Lastre en las ventas de la industria por el golpe a sus pesos pesados

La amenaza a Alcoa, Alu Ibérica, Ence y Vestas son un freno // Se suma el ocaso térmico y naval a unos precios energéticos que se disparan y a la crisis de los chips
José Calviño
Operarios de Alu Ibérica no cejan en su lucha y se manifestaban ante la sede de la Delegación del Gobierno. Foto: Gallego

La coyuntura industrial en Galicia es más complicada, si cabe, que en el conjunto del Estado. A una subida de precios energéticos que acumula repuntes interanuales de al menos el 40 %, se le añade la crisis de los microchips, que obliga al ecosistema de la automoción gallego, Stellantis Vigo (antigua PSA) incluido, a trabajar al ralentí; también buena parte del naval vigués tocado y a punto de hundirse, con Barreras en busca de dueño y la antigua Vulcano sin vías para asentarse en el puerto olívico; el cierre de la térmica de carbón de Meirama (Naturgy) aún colea, y que resucite por unos días la de As Pontes supone un espejismo; Alcoa y Alu Ibérica, el alumino primario gallego, no levantan cabeza, y Ence tiene fecha de caducidad si nada lo remedia, lo mismo que Vestas.

El comité de empresa de la fábrica de componentes eólicos de Viveiro avisaban de la convocatoria de una nueva manifestación para el próximo lunes en Santiago, previa a la una nueva reunión de la mesa industrial constituida por la Xunta. Buscan hacer ruido, que se les escuche.

Este cortocircuito industrial se acelera mientras el gas se catapulta sobre cien euros en el mercado mayorista y el megavatio hora de la luz sigue fuerte sobre los doscientos. Sin embargo, en agosto la cifra de negocios de la industria española crecía un 17,1 % interanual, sobre el primero y esperemos peor año de la pandemia, velocidad de crucero que en Galicia cae a la tercera parte: repunta, sí, pero un 5,6 %.

Los datos del INE señalan una aceleración en el crecimiento estatal, pues crece 6,5 puntos frente al dato de julio, aunque el dato sea 50 puntos inferior al de abril, cuando se registró el mayor repunte de toda la serie histórica. La comparativa era con la España paralizada por el virus.

Tras este último repunte, la facturación de la industria suma seis meses consecutivos de ascensos tras haber encadenado anteriormente un año de tasas interanuales negativas por la pandemia.

Aluminio amenazado. Como cada jueves, los trabajadores de la planta de Alu Ibérica en A Coruña volvían a reclamar en las calles herculinas un futuro, tras la intervención judicial que está aflorando multitud de prácticas ilícitas, que presuntamente dejaron a la compañía vendida por Alcoa primero a Parter Capital, y luego de forma más que opaca al Grupo Riesgo.

Con los responsables de la descapitalización en los banquillos, y su plantilla clamando en las calles por un futuro, el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, apelado a “dejar trabajar” a la justicia. Sin embargo, también tiraba balones fuera: recalcaba que la competencia en industria es “exclusivamente de la Xunta”, y que el Gobierno está aquí “para colaborar” y que se puedan “mantener los puestos de trabajo”.

Sobre Alcoa San Cibrao , en plena huelga y a la espera de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre el recursos a la sentencia que invalidaba el ERE a más de medio millar de empleados que planteaba la compañía, Miñones argumentó sobre la necesidad de sumar “entre todos” para lograr que la estadounidense “venda” la factoría.

Guerra del papel. Ence es otro gran punto de fricción entre administraciones. El embajador de Moncloa en Galicia manifestó que la voluntad es que la pastera “se quede en Galicia, a poder ser en la provincia de Pontevedra”, culpando a la Xunta del tiempo “perdido” para la búsqueda de una alternativa a la actual ubicación de la planta.

Un mensaje previo a la reunión en Madrid del presidente y el vicepresidente económico de la Xunta con la vicepresidenta tercera y titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que culpa a San Caetano de no ofrecer “terrenos factibles y viables” para una recolocación a la que, por otra parte, se niega Ence.

El vicepresidente primero en la autonomía, Alfonso Rueda, respondió a Miñones que el Ejecutivo central asumió ese compromiso a través del secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán: encargar un estudio de esas posibles alternativas a Lourizán para la celulosa. Le vino a decir que se informe antes de hacer declaraciones.