{ EL DÍA DESPUÉS }

Diferentes

Firmas
Pepe Casal
Birutis anota en el Obradoiro-Joventut. Foto: Antonio Hernández

EL FIN DE SEMANA nos deparó dos partidos muy distintos, completamente diferentes en cuanto a la forma de jugar de los rivales, a como jugó el Obra y a los resultados. El viernes, excelente e importantísima la victoria cosechada in extremis ante un gran equipo como el Joventut y el domingo cerrando la jornada con la derrota ante el Real Madrid, ante el que se estuvo compitiendo hasta el final del tercer cuarto y a partir de ahí Llull y Rudy Fernández hicieron de las suyas y en el último cuarto dejaron al Obra sin la menor opción de luchar por la victoria.

Contra la Penya el Obra comenzó apostando por los triples, sin ninguna puntería, 0 de 8, y el juego interior de los badaloneses se imponía de la mano de Tomic y del aplaudido, por bien recordado, Vladimir Brodziansky, que jugó más de 5 que de 4. Cuando el Obra recobró la puntería, el partido se fue igualando y se llegó al último cuarto con la igualdad en el rebote por bandera y el acierto colosal de Álvaro Muñoz en los triples muy bien secundado por el juego de todo el equipo. El Obra tenía el partido en el bote, pero un contacto de Ellenson con un piscinazo de libro de Pau Ribas que solo Calatrava vio como falta de ataque más los tiros libres fallados mantuvieron el suspense hasta la última décima con el canastón de Scrubb, muy bien defendido, con el que remató el aclarado que Moncho diseñó para que se la jugara.

Alegrón para los afortunados que pudimos estar en Sar que terminamos con las manos calientes y las gargantas afónicas para suplir en los ánimos a los que no pudieron estar. Una victoria que ha dejado con muy buen sabor de boca a todo el obradoirismo, pero de la que me alegro sobremanera por Álex Suárez, que tras su gran trabajo no merecía quedarse con el disgusto de haber fallado dos tiros libres casi decisivos. Fue un partido de gran acierto en el ataque de ambos equipos, con grandes porcentajes en los triples, 50% para el Joventut y 45 para el Obra, solo que ellos tiraron 18 y el Obra 33.

Los ataques se impusieron a las defensas, todo lo contrario que contra el Real Madrid, en el que las defensas fueron superiores en los dos equipos y el acierto de ambos fue mucho más bajo, valga como ejemplo el porcentaje del 28% en los 32 triples que intentó el Obra. Poco acierto en ambos equipos, cansancio e igualdad en las estadísticas salvo inexplicablemente en los tiros libres, porque todavía sigo sin entender, tras haber visto el partido por segunda vez, cómo es posible que el Madrid dispusiese de 21 tiros y el Obra tan sólo de 9. No es que el arbitraje decidiese el resultado, pero desde luego que ayudó mucho esa gran diferencia de 12 tiros a favor de los Llull y compañía. Destaco a Llull porque con su mandarina sobre la bocina al final del tercer cuarto fue el que nos mató con la ayuda de Rudy. Para eso los tienen y fueron los verdugos del Obra que tiene que recuperar con urgencia las mejores versiones de Robertson y de Birutis para elevar su nivel competitivo.

El sábado, a ver si con más aforo, recibimos al Fuenlabrada que acaba de conseguir su primera victoria ante el Andorra con Sean Armand como estilete, nada menos que 7 de 9 en triples.