es verdad que antes estaba demasiado recargado, exagerado, pero esa atmósfera del tiempo histórico la exhibía, pues era su misión, y así captabas y “olías “ en dos horas varias acumulaciones de siglos.

Era una delicia. La misión didáctica actual de los museos de reducir objetos expuestos y simplificar los espacios, así como la de entretener al visitante, y no de hacer que se esfuerze y se canse, me parece un error y una programa barato y resentido propio de la postmodernidad. Visitar un museo es, siempre, un trabajo intelectual que requiere esfuerzo y cierta dificultad. Así, un emblema de Braganza quedó convertido en algo importante e interesante, pero ligero y leve.

Como toda ciudad antigua y con historia propia es fundamental recorrer sus calles con detenimiento y entretenerse cada cual en descubrir aquello que es relevante o le divierta. Surgen sorprendentes la Casa do Arco, la Casa dos Calaínhos, la Casa de los Vargas, y la Casa da Misericordia con su capilla, institución caritativa y positiva que se repite en todo Portugal. Es célebre el libro “As Misericórdias do Algarve “ ((1968). También posee esta ciudad un Museo de la expresión máxima : el” Museo Ibérico de la Máscara y el Traje” , pues se celebra en Trás--Os Montes un carnaval de tradición centenaria, con elementos en común con Zamora.

Para reponer fuerzas después de una provechosa caminata y saborear la deliciosa comida portuguesa el Restaurante más recomendado en el “Solar Bragançano “, ocupado en un antiguo caserón con valiosos techos de madera y macizos muebles de época, lo que le da un absoluto ambiente lusitano.

28 mar 2021 / 01:01
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito