La Atención Primaria en Galicia: saturada, prejubilada o enferma

Médicos gallegos del servicio y miembros de diferentes entidades de la comunidad remarcan que las agendas “no son el problema”, lo es la organización // Plantilla escasa, fobias y hasta denuncia
Sanidade
Jorge Garnelo
Carlos Bastida, presidente de SEMG Galicia. Foto: SEMG Galicia

Falta de tiempo para atender al paciente, plantillas de elevada edad media y una prejubilación “masiva” en camino, sanitarios enfermos que hasta entran en pánico al ver un centro de salud, residentes fatigados e impotencia que llega al punto de plantearse formalizar una denuncia contra el Sergas... Médicos de Atención Primaria que han dedicado su vida a salvaguardar la de miles de gallegos ponen de relieve la delicada situación que atraviesa su servicio: “No es un problema de agendas”.

Sin embargo, desde la Consellería de Sanidade han asegurado que la próxima transformación de las agendas no solo vendrá acompañada de reorganización, sino también de mayor dotación de personal e infraestructuras.

“Si en Citroën me piden hacer un modelo de coche y me piden 100 coches por hora necesito tanto material, espacio y empleados. Lo que no pueden es bajar los trabajadores a la mitad y seguir haciendo lo mismo o más. Ahí se entiende que el producto final será un coche que no pase para nada el control de calidad”, comenta Alberto García, médico en el centro de salud Pintor Colmeiro (ubicado en Vigo) y vocal del Colegio Oficial de Médicos de Pontevedra.

Tal como indica el doctor, que lleva ya 36 años en Atención Primaria, suelen comenzar el día con una consulta de 30 pacientes y a lo largo de la jornada se van acumulando urgencias: personas que por distintas patologías hay que atender. Al final, “la mañana la solemos acabar entre 45 y 55 pacientes de media”, manifiesta sobre esa “sobredemanda” que “anda rondando entre 15 y 25 pacientes”.

A ello se suma que, evidentemente, quienes acuden a la consulta piden un tiempo de atención, con “muy buen criterio”, acorde a las necesidades, inquietudes y preguntas que presentan: “Quieren que veamos las pruebas que se les han hecho (...) y tomemos decisiones de cara al futuro”.

Independientemente de todo esto, apunta García, en cualquier instante (como pasa con frecuencia) deben atender una llamada del 061 o una orden de salida, que puede ser a un domicilio particular o a la vía pública.

“Ese conglomerado lo hacemos en una jornada de trabajo. ¿Qué ha pasado con la pandemia? Que muchos profesionales se han jubilado de forma anticipada, otros los tenemos de baja, enfermos... El número de efectivos que tenemos es mucho menor que antes”, remarca.

“La agenda es como todo, si ahora mismo me dicen ‘vas a tener una agenda de 40, organizada así y punto’. Perfecto. Pero si me dicen ‘vas a tener una agenda de 40 y por encima todo lo que llegue urgente de compañeros que no estén se te va a poner a mayores...’ Yo le voy a decir ¿Y donde lo pongo?”, añade García. “El papel todo lo aguanta”.

Cada paciente necesita su tiempo y cada sanitario también, pues “al final enferman” ambos. “Hay mucha gente enferma de verdad, por culpa de esto. Tenemos preocupación porque hay compañeros que no vuelven a trabajar por culpa de eso”, comenta, incidiendo en que “tienen fobia a acercarse a un centro de salud”. Hasta verlos “les genera ansiedad”.

De los 20 residentes que han formado en Pontevedra solo cinco quisieron quedarse para trabajar en Primaria. El resto decidieron marcharse de la provincia, ir a la privada o trabajar en urgencias del hospital. “No es una plaza apetecible”, indica García. La escasez de residentes, unido a las próximas vacaciones, en las que habrá menos personal y más personas que podrían demandar atención médica (con la llegada de numerosos turistas a concellos como Baiona o Sanxenxo) supone otra preocupación.

LA SOBRECARGA. Para Jesús Sueiro, médico en el centro de salud Concepción Arenal (Santiago) y portavoz de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria, el crítico estado de la AP en Galicia no se solventa con la simple creación de unas agendas. No es ese el “problema”, dice, señalando que éstas “pueden ser un mecanismo facilitador del trabajo o pueden entorpecerlo”. No obstante, “la agenda no va a solucionar la sobrecarga”, reconoce asimismo.

Camino de cumplir los 62 años y admitiendo ser prácticamente el “más joven” de los 40 médicos que hay en su ambulatorio, exige “una buena gestión y distribución de la demanda”. Sin la misma, “las agendas seguramente se saturarán el primer día”, indica, explicando que “esto significa más inversión”, el “refuerzo de las áreas administrativas”, la “potenciación de las jefaturas de servicio”, “autonomía a los centros” y una “estructura directiva” que “contemple todas estas cosas y no todo sea lo que diga el hospital”.

Según afirma, están viendo como la plantilla no crece pero sí envejece, lo que está generando más bajas laborales y prejubilaciones. De hecho, advierte que “en la situación en la que estamos se va a producir una jubilación masiva” de numerosos profesionales. A ello se suma que la ciudadanía gallega también envejece. Su edad media aumentó más de cinco años en las últimas dos décadas. “La misma cantidad de población hoy tiene muchos más motivos de consulta” y no son válidos “los criterios de hace 20 años”.

Paralelamente, los futuros especialistas que se abren un hueco como pueden en Atención Primaria acaban desistiendo ante las condiciones del servicio. “Vemos que a los residentes que acaban, que son pocos, les ofrecen contratos mejores y más estables en servicios hospitalarios. “Muy poca gente quiere seguir trabajando”, expone Sueiro, relatando “una tormenta perfecta” en la que sube la cantidad de ausencias y no aumenta el número de coberturas.

“Esto no solo es aquí, pasa en muchos ámbitos del Estado. No hay un compromiso de verdad, serio, de hacer una discriminación positiva. Si no reforzamos Primaria y sólo Urgencias la gente también entiende el mensaje. El sistema cubre lo que es más fácil y necesario”, confiesa. En este sentido, la llegada del verano, que trae consigo las vacaciones y demás permisos, vaciará aún más los centros de salud gallegos ante el descanso de los profesionales.

ESTO “NON PODE SEGUIR ASÍ”. “Realmente da igual a axenda. Nunca controla a cita. Pode ordenar a demanda pero se a demanda existe hai que resolvela”, manifiesta por su parte Ramón Veras, médico del centro de salud de San Xosé (localizado en A Coruña) y portavoz en su provincia de la Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública.

El sanitario coincide en este aspecto con el doctor Sueiro, apuntando asimismo que “dende o 2019, que houbo un conflito con varias folgas, ata agora, non cambiou nada”; de hecho, mantiene que “o único que fixo foi empeorar”, indicando que lleva un año con la sensación de que la Atención Primaria “está pechada”. Como comenta, la gente no consigue cita ni por teléfono.

Veras, quien critica las metas y el discurso que está lanzando Sanidade, como si viniesen a decir “non se preocupen cidadáns que imos meterlles nos obxectivos aos médicos que teñen que ter presencial polo menos en decembro un 60 % e se non fan así pois cobrarán menos”, como si eso “fose algo que dependa de nós”, manifiesta que dicho discurso “é mentira”.

“Eu para ver aos pacientes teño que chamalos primeiro e despois citalos, pero teño que forzar a cita, porque xa non hai cita, co cual estou gastando un tempo no teléfono e despois estou vendo ao paciente polo medio”, dice, indicando que “a Xunta o que está facendo coa Primaria é unha perversión”. “Non están facendo nada en xestión”.

Lo que piden, tal como evidencia, es tener “unha mellor organización” y “tempo para atender aos pacientes”. Ante el este panorama, apunta, “é falaz pensar que a situación cambiou e trasladarlle á opinión pública a sensación de que somos os médicos os responsables da situación de falta de accesibilidade”.

En este contexto, conforme reconoce, solicitará al Sergas que todas sus consultas sean presenciales. Si no se lo permiten, añade, piensa “levar ao Xulgado ao Sergas”. “Non me va a quedar outra porque non me están permitindo facer o meu traballo e ademais lle están dicindo aos pacientes que son eu o responsable”, aclara.

Respecto a las prejubilaciones, destaca “que si é certo e que claro os recursos ao final son menos”, añadiendo igualmente que “a capacidade docente está no límite” a la hora de formar al relevo sanitario. “Teño 60 anos, non podo ver a residentes con desgaste cando ainda son residentes e iso é pola situación que estamos vivindo”, admite.