La España de Luis Enrique toca fondo y cae eliminada en la tanda de penaltis

Fallos desde los 11 metros de Sarabia, Busquets y Soler // Solo se ha ganado uno de los cuatro partidos // Los futbolistas gallegos Iago Aspas y Borja Iglesias, trending topic ayer en Twitter
Roberto Morales
ALFONSO RUEDA sigue el partido de España en su viaje en AVE. Foto: G

La fortuna que en Rusia 2018 dio la espalda en la misma situación, una tanda de penaltis de octavos de final, reapareció para castigar a una España que mascó la impotencia de un dominio improductivo, la frustración de su falta de pegada ante una Marruecos ruda, que a base de coraje llevó el duelo al factor fortuna que, nuevamente, tumbó a Luis Enrique.

Los futbolistas gallegos Iago Aspas y Borja Iglesias, ausentes en el Mundial, fueron ayer trending topic en Twitter reivindicándoles. Aspas lleva sin ir a la selección desde junio de 2019, cuando el seleccionador era todavía Robert Moreno y el de Moaña no tenía las puertas cerradas. Con la llegada de Luis Enrique el delantero del Celta pasó a tener un rol marginal de cara a cada convocatoria de la selección, sin tenerle jamás en cuenta y sin posibilidades de ser convocado, con la sospecha de que el seleccionador podría tener algo en contra del jugador. Muchos confiaban en que el Mundial de Catar 2022 cambiase eso, pero Aspas no sería convocado pese a sus 7 dianas en liga, que lo colocan como cuarto máximo goleador.

Cabe resaltar que hace cuatro años, en el Mundial de Rusia 2018, en la última jornada de la fase de grupos, Iago Aspas sería quien lograría el empate a dos a última hora para España frente al verdugo de la selección el pasado martes, Marruecos. A pesar de ello, también sería en los penaltis donde España quedaría fuera de ese Mundial ante la selección anfitriona, con Aspas como protagonista en negativo al pararle Igor Akinfeev, guardameta ruso, el último penalti que tiró la selección.

En el caso de Borja Iglesias, todo apuntaba a que tendría su oportunidad este año. El delantero santiagués es el tercero en la lista por el pichichi con 8 goles, los mismos que el segundo, lo que lo pone como el líder por el Zarra (máximo goleador nacional). El buen momento del artillero del Betis parecía que podría abrirle las puertas a Catar, pero finalmente Luis Enrique, entrenador con el que debutó con España el pasado 24 de septiembre ante Suiza, prefirió dejarlo en Sevilla.

A pesar de que en las redes destacaron estos dos nombres, también se acordaron de otros como Sergio Canales, compañero de Iglesias en el Betis, o Sergio Ramos (PSG).

Los males de la selección española reaparecieron para volver a caer en los octavos de final de un Mundial. Más de doce años sin estar entre las ocho mejores del mundo. Con un sello inconfundible que será legado de Luis Enrique si decide no seguir en el cargo pero también debilidades para no salir airosa en la superioridad.

La posesión improductiva, apenas tres remates en 120 minutos, la falta de pegada, la ausencia de un líder que se eche el equipo a sus espaldas. La incapacidad de vencer un duelo directo en 90 minutos de una eliminatoria desde su última Eurocopa conquistada en 2012. Luis Enrique no encontró la fórmula para volver a reinar.

En el Mundial pasó del asombro al colapso. De deslumbrar ante Costa Rica a sembrar la duda por unos minutos de desconexión ante Japón que debía despejar en unos octavos de final que no supera desde Sudáfrica. Una barrera insalvable que, para dejarla atrás, estaba obligada a igualar la intensidad del rival. Marruecos, la ilusión de un país, la liberación del que compite sin presión tras haber ya cumplido como revelación del torneo. Presentó un choque durísimo, parapetada en su terreno. Siempre al límite.

En ese sello inconfundible de España, protagonista siempre desde el balón, encontró en el camino numerosos partidos similares. Rival encerrado que defiende con máxima intensidad, respaldado en su potencia física para castigar cualquier imprecisión. Instalada en campo contrario gana importancia la presencia de Rodri como central, convertido en un centrocampista más. Para aumentar la calidad de la posesión, sorprendió Luis Enrique con el estreno de Llorente. De no contar a hacerlo de titular. Por delante de un Azpilicueta tocado y un Carvajal en un momento bajo.

No es habitual la renuncia a la inspiración goleadora de un jugador en racha. Lo hizo de inicio con Álvaro Morata, suplente tras marcar en cada partido del torneo. La idea era buscar movilidad ofensiva para encontrar espacios que tardaron en aparecer. España necesitaba máxima precisión en el pase, transiciones con rupturas de Pedri y desmarques en las bandas. Comprobó la dureza desde el inicio, con la patada de Ziyech a Jordi Alba, y le costó generar peligro ante un 4-1-4-1 sin fisuras.

Los riesgos que suele tomar Simón para poner el corazón en un puño a todo un país, los asumió en esta ocasión Bono. Marruecos era el ejemplo de orgullo de todo un pueblo por su entrega. España se armaba de paciencia esperando el desgaste del rival. En plena tensión aparecía la pelea contra todos de Gavi, una acción de calidad aislada de Pedri. Una falta de Hakimi como primer acercamiento y el desequilibrio generado por Boufal.

Marruecos no atendió a la debilidad mostrada por España cuando Alemania le buscó arriba o Japón le hizo daño desde la necesidad. Se sintió fuerte entregando el balón, sin rifarlo en salida cuando lo tuvo, sin sufrimientos ni concesiones. Solamente un desmarque de ruptura de Marco Asensio al pase en profundidad de Jordi Alba y el disparo de zurda al lateral de la red a los 26 minutos. Apenas Ferran la pedía al espacio para lanzar centros sin rematador. Ni un disparo a puerta.

El plan le salía a los ‘leones del Atlas’ que enfocaban la recta final del primer acto como el momento para golpear. Castigando una pérdida en fase de salida de Ferran con el disparo de zurda de Mazraoui que detuvo en dos tiempos Unai y con dos centros laterales que se convertían en aviso con el testazaro de Aguerd.

No tardó Luis Enrique en mover el equipo buscando un nuevo escenario cuando en la reanudación se mantenía el guion. La oportunidad a Marco Asensio se acababa con la pisada en una falta lateral que chutaba Dani Olmo y Bono sacaba de puños. Parecía mentira pero era el primer disparo a puerta en 54 minutos de dominio. Intentó ser el referente Marco que necesitaba España, pero jugar de 9 le pasó factura cuando se recurrió al único puro en Qatar, Morata.

Nada alteraría el plan de Walid Regragui. Parecía imposible pero la opción de ser más defensivo podía acrecentarse retrasando aún más metros, con En Nesyri hasta defendiendo en banda. La valentía solo existió en la pugna por cada balón. Era el momento de buscar el desborde y Luis Enrique arengó a Nico Williams para ejercer su papel de revulsivo. El plan b ya estaba en escena.

El duelo entraba en el momento decisivo. Las piernas pesaban. Olmo chutaba a la luna, Nico iniciaba desbordes, Llorente llegaba a línea de fondo, Morata disparaba cruzado y no encontraba puerta de cabeza. España hacía merecimientos pero no demostraba con gol su superioridad y Bono evitaba el triunfo sobre la bocina con una estirada a la falta lateral de Olmo que nadie tocaba y se envenenaba.

Sin capacidad para trasladar al marcador la superioridad del campo, la prórroga era un capítulo más de las eliminatorias de la España de Luis Enrique. No venció ninguna en 90 minutos. Airosa ante Croacia en la prórroga, Suiza en los penaltis que dieron la espalda ante Italia en semifinales de la Eurocopa. De nuevo el corazón en un puño en el primer duelo al todo o nada en el Mundial. Salvada España por Unai Simón con una parada con los pies decisiva a los 104 minutos cuando Cheddira superó a Rodri y chutó raso. Luis Enrique buscó la frescura de la juventud con Balde y Ansu, un riesgo si llegaban los penaltis. Marruecos los firmaba y España era incapaz de generar peligro. Jugando con un 9 y sin centros que rematar. Sin responder con autoridad al favoritismo. Acabando el partido con las manos en la cabeza por el derechazo al poste de Sarabia tras aparecer en el segundo palo al centro de Rodri.

0 - España: Simón; Llorente, Laporte, Rodri, Alba (Balde, m.98); Busquets, Pedri, Gavi (Carlos Soler, m.63); Torres (Nico Williams, m.75 (Sarabia, m.118)), Asensio (Morata, m.63) y Olmo (Ansu Fati, m.98).

0 - Marruecos: Bono; Hakimi, Aguerd (El Yamiq, m.84), Saiss, Mazraoui (Attiat-Allai, m.82); Amrabat, Ounahi (Benoun, m.120), Amallah (Cheddira, m.82); Ziyech, Boufal (Ez Abde, m.66) y En Nesyri (Sabiri, m.82)

Penaltis: 1-0, Sabiri. 1-0, Sarabia al palo. 2-0, Ziyech. 2-0, Soler falla. 2-0, Benoun falla. 2-0, Busquets falla. 3-0, Hakimi.

Árbitro: Fernando Rapallini (Argentina). Amonestó a Saiss por Marruecos (89); y a Laporte (76).