España, contra Serbia en la eliminatoria que abre la lucha por las medallas

Dos de las favoritas al título se miden en los cuartos de final del Eurobasket (21 h) // El físico, arma ante la veteranía balcánica
Baloncesto
Ricardo Molinelli
Las españolas, tras ganar el lunes a Montenegro. Foto: FEB

Las selecciones de Serbia y España, que se enfrentarán esta noche en partido de los cuartos de final del Eurobasket, que se va a disputar en Valencia (21.00 horas), tienen el mismo objetivo, abrir la puerta que conduce a la lucha por las medallas en el torneo continental.

Los cuartos de final, en todos los campeonatos sean del deporte que sean, son el muro que hay que subir para buscar el podio, o como dice habitualmente el seleccionador español, Lucas Mondelo, “el partido del miedo que da paso a los partidos de la ilusión” de la lucha por las medallas.

Serbia es uno de los grandes favoritos de esta edición del Eurobasket, junto a Francia, Bélgica, Rusia y España. No será un partido sencillo, pues el equipo español una vez sobrepuesto al mal debut con derrota ante Bielorrusia ha demostrado que, una vez más, hay que contar con él para todo.

Las balcánicas tienen altura, tiro, fuerza, a Sonja Vasic de líder y experiencia a raudales. Éste puede ser, sin embargo, uno de sus puntos débiles ante el juego total de la selección española, que no deja un segundo de descanso a sus rivales y que las exige físicamente desde que el árbitro lanza al aire el balón.

El equipo dirigido por Lucas Mondelo ha demostrado que es capaz de incorporar una “quinta marcha”, como el mismo técnico la denominó, a los partidos. Una defensa asfixiante, de continuas ayudas, alternando zona e individual con presión a toda pista, que acaba por agotar a las rivales, poco acostumbradas a jugar sin un centímetro de espacio y sin un segundo para pensar sobre la pista.

Las jugadoras españolas, además, se han reconciliado con el lanzamiento exterior y todas aportan desde el perímetro.

Será un partido físico, duro, de resistencia mental y concentración, en el que no es previsible que haya grandes ventajas para ningún equipo y en el que la victoria habrá que pelearla hasta los instantes finales.

El vencedor luchará por las medallas y el perdedor deberá hacer de tripas corazón porque todavía quedará un objetivo por cumplir, quedar entre los seis mejores y acceder a los torneos de clasificación para el Mundial de Australia en 2022.