REPORTAJE: pisos, covid Y JÓVENES

Limpieza rutinaria, mascarilla cuando acude su casera o gel desinfectante al entrar y salir // Algunas de las medidas que los universitarios llevan a cabo para mejorar el clima de su ‘hogar’ y evitar el coronavirus
Medicina
Jorge Garnelo
segunda familia. De izquierda a derecha: Bruno, Pablo, Antonio e Iker en su piso de A Coruña Foto: ECG

Parecía fácil echarle la culpa al estudiantado universitario por la transmisión de la covid-19 y se hizo. Ahora la cosa se complica. El cribado de la USC ha demostrado que tan solo el 0,82% de sus alumnos dieron positivo por el bicho. En esta batalla de responsabilidad David derrotó a Goliat, pero ¿cómo lo consiguió?

La respuesta nos la dan Antonio Touriño (Derecho), Iker Pérez (Ingeniería Informática), Bruno Bellón (Sociología) y Pablo Piñón (Biología). Todos ellos cursan su carrera en la Universidade da Coruña, alojándose durante este curso en un piso ubicado muy cerca de Riazor.

Aseguran estar cumpliendo siempre las normas que dictan las autoridades sanitarias con relación al coronavirus. Y además de ello, mantienen en su hogar un conjunto de medidas adicionales para evitar que el virus entre o salga por la puerta.

SEGURIDAD EN CASA. “Cuando llegamos nos desinfectamos con el gel hidroalcohólico y después nos lavamos las manos”, señala Iker, algo que confirman el resto de sus compañeros. “Nadie entra sin echárselo”, asevera Bruno, añadiendo que “hay mascarillas hasta de repuesto” para nunca estar desabastecidos o tener que salir con alguna que ya hayan utilizado y sea menos efectiva.

“En casa no la utilizamos porque somos convivientes” mantiene este, excepto si “venía alguien de nuestro círculo cerrado”. Ello se extiende a todas las visitas, por ejemplo, cuando acudió su electricista para arreglar una avería o la propia casera: “Ahí sí que estamos todos con ella”.

“Otra de las medidas que estamos tomando es la higiene de baños, los estamos desinfectando cada dos o tres días y cuando invitábamos una persona de fuera más aún” recalca Antonio, asegurando que la limpieza general del piso también se la están tomando bastante enserio.

“Se está notando mucho el querer tener una convivencia tranquila, no hay ninguno que no esté aportando en este sentido”, relata el joven. Y es que, ese ambiente de responsabilidad y confianza es fundamental para garantizar su seguridad, tanto dentro como fuera del domicilio.

“Creo que mis compañeros tienen bastante cuidado con lo que hacen por ahí” apunta Pablo sobre estas salidas. Cuestionados sobre las fiestas, foco de contagios que se achaca a los universitarios principalmente, estos estudiantes indicaron no estar realizando ninguna: “Solo hicimos una al inicio de curso (cuando se podía) y vinieron dos personas más”.

LA CONVIVENCIA. “Con el covid-19 está resultado más difícil porque tenemos que estar los cuatro en una única vivienda y no podemos relacionarnos con demás compañeros o amigos”, reconoce Iker.

En este sentido, Pablo considera que “hay ciertos vacíos” porque al final “por mucho que tengamos cuidado en la calle en casa es más complicado”, a pesar de las medidas que toman, dada la cercanía entre ellos: “Estamos todo el día juntos”.

“Es complicado, tienes ciertas limitaciones y no puedes hacer determinadas cosas, como es lógico, pero bueno mientras la convivencia en la casa sea buena, creo que no hay problema”, añade Bruno, quien piensa también que actualmente se están viendo “más de lo normal”.

Para Antonio, esta coexistencia entre cuatro paredes es “dura”, destacando que “por ahora no hay problema”. Aun así, el joven indica que tanto tiempo sin contactar con más gente es “un poco aburrido”.

materias a distancia. “Tenemos clases presenciales pero la mayoría son online”, señala Iker, asegurando estar “más cómodo” hacerlo desde su hogar, ya que “al fin y al cabo resulta una gran pérdida de tiempo tener que ir a la facultad y volver”.

Del mismo modo, el universitario piensa que es mejor esta vía para no arriesgarse a contraer el covid al “estar con mucha gente alrededor” durante las sesiones asistenciales.

Lo mismo opina Antonio, que únicamente acude a su facultad cada viernes. “Ahora nos estamos organizando bien, el único problema que tenemos es que el wifi no llega a todas las habitaciones” explica este, indicando que, hasta comprar un amplificador de señal, tanto él como Pablo ven “las clases en el salón”.

Sin embargo, Bruno no está del todo convencido con este método de docencia. “Lo llevo muy mal la verdad no soy capaz de concentrarme”, confiesa el joven: “Creo que aun tienen que aprender mucho a como darlas y que sean atractivas y efectivas para el alumnado, aunque sé que es difícil para los profesores”.

LA preferencia por un domicilio. “Pablo, Iker y yo vivíamos en la misma residencia (José Sardina), Bruno en cambio no, él estuvo en piso”, comenta Antonio, explicando que no se decantaron por alquilar un domicilio como consecuencia de la covid-19: “Era algo que llevábamos pensando desde el primer año”.

“No tuvo que ver la verdad pero fue una buena oportunidad”, apunta Iker en este sentido. Para Pablo, así como sus dos compañeros, la elección estuvo motivada por “la libertad de horarios y decisión”

“No me gusta la vida que se lleva en la residencia”, reconoce este, que prefiriere decidir cuándo entrar y salir de su casa, la rutina para desayunar, comer o cenar; el simple hecho de cocinar lo que prefiere; y especialmente para madurar.

También por el menor coste económico: “Aquí pagamos 175 euros al mes más gastos, mientras la residencia estaba sobre los 500, un ahorro contundente y más ahora mismo con los tiempos que corren”.

RESIDENCIAS. Frente a los contagios, estos cuatro estudiantes aseguran estar “más protegidos” en su vivienda al estar solo ellos. “Vivir en la residencia te brinda un montón de posibilidades de infectarte, ya que se usan zonas con más gente”, concluyen los universitarios, señalando algunas de gran riesgo como pasillos, ascensores o comedores.