“Yo habría tocado la Copa antes de la final”

Manuel García Solano
Borja Iglesias posando con la Copa del Rey y su trofeo como mejor jugador de la final. Foto: Real Betis Balompié

¿En quién pensó después de ganar la final?

En muchas personas. Gente que ya no está, por ejemplo, mi abuelo, que siempre me marcó desde muy pequeñito en mi forma de ser y de entender la vida, incluso en el fútbol. Muchos amigos que no pudieron estar en el estadio, mucha gente que me ha acompañado por el camino, como mi expareja, que ha estado siempre ahí apoyándome.

¿Hay algún amigo que no podía faltar a esa final?

Tengo la gran suerte de mantener el grupo de amigos desde muy pequeño. A pesar de que cada uno esté por un lado de España o hasta del mundo, para mí era muy especial que pudiesen acudir y compartir la experiencia. Emilio, Adrián Porto, Álex Sanz, Rubén, Gonzalo...En cierto modo siento que es un poco de ellos también. Fue algo muy bonito.

¿Cómo se sintió al acabar la tanda de penaltis y saber que había ganado el título?

Feliz por mi familia y por mis amigos. Compartí con muchas personas esa celebración. Ver a tanta gente feliz en la calle, olvidándose de los problemas que cada uno pueda tener, fue especial. Una experiencia muy bonita.

Además, MVP de la final de la Copa del Rey, de la que fue el máximo goleador, aunque a usted le ha costado ganarse el sitio en el Betis

Todos los procesos son complicados. Mi adaptación aquí costó más que en otros sitios. Los momentos difíciles son oportunidades para dar pasos hacia delante, crecer y madurar. La diferencia del Borja del primer año a este no es tanta en cuanto a lo deportivo. Sí lo es muy grande en lo personal.

Una fiesta así al lado de Joaquín debe ser tremenda. ¿Cómo es el capitán en el vestuario?

Un tío muy natural. Es tal cual sale en la televisión. No fuerza la situación ni hace un personaje. Es así, es divertido, tiene muchísimo carisma y un talento tremendo para tratar a la gente. Es muy cuidadoso con el cariño que le da a los demás, cómo les trata. Así es dentro del vestuario. Encima tiene un talento futbolístico que hemos visto durante más de veinte años de carrera. Es un lujo estar a su lado. Tenemos un grupo fantástico y nos llevamos muy bien.

¿Es el Betis un club especial?

Sí, tiene algo único, su idiosincrasia es especial, te hace sentirte reflejado con la sociedad, es un club que se involucra mucho en situaciones sociales para poder ayudar y, con la fuerza que tiene para muchas cosas, ayuda a ser un baluarte para la gente. Me siento identificado. Me siento bético. Este es un sitio especial y este título despierta esa realidad que todos sentíamos y que había que plasmar. Creo que es un punto de inflexión y un primer paso para lo que viene.

¿Tiene que cumplir alguna promesa por haber ganado la Copa del Rey? Irureta hizo en su día el Camino de Santiago. ¿Se animaría?

Con la tontería, dije que me iba a tintar la barba. En esos momentos dices cualquier cosa, no eres consciente. Hacer una etapa del Camino de Santiago sí que me gustaría. Igual en verano puede ser el momento. Es un año bonito para hacerlo. Mi idea sería hacerlo caminando, no un recorrido muy largo y disfrutar de la experiencia.

¿Sabía que es el segundo compostelano en ganar una Copa del Rey?

La verdad es que estoy superorgulloso de eso. Es algo muy bonito. Siempre me he sentido querido tanto desde Galicia como, especialmente, desde Santiago. Poder dar una parte pequeña del éxito a mi ciudad es para sentirse orgulloso.

Recoge el testigo de Tomás, que ganó cuatro con el Atlético de Madrid, la última hace casi 30 años. ¿Por qué se ha tardado tanto en tener de nuevo a un compostelano celebrando este éxito?

En Santiago hay una gran cantera de jugadores. Ganar un título no es nada fácil. Antes de la final lo pensaba: estoy ante una oportunidad muy especial en lo que es mi carrera. No es sencillo participar en finales y más difícil es ganarlas. Creo que todos tenemos ganas de hacerlo y marca mucho la trayectoria deportiva de un jugador.

Hay alguien que le conoce bien y se enfrentó en su día a Tomás. ¿Qué le dice el nombre de Modesto Fernández?

Fue uno de los primeros entrenadores que tuve. Fueron unos años muy especiales. A pesar de que era muy cercano y de una calidad humana tremenda, fue capaz de enseñarnos muchísimos conceptos futbolísticos, tanto tácticos como técnicos. A Mode le tengo mucho cariño, intercambiamos mensajes de vez en cuando, y a Chus, otro de mis técnicos cuando empecé, le tengo en un recuerdo inmenso porque ya no está entre nosotros y es una persona que nos marcó a todos.

En sus inicios no era delantero centro y supo adaptarse a esa posición para acabar en el fútbol profesional. ¿Cómo fue el proceso?

Es bastante curioso porque de muy pequeño alternaba todas las posiciones de ataque. Cuando me fui al Valencia, ellos no me habían visto jugar de delantero. Paco Gómez, la persona que me llevó, llegó allí y les dijo que era un gran delantero y que tenía unas condiciones perfectas para jugar en ese puesto. Así empecé.

¿De qué manera trabajaron con usted en la cantera del Valencia?

Empezaron a especializarme en la posición de delantero centro. Comencé a moverme mejor, a rematar mejor de primeras, a entender ciertas situaciones de ataque, la parte defensiva, cómo orientar una presión, cómo intentar ser partícipe pese a no tener la pelota. Aprendí mucho en ese proceso.

En medio de ese aprendizaje, ¿cuántas veces se le pasó por su cabeza dejarlo todo y volverse a casa?

Las crisis más importantes me duraban poco. Al día siguiente se me olvidaban. Siempre quise luchar por esto, sin obsesionarme porque sabía que la dificultad era inmensa y que había un montón de jugadores que se quedarían por el camino. Y lo más probable era que yo fuese otro más.

Sin embargo, consiguió llegar.

Mi ilusión era tener la conciencia tranquila. No quería que fuese porque había decidido tirar la toalla o dejarme llevar en cierto momento. Estoy feliz porque he sido constante, a pesar de que ha habido jugadores y momentos mejores, yo he tenido esa determinación de querer ir a por algo que era mi sueño. La verdad, me ha ido muy bien. Estos últimos años han sido tremendos.

¿Ha pensado en la gente que empezó o jugó con usted y se quedó por el camino? ¿Qué compañero del que pensó que llegaría al fútbol profesional no lo hizo?

Hay muchos jugadores con un talento tremendo que, por distintos motivos, no alcanzaron la élite. Es necesario tener una pizca de suerte, trabajar mucho y mantener la disciplina. Hay lesiones en momentos clave de una carrera. Recuerdo a un compañero del Valencia, Dani Lucas. Era internacional con la selección juvenil. Un futbolista tremendo. Disfrutaba muchísimo viéndole jugar y me hubiese encantado verle más arriba. Una arritmia que le detectaron le obligó a dejar el fútbol.

¿Cómo es la rivalidad entre Betis y Sevilla?

Es distinta a las demás que hay en España. Hay dos equipos dentro de la misma ciudad, a un nivel cercano, y que están mezclados. Hay padres de un equipo e hijos del otro. El marido que es del Betis y la mujer del Sevilla, o al contrario. Se llevan genial porque son familia. Eso sí, la semana del derbi es de auténtica locura. Es curioso.

Hablando de rivalidad. De pequeño, ¿era más del Celta o del Deportivo? ¿Madrid o Barcelona?

Siempre he simpatizado por el Celta. Creo que es por un tema de amigos y familia, y porque en Santiago el Celta cae muy bien. Había ido de pequeño a Balaídos, que fue el primer estadio de Primera que pisé. Todo eso marca. También he sido más simpatizante del Barça por el simple hecho de que mi padre es del Barça.

¿En un futuro le gustaría volver al Celta?

Llevo bastante tiempo tratando de vivir el momento y ser feliz con lo que tengo. Esto es bastante cambiante. De repente puede pasar cualquier cosa y se genera una situación inesperada. A día de hoy no me imagino volviendo a Vigo. Me encantaría porque me siento celtista y me queda esa espinita de no haber sido jugador de la primera plantilla al 100 %.

¿Le decepcionó que en Vigo no se apostara por usted?

Durante momentos de mi vida tuve esa espinita, y me sentía, incluso, como dolido. Me he preguntado: ¿por qué no confiaron más en mí? Ahora no lo siento. Me hubiese gustado jugar y marcar goles en el Celta, compartir delantera con Iago (Aspas) y disfrutar de un club que para mí fue importante desde muy pequeño. Todas esas decisiones han convertido mi trayectoria en lo que es a día de hoy y estoy muy feliz con lo que estoy viviendo.

Salir fuera de España podría ser una posibilidad ¿Le gustaría?

La Premier siempre me ha llamado muchísimo. Ahora mismo veo algo que me gusta tanto, un proyecto tan interesante y con ganas de crecer, que estoy muy a gusto en el Betis. Estar en un sitio en el que hay ganas de crecer y tú ser partícipe, y ser parte importante de ello, es muy bonito.

¿Sigue al Compostela? ¿Está pendiente de sus resultados?

Lo sigo y quiero que esté bien. Tengo amigos jugando allí, es el equipo de mi ciudad y quiero que esté arriba, y cuanto más, mejor. No sé si en un futuro podré volver a jugar en mi ciudad. ¿Qué hay más bonito que jugar en el club de tu ciudad y poder compartir ese momento? Actualmente, la verdad, lo veo lejano.

¿Qué delantero le ha servido de referencia?

Muchos me han marcado. Me quedaría con Morientes, Torres y Drogba. Me despertaban una gran admiración y tenía ganas de aprender de ellos. Otro, con el que compartí vestuario, es Gaizka Toquero. Me marcó muchísimo. Me enseñó a entender el juego, a descubrir qué requería cada situación de partido: cuando tenía que saltar a una presión y cuando cometer una falta. Y a rematar de cabeza.

Le interesa la comunicación y es muy activo en las redes sociales ¿Cómo se mantiene informado?

Leo mucha prensa digital. Sigo por twitter los medios que me interesan. Estoy pendiente de lo que pasa en Galicia y, especialmente, en Santiago para que no se me pasen cosas que se me escaparían estando fuera. Recuerdo que en mi casa y en casa de mis abuelos siempre estaba El Correo Gallego.

Las supersticiones en el fútbol están a la orden del día ¿Usted lo es?

Aunque no creas demasiado, tampoco quieres molestar a nadie. No soy supersticioso, pero...no quiero que me echen la culpa, luego. Yo habría tocado la Copa antes de la final, pero no lo iba a hacer, para que, si perdíamos, no fuese culpa mía.

¿Hace alguna cosa sistemáticamente antes de jugar?

No. Siempre he sido más de pensar que cuando la cosa va bien es por mí. Y cuando va mal es por mí también, que soy yo el que la lía y no es porque me he cortado el pelo un día que no tocaba.

¿Qué le diría al Borja Iglesias que se destrozaba las rodillas en La Salle cuando empezó a jugar al fútbol?

Que siguiese disfrutando como lo hacía en ese momento y que no se preocupase tanto, que no fuese tan exigente consigo mismo en cosas que no hay que serlo. Es importante buscar la excelencia y trabajar para ello, aunque no hay que martirizarse. He llegado a puntos en los que no he disfrutado de lo que estaba viviendo. Y le diría que aproveche más esos momentos porque tiene un camino muy bonito por vivir.