La concentración bancaria se notará más en Galicia que en el resto de España

La fusión CaixaBank-Bankia tendrá aquí su cuarta menor cuota en oficinas con un 15 % // Abanca mueve cuatro de cada 10 euros
Banca
Santi Riveiro
El economista y miembro del Grupo Colmeiro Eugenio Lalinde. Foto: E. L.

Si atendemos a los datos sobre la madre de todas las fusiones, CaixaBank-Bankia, que nos aportan los expertos de Credit Suisse, Galicia será, tras Extremadura (11), Aragón (12 %) y Asturias (13 %) la comunidad donde esta operación contará con menor cuota de mercado medida en oficinas, que sitúan en un 15 %. Sin embargo, aquí cuatro de cada diez euros los mueve Abanca, con Santander en segunda posición con una cuarta parte –gracias a lo que fue aquí el Pastor-Popular– y ya por detrás de la resultante de la nueva integración BBVA y Sabadell como protagonistas.

El economista del Grupo Colmeiro, Eugenio Lalinde, que fue director xeral de Política Financeira e do Tesouro en la etapa final del Bipartito, argumenta que “en Galicia el grado de concentración bancaria es incluso superior” a la del resto de España, “con un oligopolista dominante ya que Abanca tiene una cuota del 42,3% en depósitos y del 34,4% en créditos y porcentajes superiores en oficinas y empleados”. Apunta que el Santander, “tras absorber al Popular y fundamentalmente al Pastor”, tiene el 28,9 %, por el 9 % de CaixaBank, al que sumar ahora Bankia.

Por ello considera que aquí se agudizarán algunos problemas que la operación provocará en todo el Estado.

Explica Lalinde que “la banca goza de una, quizá, merecida mala imagen”, aunque contra lo que pueda parecer “hoy en día no es un buen negocio”. La prueba está en el “espectacular” deterioro de sus cotizaciones, muy superior a la caída del conjunto de la bolsa española. En cuanto a la rentabilidad, “la mayoría de sus ratios financieros experimentaron un continuo deterioro el último decenio”.

Sin embargo, reconoce, su papel es “imprescindible en el conjunto de la economía ya que canalizan el ahorro hacia la inversión asignando eficientemente los recursos”. Son, apunta Lalinde, “depositarios del ahorro de los particulares, las empresas y las instituciones, y realizan todo tipo de servicios financieros”.

Por ello se debe velar por su actividad, algo que atestiguan los más de 62.000 millones de euros públicos aportados a las instituciones financieras, “fundamentalmente cajas de ahorro, que se encontraban en situación de quiebra técnica”. Se salvó con este movimiento el ahorro de las familias, “ya que el Fondo de Garantía de Depósitos era absolutamente insuficiente”.

Para evitar situaciones similares, bancos centrales como el BCE obligaron a los bancos a tener “un mayor coeficiente de fondos propios”. Sumado esto al entorno de tipos de interés bajos o negativos, y a la sobrecapacidad de oficinas y mano de obra, se obligó al sector a acometer “importantes y urgentes programas de reestructuración para continuar siendo rentable”. “La reducción del número de sucursales y de la plantilla, tanto en oficinas como en servicios centrales, así como la disminución de los gastos generales, son las medidas más significativas para la obligada reestructuración”, explica Eugenio Lalinde.

NUEVA OLEADA. Tras varios procesos de integraciones llega la fusión de Bankia y CaixaBank, que “dará lugar a una entidad que representa un 31 % de los créditos y un 28,4 % de los depósitos del sistema financiero español y un porcentaje incluso superior en oficinas y plantillas. Añadiendo el Santander y el BBVA la cuota de mercado conjunta se situaría en alrededor del 75 % del mercado”.

Para este economista del Colmeiro “esta concentración dará lugar a un oligopolio con una entidad dominante”, que será aún mayor “si se confirman las muy probables nuevas fusiones”, en un proceso mucho más acentuado, cree, “al existente en la gran mayoría de los países de la UE”. A pesar de las ventajas para las entidades, Lalinde cree que esta situación no es “ni socialmente deseable ni económicamente eficiente”.

Apunta que provocará “una reducción en el empleo, un menor grado de competencia y, como consecuencia del cierre de oficinas, especialmente en el ámbito rural, un problema de exclusión financiera de las personas con menos recursos”.

Estos “efectos colaterales“ podrían haberse evitado, explica, si las fusiones, como instaba el BCE, “fuesen transfronterizas, entre bancos de distintos países de la Unión”. Traslada la pregunta de por qué no se hizo así a las autoridades financieras españolas y europeas, así como del Gobierno central.

Estima Lalinde que la reestructuración supondrá el cierre de unas 1.500 oficinas (el 25 % de la red) y la reducción de unos 8.000 empleados (el 15 % de la plantilla), con un coste de “unos 2.200 millones de euros a los que se hará frente con el exceso de capital originado por las plusvalías de fusión”.

Mientras Barclays calcula que la fusión elevaría el beneficio conjunto de los dos bancos un 18 % en 2022, dice este economista, Moody’s advierte de que sumar Bankia a CaixaBank no creará un banco más fuerte y que las ventajas en eficiencia pueden tardar en materializarse y requerir costes de reestructuración significativos, por lo que no les mejorará el rating.