Una auténtica pasada

Firmas
Pepe Casal

LA PRIMERA PARTE fue un auténtica exhibición en todas las facetas del juego por parte del Obradoiro. En ataque, el nivel de acierto, la adecuada toma de decisiones y el ritmo que imprimió el Obradoiro en la primera parte fue tan brutal que si no falla un tiro libre Robertson se hubiese llegado a los 60 puntos. 59-42 fue el resultado de la primera parte. Tan importante como el acierto y el gran juego desplegado en ataque fue la defensa, que desarboló los sistemas ofensivos del Gran Canaria que tuvo que sobrevivir gracias a la calidad individual de Slaugther y de Ennis en el segundo cuarto. Albicy, solo recurría al bloqueo directo y Brussino estuvo muy bien sujeto.

Ninguno de los cuatro fueron capaces de conectar con sus interiores, los Diop, Khalifa e Ilimane, y nuestro querido Artem Pustovyi, homenajeado y aplaudido por Sar antes del comienzo del encuentro. Dejar a una batería de atacantes de este nivel en 42 puntos no fue tarea fácil y requirió una gran y alta concentración defensiva. El rebote fue totalmente dominado por el Obra, 16-10 y hubo un gran control en las pérdidas de balón, tan solo 4.

Al comienzo de la segunda parte el partido siguió por la misma senda de control del juego y dominio en el marcador por parte del Obradoiro. Duró 7 minutos más hasta que el Gran Canaria comenzó a apretar desde el banquillo a los colegiados y en defensa al Obradoiro. Una merecida técnica les envalentonó y la racha de acierto que tuvo el Obra en la primera parte se trasladó a la muñeca de Brussino y compañía, ayudados por el físico de Khalifa Diop y el oportunismo de Salvó en el rebote ofensivo, y tocó sufrir durante unos instantes de lo lindo, pues se acercaron a un suspiro con 5 minutos por jugar.

Como muchas veces he comentado, cuando tienes que remontar marcadores muy adversos, los canarios llegaron a perder de más de 20 puntos, al final el esfuerzo lo acabas pagando porque es muy difícil llegar a buen puerto sin errar o, como sucedió en el partido, el rival también juega.

A la calma y el oficio que Philip Scrubb fue capaz de imponer en la dirección, ayudado por un incomensurable Thomas Scrubb, que jugó de manera impresionante los 30 minutos que estuvo en pista, sencillamente impoluto en ataque y soberbio en defensa, siendo otra vez con mucha diferencia el mejor del equipo, se les unió un soberbio, acertado y valiente Robertson, que con mucho temple volvieron a poner los guarismos en el lugar que le correspondía al gran partido del Obradoiro.

Victoria importantísima acompañada por las derrotas in extremis del Betis, ¡vaya susto nos dio el Real Madrid en los dos últimos minutos!, y del Burgos, que teniendo un partido más que ganado, lo dejó escapar en Andorra. Todo cuenta, quedan cuatro jornadas muy difíciles para todos, unos con mejor calendario que otros, pero el Obradoiro está en un momento de juego muy fiable y puede dar otra sorpresa, sin lugar a dudas. Además, los que están por detrás son los que tendrían que hacer la machada ganando por lo menos tres de sus cuatro partidos.