Investigadores de la Misión Biológica gallega estudian el potencial papel benéfico de la alimentación en el desarrollo de la enfermedad // Otros grupos españoles ensayan mamografías eficaces, nuevos biomarcadores y el uso de nanomedicinas para atacar directamente los tumores TEXTO C. Espiño/E. P.

Galicia avanza en el tratamiento y prevención del cáncer con el CSIC

Investigación contra el cáncer
Clara Espiño/E.P.
antitumoral. Imagen de verduras crúcíferas o brásicas, en las que se centra la investigación del equipo de la Misión Biológica de Galicia, del CSIC, para la prevención del cáncer por la alimentación. Foto: Gallego

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tiene en la actualidad diversos proyectos de investigación centrados en el cáncer, tanto en su prevención como en el tratamiento y la detección temprana de los tumores. Todos ellos auguran un futuro en el que se puedan obtener mejores métodos de detección temprana e incluso formas de prevenir la formación de tumores, a través de la creación de dispositivos para obtener mamografías más eficaces, nuevos biomarcadores, y el ensayo de nanomedicinas para atacar la enfermedad.

potencial antitumoral de las verduras gallegas Uno de las investigaciones más destacadas se lleva a cabo en la comunidad gallega, de la mano del equipo que dirige Elena Cartea, directora de la Misión Biológica de Galicia. Sus estudios se centran en la prevención del cáncer mediante la alimentación. “Algunos compuestos presentes en los cultivos de brásicas, como los isotiocianatos, pueden ser útiles en la prevención y tratamiento de algunos cánceres de próstata y de mama”, señala Cartea.

Las brásicas son una familia de verduras, también conocidas como plantas crucíferas, que incluye el brócoli, las coles de Bruselas, el repollo, el coliflor, la berza verde, la berza común y los nabos, todas ellas típicas y muy utilizadas en la cocina gallega desde siempre.

“La administración combinada de estos compuestos con dichos fármacos antitumorales podría ayudar a potenciar la eficacia de estos y permitiría reducir sus dosis, haciéndolos más tolerables para los pacientes”, explica Cartea.

Además de la realizada en Galicia, el CISC mantiene otras investigaciones. Es el caso el equipo de Pilar Navarro, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (IIBB-CSIC), dedicado al cáncer de páncreas, que demostró recientemente que una proteína llamada Galectina-1 puede ser un buen biomarcador al estar muy altos en pacientes con cáncer de páncreas. “Además, hemos observado que, cuanto mayor es el nivel de esta proteína en sangre, menor es la supervivencia del paciente”, señalan.

“Estos resultados indican que la detección en sangre de Galectina-1 puede ser utilizada para diagnosticar y predecir la agresividad del cáncer de páncreas”, detalla Navarro, resaltando que para ello se usa una prueba de laboratorio poco costosa (el test Elisa), lo que confiere una importante ventaja respecto a otras técnicas como las de imagen (ecografía endoscópica, TAC, resonancia magnética).

MEDIR LAS PROPIEDADES FÍSICAS DE LAS CÉLULAS TUMORALES Por su parte, el equipo del físico Javier Tamayo, del Instituto de Micro y Nanotecnología (IMN-CSIC) de Madrid, busca nuevos métodos que permitan detectar las células cancerígenas a partir de sus características físicas, ya que experimentan un cambio radical al convertirse en tumorales.

En este sentido, el equipo de Tamayo desarrolló nanodispositivos que “permitirían detectar biomarcadores tumorales procedentes de tumores incipientes con un tamaño inferior a un milímetro y, por tanto, altamente curable”, augura Tamayo. “Se están realizando ensayos clínicos con pacientes de cáncer de mama y pronto se comenzarán ensayos con pacientes de cáncer de pulmón”, anuncia.

UTILIZAR LA LUZ PARA EVALUAR BIOMARCADORES Por otro lado, el equipo de la investigadora del CSIC Laura M. Lechuga, del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2-CSIC-Gencat), demostró cómo su tecnología nanofotónica (el uso de la luz a nivel nanométrico) permite evaluar biomarcadores en estados muy tempranos del desarrollo de diferentes tipos de cáncer utilizando muestras mínimas de fluidos corporales.

Lechuga también colabora en el proyecto Legochip, dirigido por el investigador César Moreno, del ICN2. “Trabajamos en ofrecer una nueva plataforma biosensora basada en grafeno y dispositivos nanofotónicos para el diagnóstico temprano de melanoma”, indican.

IMAGEN DE PRECISIÓN PARA DETECTAR TUMORES DE MAMA La detección temprana del cáncer de mama es el objetivo del equipo de los investigadores Antonio J. González y Filomeno Sánchez, del Instituto de Instrumentación para la Imagen Molecular (I3M-CSIC-UPV), centro mixto del CSIC y la Universidad Politécnica de Valencia. Están desarrollando un dispositivo de tomografía por emisión de positrones (PET), denominado DeepBreast, que busca mejorar las prestaciones de calidad de imagen y tiempo de escaneo de la tecnología de detección.

Por su parte, el equipo del investigador Isidro Sánchez-García, del Centro de Investigación del Cáncer (CIC-CSIC-USAL), mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca, se centra en los orígenes de la leucemia infantil. En casos de predisposición genética el cáncer surge como consecuencia de una respuesta inmunitaria anormal a las infecciones comunes. Y, especialmente, un microbioma intestinal adecuado puede proteger contra el mecanismo que desencadena el cáncer. Así, la prevención de este cáncer mediante la modificación del microbioma y la protección frente al estrés inmunitario podría proporcionar una alternativa eficiente a tratamientos.

Finalmente, el equipo de Victoria Moreno-Arribas, del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC-UAM), centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid, busca restaurar el equilibro de la microbiota intestinal y oral de los pacientes con cáncer, sobre todo de mama y pulmón, para mejorar su calidad de vida y pronóstico. Diseñan fórmulas nutricionales individualizadas y ajustadas a cada individuo.