Constructores gallegos rechazan obras públicas a falta de materia prima

Asociaciones dan fe de que hay reformas adjudicadas por las administraciones que se denegaron o se cancelarán // Ello implica para las empresas una sanción // La asumen ante el enorme encarecimiento de numerosos productos, pues si ejecutasen la tarea tendrían todavía más pérdidas
Jorge Garnelo
parón. Una de las paradas de la Estación de Autobuses de Pontevedra, cuyas reformas están actualmente paralizadas ante la escasez de materias primas y el aumento excesivo de su precio. Foto: Gallego

Ir a la Estación de Autobuses de Pontevedra es una auténtica gymkana. Si bien cuando uno la ve desde fuera concibe que está en obras, a la vista lo aparenta, una vez entra lo constata y se cuestiona cómo puede haber tanto revuelo en tan pocos metros cuadrados. Donde pongan el ojo verán una valla, y quizás si se despistan caigan por algún socavón, o tropiecen con uno de los múltiples antiestéticos y estáticos conos que por allí proliferan. Paralizados, como la reforma que se está gestando en la terminal de la Boa Vila ante la falta de materias primas: escasez producida por una crisis internacional que ha encarecido excesivamente el precio de muchos productos necesarios para el sector de la construcción.

Ha sido eso lo que ha ocurrido en este recinto, donde reinan también cables, andamios y paredes resquebrajadas, pero al menos, y hasta la fecha, es un parón... Peor situación se vive o vivirá en otros espacios públicos sometidos a distintos lavados de cara que desgraciadamente quedarán por ahora en intentos. Hay empresas a las que se les adjudicaron contratos por licitación que están rechazando acometer las remodelaciones pactadas por el mismo motivo que mantiene paralizadas las obras de la estación pontevedresa.

De hecho, aun conllevándoles ese acto impropio una sanción, prefieren pagarla y no meterse en un fregado del que podrían salir con pérdidas y, por encima, habiendo trabajado... Y es que, para muchas, el importe presupuestado en su momento con el objeto de llevar a cabo las tareas acordadas ha caducado forzosamente, pues no contaban con que los precios de los bienes que precisan para desempeñar su tarea se hayan elevado cual rascacielos. Así lo constata Javier Carballeda, gerente de la Asociación de Constructores de Pontevedra. “Han subido los precios una barbaridad”, destaca con preocupación. “El petróleo ha ascendido más de un 100%, el acero corrugado un 75%, la madera un 50% (...)”, dice, señalando asimismo que “muchas obras, como no haya una revisión de precios, va a ser muy difícil ejecutarlas” por el importe convenido en su día.

Sobre las licitaciones de las administraciones, apunta a mayores que “ha habido adjudicatarios que han renunciado” a estas “porque no pueden defenderlas”. “No puedo dar un caso concreto, pero en la asociación ya han sido más de una las empresas que han tenido que dejar el contrato por esta situación”, comenta el profesional en este sentido.

Evidenciando que existen penalizaciones para las compañías que al final desisten y rompen el acuerdo, Carballeda explica que “muchas veces para la empresa es preferible pagar la indemnización y renunciar a la obra que ejecutarla y perder, como se suele decir, hasta la camisa en el intento” a causa del incremento de unos costes que le parecen “desorbitados y totalmente imprevistos”. “Se tendría que ser un poco sensible a esta situación”, sentencia.

NO SOLO ES EN PONTEVEDRA. “El problema es muy gordo”, resaltan paralelamente fuentes de la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción (APEC) de Lugo, indicando que, si bien “hay bastante trabajo” y “este año está siendo muy bueno” dentro del sector, “hay muchos presupuestos” que se dieron en su momento y “ahora son muy difíciles de cumplir” por el excesivo coste de las materias primas.

“En aluminio, en acero inoxidable, en ferralla (una composición imprescindible en las obras ya que se utiliza para reforzar las estructuras de las construcciones) las subidas están siendo espectaculares”, subrayan desde la entidad. Un aumento que se debe a razones del mercado.

“Existe un problema de abastecimiento porque hay mucha demanda”, remarcan, destacando que ya hace años ocurrió, cuando no había manera de conseguir hierro, y comparando su situación con la crisis que actualmente atraviesa Stellantis: “Le está pasando lo mismo, que a nosotros no nos afecta prácticamente, al tema de los chips. Para la automoción está siendo terrible”.

A esa falta de recursos se suman los pactos ya firmados en un sector “muy competitivo” en el que el factor precio es determinante para las adjudicaciones. En esta línea, existen empresas que “presentaron sus ofertas con unas rebajas que podían más o menos asumir y ahora se encuentran con que a lo mejor no hay manera de encajar el presupuesto con los costes reales”, subrayan.

Según comentan, entre particulares esto supone un gran contratiempo, pero con la administración el conflicto “es todavía peor”, pues mientras que con los primeros “te puedes poner de acuerdo” o mismo rechazar hacer la obra, con la segunda “si el adjudicatario se retira tiene una penalización del 3%”. Aún así, en muchos escenarios esto acaba compensando y al final hay compañías que prefieren asumir dicha sanción, relativamente pequeña, a tener que enfrentarse a un proyecto cuyas cuentas están descuadradas.

Sin dar ningún nombre, fuentes de APEC Lugo resaltan que una de sus empresas asociadas, entre otros ejemplos, tiene seis obras de reparación en varios edificios de una consellería localizada en la provincia y “se encuentra con que va a tener que dejar por lo menos cuatro”.

“Al final prefiere perder ese 3 por ciento que perder mucho más porque dice que no es posible, que él no puede comprar el material al precio que presupuestó porque ha habido subidas del cuarenta, cincuenta y sesenta por ciento”, indican.

Ante la excesiva demanda y la tan poca oferta “el mercado es implacable, los precios suben”. Y por ello “se están tratando de hacer varias cosas”. A las administraciones “se les está haciendo ver” el problema, si bien “son conscientes en general” y ya “lo están estudiando”, afirman.

A nivel estatal, “porque esto es un problema nacional”, detallan, “se está tratando de articular alguna fórmula por la que se pueda acceder a una actualización de precios o algo que permita que los contratistas puedan montar las obras”, explican y así paliar los futuros efectos.

Porque... ¿Cuál va a ser la consecuencia? Que lo que ocurrió en la Estación de Autobuses de Pontevedra se sume a esos cuatro rechazos de Lugo y otras cosas... “Una cascada” que preocupa de cara a la más que necesaria recuperación económica.

“Vienen ahora estos famosos fondos europeos, muchos proyectos ya están redactados (...) Imagínate que sacan a licitación estos proyectos y que quedan desiertos. Mira el problema que puede originarse”, manifiestan. Es “muy serio”, añaden, indicando que ahora toca ver “hasta donde llegan” unas consecuencias que, de momento, “no pintan bien”.