Había sangre en Desirée, que tenía heridas y “algo rojo” debajo de las uñas

Así lo remarca una sanitaria que llegó al lugar del crimen, el cual cree que fue limpiado // Otro profesional apunta que Sandamil mostraba un “nivel de consciencia máximo” y estaba “tranquila”
Juicio
Ramiro Ponte
un gran despliegue policial custodió ayer a Ana Sandamil, madre de Desirée y su presunta asesina, mientras palabras como “mala bicha”, “filla do demo” e “hija de puta” resonaban con fuerza ante la Audiencia de Lugo. Foto: Eliseo Trigo

“Algo rojo” debajo de las uñas, heridas en la boca, en la comisura de los labios y en el paladar; y claramente sangre, “en una mano más que en la otra”. Así se hallaba el cuerpo de Desirée, según declaró este martes una sanitaria que inspeccionó a la niña. Lo dijo en el marco de la segunda jornada judicial que trata de esclarecer qué sucedió realmente aquella madrugada de mayo, hace casi tres años: última noche que vivió esta pequeña de sólo siete años, supuestamente asesinada a manos de su madre, Ana Sandamil, que hogaño se enfrenta a la prisión permanente revisable en la Audiencia de Lugo.

Ante la sede provincial de la justicia, ayer se vivió la misma escena de tensión que este lunes. Sonaban con fuerza “mala bicha”, “filla do demo” e “hija de puta”, mientras la imputada se abría paso escoltada por agentes de distintos cuerpos. Dentro, la presunta infanticida de Muimenta volvió a fiar la defensa a su estado mental. A la par, los especialistas clínicos daban cuenta de la conducta de la procesada desde el momento en el que la cría apareció sin vida.

En este sentido, la experta sanitaria que llegó al lugar del crimen y valoró el estado de la niña añadió que entonces observó también una zapatilla de deporte y un calcetín llenos de sangre, así como dicho líquido en el suelo, aunque se percató de que había habido una especie de “barrido”.

También subrayó en la sala que le sorprendió que tanto la abuela como la madre de la víctima estuviesen vestidas de calle, “arregladas”, porque no suele ser lo habitual, y que Ana hasta “se había puesto” unos zapatos de tacón.

A esta declaración se sumó la de un técnico de emergencias que asistió tras su posible intoxicación medicamentosa a Sandamil, quien dijo que la encausada respondía a las órdenes “perfectamente”, que su habla era “coherente y normal”, y que daba todos los datos correctos, incluso su número de la tarjeta sanitaria; el médico que la atendió tras su presunto intento de suicidio, que indicó que la mujer mostraba un “nivel de consciencia máximo” y que estaba “tranquila” y “relajada” ; y la enfermera que fue con este doctor, quien confirmó que la imputada respondía “neurológicamente” a todos los estímulos.