Galicia limita el duro impacto del virus en la contratación de las personas con discapacidad

Randstad detecta una caída en la comunidad del 21,9 % frente al 27,6 % estatal, la tercera menor entre las autonomías // Descienden, con 3.743, a niveles de 2015 // A inicios de año había quince mil cotizando y otros 9.300 figuraban como demandantes
COVID
José Calviño
INTEGRATEX ES el proyecto de Cogami e Inditex iniciado en 2007 con la apertura en Allariz de una tienda outlet de ropa, calzado y complementos de la marca Massimo Dutti, un centro especial de empleo sin ánimo de lucro dentro de su patronal, Cegasal, que logró limitar el golpe laboral. Foto: Diego Silva

El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) certifica que iniciamos el año con unas 15.000 personas con discapacidad afiliadas y otras 9.300 demandantes de un puesto de trabajo. Por tanto, hoy estarían trabajando entre dieciséis mil y diociocho mil.

Este colectivo ha visto como la desaceleración económica, primero, y después la brutal crisis que trajo la pandemia del coronavirus, golpeaba sus posibilidades de acceder y mantenerse en el mercado de trabajo. Los profesionales con discapacidad en la comunidad firmaron entre enero y octubre un total de 3.743 contratos, un 21,9 % menos que en 2019, según detalla la Fundación Randstad.

Esto implica que se han volatilizado más de un millar frente a las 4.794 contrataciones que se alcanzaron en los diez primeros meses de aquel 2019 sin COVID. El retroceso gallego se sitúa 6,7 puntos porcentuales por debajo del retroceso medio en España, que se situó en el -28,6 %, bajando de los cien mil y situándose en 71.404. Sobre esta cuantía total, los vínculos laborales firmados por personas con discapacidad en la comunidad suponen el 5,2 %.

Por comunidades, la gallega fue la tercera con el retroceso menos pronunciado, tras Andalucía y la Comunitad Valenciana, las dos con el -21,4 %. En el extremo opuesto están Canarias (-46,4 %) y Baleares (-39,4 %).

En un análisis histórico el peor registro en Galicia se dio en 2012, con poco más de dos mil contrataciones. El volumen no dejó de crecer, hasta alcanzar el mayor número en 2018, cuando se rozaron cinco mil (4.838). Por provincias, Ourense sufrió un mayor desplome en comparación con el año pasado (-38,8 %), seguida por Lugo (-32,1 %), después Pontevedra (-25,9 %) y A Coruña, que redujo a un quince por ciento el golpe.

Según la fundación de la empresa de trabajo temporal la crisis generada por la pandemia ha roto una tendencia positiva de siete años, provocando que este indicador del mercado laboral retroceda a niveles de 2014 en España, y a 2015 en el caso gallego.

El estudio destaca que en estos diez primeros meses 13.078 profesionales con discapacidad firmaron un contrato indefinido en el conjunto del Estado, el 18,3 % del total, y 58.326 fueron temporales, el 81,7 %, reparto similar al de 2019. Para más inri, los fijos, con más del treinta por ciento, bajan más que los eventuales, con el vintiocho.

Es destacable la importancia de la conversión de los contratos a indefinidos, ya que el 52% de los contratos indefinidos procede de uno temporal, una tasa 8,8 puntos porcentuales superior a la registrada el año pasado. Esto supone que durante 2020 se llevaron a cabo 6.807 conversiones de contratos temporales a indefinidos.

“Este desplome de la contratación refleja que las personas con discapacidad están sufriendo especialmente la crisis laboral provocada por la pandemia”, asegura María Viver, directora de la Fundación Randstad.

Sostiene que “consideramos que la empleabilidad es fundamental para mejorar las condiciones de vida de ls personas con discapacidad”, destacando que son “profesionales con unas habilidades y un talento de gran valor para las empresas”. La mejor prueba de ello, resalta, es que está aumentando la conversión de contratos temporales a indefinidos.