La emoción juega un papel fundamental

Firmas
Chus Baleato

UN EQUIPO debe manejarse con un pensamiento único, así lo requiere el juego, para convertirse en juego de equipo. Pero como hombres están sujetos a etapas de aplanamiento. El juego y las personas estamos ligados al estado de ánimo y a las emociones. Es un fenómeno individual y colectivo. Dice un refrán japonés: ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros juntos.

Los cuatro grandes estados de ánimo son: la serenidad, la ambición, el resentimiento y la resignación. Los dos primeros son expansivos, aceptan los cambios y riesgos; los otros son restrictivos, anclados, sumisos, victimistas.

A falta de una jornada para las vacaciones, seguimos en una etapa del campeonato un poco insulsa. Lo salva la victoria del Real Madrid porque fue contra pronóstico, contra el mejor equipo del campeonato. A este equipo lo daban por muerto y en una semana está resucitado. El estado de ánimo no remite, necesariamente, por un acontecimiento concreto, sino que vive en el trasfondo y no se es consciente de ello. El análisis de la situación les ha puesto en alerta para salir de la etapa de aplanamiento con marcadores positivos.

La Liga sigue mostrando algunos encuentros con signos de pereza, de desmotivación, de juego insulso, con calidad sin garra, desperdicio de cualidades y siempre lejos de las áreas donde está la emoción. A los jugadores les cuesta mantener continuidad, complican lo simple, son desbordados y se muestran sin autoridad en el juego. Será cuestión de mentalidad y falta de ese público que achucha y juega con el número doce. Lo dudo, porque van muchos partidos y muchos entrenamientos sin ese apoyo y no impiden los automatismos y hábitos del juego.

El Celta está en esa etapa de bienestar porque tiene el conjunto de cosas necesarias que le llevó a conseguirlo. Este lunes tuvo un buen impulso. Cambio de entrenador exitoso, mejoría del juego, de la puntería y de resultados y con ciudad deportiva nueva. Todo ello trae un aire fresco que ayuda a mejorar el estado emocional, el bienestar individual y colectivo, además de mantener las sensaciones positivas.

El Lugo está establecido en la regularidad, va por el camino de sumar cada domingo, sin alardear de ello, pero con los pies en el suelo. Dicen las crónicas que ganó bien el derbi de los Ancares.

El Deportivo sigue demostrando sus carencias, no supo revertir un gol en contra, en casa y con algo de hinchada. Se despiden del liderato y asientan las sensaciones de inadaptación a la Segunda B, como si no asumieran la realidad. Suenan campanas de incapacidad. Ahora Copa y un mes por delante para reflexionar sobre la fortaleza de su proyecto. Tienen que jugar contra el estado emocional del rival y con el peso del nombre de Dépor.

El Pontevedra sale goleado de Coruxo, no creía en el traspiés, pero como siempre, en fútbol no hay enemigo pequeño.

El Compostela tuvo enfrente un rival muy asentado y aseado en su juego y en su organización.

Los humanos pasamos por etapas de aplanamiento. Los estados de ánimo individuales condicionan el colectivo. Peleemos por la emoción colectiva, potenciando un ambiente favorable.