Brilla la llama olímpica tras el desfile de inauguración de los Juegos

TOKIO 2020 En marcha la edición con el mayor equipo gallego de toda la historia
Ceremonia
MIGUEL ÁNGEL MORENOTokio
LUZ EN LA OSCURIDAD La llama olímpica, en el pebetero, encendido por la tenista japonesa Naomi Osaka. Foto: Juan Ignacio Roncoroni

Alegres y contenidos, impecables en su vestimenta, con tímidos saltos, algún corazón formado con los dedos y muchos móviles para inmortalizar el momento, España desfiló en la apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 abanderados por la nadadora Mireia Belmonte y el piragüista Saúl Craviotto. Son los Juegos de la pandemia, pero también aquellos en los que Galicia gozará de su mayor representación de la historia, con veintiún deportistas.

En una ceremonia excepcional por la ausencia de aficionados en el Estadio Olímpico, planteada para la realización televisiva con grandes fuegos artificiales que partían de la cubierta del estadio y con guiños tecnológicos como la banda sonora de conocidos videojuegos como acompañamiento musical del desfile, España salió al estadio sin la algarabía de la delegación argentina, una de las primeras y que llegó a detener el transcurso del desfile unos segundos al pararse a saltar en el centro del estadio, pero con mucha más alegría y animación que buena parte de las 87 delegaciones que la precedieron, una cincuentena de los 321 deportistas españoles de estos Juegos salieron al estadio.

Encabezados por Craviotto y Belmonte, mucho más acompasados portando la bandera que la mayoría de los abanderados que los precedieron, sonrientes por debajo de las mascarillas rojas que tapaban su rostro y que se han convertido en la marca inexcusable que toda la humanidad ha tenido que aceptar en el último año y medio.

Ataviados con chaqueta blanca, polo rojo y pantalón azul ellos, y con vestido rojo y chaqueta blanca ellas, salieron al estadio algo cohibidos, móviles en ristre para inmortalizar el momento. Según fueron avanzando la alegría se exteriorizó algo más: un corazón formado con los dedos a cámara, manos arriba por parte de las jugadoras de baloncesto como Laia Palau...

Tanto se animaron los deportistas españoles que acabó saltando tímidamente, de menos a más, como espera que sea la alegría del deporte español durante estos Juegos, en los que tiene el anhelo de superar las 22 medallas de Barcelona 1992. A ese botín espera contribuir la delegación gallega, que también busca en Tokio su propio récord, superando los cuatro metales de Pekín y Londres.