“Sar se me dio bien de visitante, esperemos que también de local”

Albert Oliver muestra en su presentación como jugador del Obra, con vínculo temporal, su amor por el baloncesto a sus 42 años // Se ve debutando el sábado
Baloncesto
Esteban Márquez
José Carlos Freije (Nissan Caeiro Rey, izqda), Oliver y José Luis Mateo. Foto: Fernando Blanco

A Albert Oliver, flamante nuevo base del Monbus Obradoiro para los dos próximos meses (contrato temporal por la lesión de Kartal Özmizrak) se le recordó con cierta sorna que el Obra en el pasado no se le dio mal... para ganarle con los equipos con los que visitaba Sar, con buenas actuaciones suyas. Se mostró humilde: “Aquí hice algún partido bueno, también alguno malo. El año pasado no estuve mal pero tampoco muy fino. Sí recuerdo uno con la Penya que ganamos y fue uno de mis mejores partidos. Hay alguno que puse una foto... se ven calvos. Sí que es verdad que tuve la suerte de jugar aquí bien pero sobre todo de ganar muchos partidos, con Gran Canaria de los seis años que vine gané cuatro o cinco veces, es difícil aquí; el año pasado perdimos. Es una cancha que se me ha dado bien, esperemos que se me dé bien como local”, afirmó.

Y recordó, con gracia, que jugar en Santiago “tenía cosas buenas: si ganabas te ibas a comer zamburiñas y pulpo, pero la más importante es que siempre había ambiente, mucho ambiente y era bonito jugar. Mejor para el local que para el visitante, pero me gusta siempre jugar en campos con ambiente. Lo echaremos de menos, pero a ver si todo va bien y vuelve lo antes posible, para el equipo puede ser algo muy positivo”, comentó.

Habla ya como un obradoirista más. Estaba sin equipo, entrenándose con el Gran Canaria (agradeció al club no tener que hacer una pretemporada solo), cuando le llegó la oferta del Obra. ¿Se la pensó? “No”, dice rotundo. Por su situación y porque “ya le dije a Ernest (su representante) que adelante si salía, fue fácil llegar a un acuerdo. Es un club serio, que está haciendo las cosas y jugando muy bien; creo que tenemos equipo para competir”, asegura.

Tenía buenas referencias de Corbacho, de Nacho Llovet, que le contaba que después de los partidos los jugadores se iban a tomar algo juntos. Hay grupo: “Años atrás ya estuvieron interesados, y lo planteamos: que era un club muy serio, humilde pero que todo lo que decía lo cumplía”. Lo vivió estos días, al llegar: Llegué a la una del mediodía y por la tarde ya tenía casa, coche... contento”.

Por eso se apunta a adaptarse a lo que pida Moncho Fernández, un técnico para el que los bases “sí, somos un poco la extensión de Moncho en la pista”. A aprender rápido los mil esquemas, las opciones para acabar cada jugada. “Utiliza mucho el pick and roll, salidas para los aleros.... Llegué el viernes, en el avión ya estuve mirando cosas de cómo jugaban, me las enviaron; es cierto que juegan de una forma diferente. Entrené sólo un día y lo vi, muy riguroso en las cosas, quiere que se hagan bien. Podemos hacer un buen trabajo”, repite.